Título: El sustituto (en el idioma original, The Replacement).
Autor: Brenna Yovanoff.
Sinopsis: En apariencia, Gentry podría pasar por una ciudad más. Pero Gentry tiene dos caras, tan opuestas entre sí como el día y la noche. [...] En Gentry se da por hecho que, cada siete años, un niño morirá… O mejor dicho, como Mackie Doyle sabe de sobra, que un pequeño será raptado de su cuna y suplantado por un doble que, al poco tiempo, fallecerá y será enterrado sin que nadie vuelva a hablar de ello. [...]. Él es lo que en Gentry todos temen, pertenece pero no «existe». Él fue en su día el sustituto. [...] (Extracto de la introducción).
Formato: Digital (epub).
¿Qué les puedo decir? No sé si alguien lo recuerde (o siquiera lo sepa), pero a veces soy débil ante las portadas cuando ando descargando libros. En esta ocasión así fue, aunque no porque la susodicha fuera particularmente bonita, sino que entra en la categoría de las "intrigantes", esas que tienen un no-sé-qué por el cual te les quedas mirando fijamente. Así las cosas, y con la introducción que se carga, lo propuse para la lectura conjunta en un grupo de Whatsapp en el que participo (cuyo banner pueden ver en la barra lateral derecha del blog), pero dos veces seguidas no salió sorteado, así que pensé "¿por qué no leerlo este mes?", considerando que va a ser Halloween el último día...
Gentry es una ciudad en la cual, por lo que parece, las cosas van bien. Pero si alguien se fija bien, las personas sienten cierto temor, no dejan de usar amuletos, de colgar adornos de hierro o de honrar el recuerdo de una vieja leyenda, en forma de la quema de una bruja. Eso por nombrar algunas cosas. Mackie (Malcolm) Doyle sabe que hay más detrás de ello, sobre todo porque él mismo forma parte de algo que se intenta ignorar con todas sus fuerzas: aquellos niños que "cambian" de la noche a la mañana, para luego morir y llenar a las familias de una terrible sensación de pérdida.
Desde el comienzo, acompañamos a Mackie en lo que es su día a día sabiéndose fuera de lugar, un ser que no es del todo humano y que, tal vez, debió morir hace bastante tiempo, aunque por ciertas razones (entre ellas su "familia"), sigue con vida. En su ciudad, Gentry, las cosas pasan y no pasan, pero Mackie no sabe a ciencia cierta de qué se trata hasta que llega a sus oídos una noticia que le hace ver las cosas desde otra perspectiva: se está muriendo. ¿Pero acaso no es el mismo malestar de siempre ante el hierro, la sangre y la vida en general en Gentry? Al parecer, la respuesta es no.
Nos adentramos así a un sitio que guarda sus secretos, en el cual se ha vivido por mucho tiempo de cierta manera y nadie es capaz de decirlo en voz alta. Hay algo, en las sombras, que parece darle prosperidad y buenas cosechas a los pobladores, pero el precio a pagar no le es grato a ambas partes: ni a quienes lo pagan ni a quienes lo cobran. Vamos, incluso esos seres que, como descubre Mackie, dan a Gentry su "buena fortuna", parecen estar divididos en bandos. Así, ¿cómo espera Mackie pasar desapercibido y vivir más allá de su adolescencia? Eso es algo que tendrá que descubrir cuando, primero, se vea involucrado con "los suyos" y segundo, cuando decida si sobrevivir es mejor que vivir con la culpa.
Si esperan hallar algo de humor o alegría, no creo que sea una novela que deban leer. El ánimo de Mackie es, la mayor parte del tiempo, depresivo. Se sabe distinto a la gente que lo rodea, que no encaja, por lo que se pregunta constantemente a dónde pertenece e incluso si debería seguir donde está. Vamos, directamente el chico se imagina lo que habría pasado si hubiera tenido el mismo final que otros como él: tres metros bajo tierra en el cementerio. Y bueno, eso no resulta alentador, así que gente con tendencia a entristecerse, si leen este libro, favor de no tomarse demasiado en serio a Mackie. No lo hace con mala intención.
Por otro lado, hay varios personajes pintorescos que conocemos a través de Mackie, tanto buenos como malos, siendo algunos de ellos quienes intentan explicarle las razones tras los sucesos de Gentry, aunque él no los acepte tal cual. Hay desde los más sencillos como compañeros de escuela, hasta los siniestros como quien está tras los niños sustituidos a mitad de la noche. ¿Qué y por qué hace eso? ¿A dónde van los niños sustraídos? ¿Qué obtienen esos seres con ese intercambio y qué obtienen los ciudadanos de Gentry? Esas son preguntas que obtienen respuesta, aunque quizá no de una manera convencional o siquiera satisfactoria.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
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