sábado, 23 de marzo de 2024

Tinta a la Carta CXXXIX: Merienda en cuatro tiempos

~Aperitivo~
La chica de los prodigios
(Jason Mott)
—En un giro de los acontecimientos, hasta ahora inexplicable —continuó la presentadora tras explicar cómo habían quedado atrapados bajo los escombros—, esta niña, Ava Campbell, curó de algún modo las heridas de su amigo. —En la pantalla había una foto de Wash mientras lo sacaban de entre las ruinas. Tenía la ropa hecha jirones y socorrían la parte de su estómago, donde hasta hacía un momento había habido una herida horrible—. El chico estaba absolutamente curado —repitió la periodista, pronunciando las palabras despacio y con una elocución impecable.
—¡Mira! —exclamó Wash entusiasmado, señalando la televisión. Volvió a mirar a Ava y de nuevo se subió la camisa, como si verificara que lo que ella veía en la pantalla y lo que veía en ese momento, en la vida real, era igual de cierto—. Lo hiciste de verdad. ¡Lo hiciste de verdad! —Sonreía otra vez de oreja a oreja, lleno de asombro, impresionado.
—No es verdad —replicó Ava, que cerró los ojos y sacudió la cabeza—. Es una broma, ¿no?
 
~Entrada~
Asedio y Tormenta
(Leigh Bardugo)
Sonó un grito:
—¡A las dos desde la proa, a estribor!
Como una, nuestras cabezas se giraron, y me quedé quieta. Algo se estaba moviendo en la niebla, una forma blanca resplandeciente y ondulante.
—Por todos los Santos —resopló Mal.
En ese momento, el lomo de la criatura rompió las olas y su cuerpo cortó el agua en un arco sinuoso, con todos los colores del arcoíris reflejados en sus escamas iridiscentes.
Rusalye.
 
~Plato Fuerte~
Clea
(Lawrence Durrell)
—[…]. Esta noche tengo que levantarme por un par de horas para practicar una corta caminata; es extraordinario lo débil que uno se siente por la simple falta de práctica. Después de un par de semanas en cama uno pierde el dominio de sus piernas. Y no debo caerme mañana, si no la gente va a pensar que estoy otra vez borracho y eso no debe ocurrir. En cuanto a usted, trate de encontrar a Clea.
—Iré al estudio a ver si está trabajando.
—Me alegro de que haya vuelto.
—Yo también, aunque de una manera extraña.
Era difícil, en el tráfago inconexo y deslumbrador de la calle, no sentirse como un antiguo habitante de la ciudad, que regresa del otro lado de la tumba para visitarla. ¿Dónde podría encontrar a Clea?
 
~Postre~
Everless. La Hechicera y el Alquimista
(Sara Holland)
Él no puede detenerme.
Después de que papá ahuyentara a Liam aquella noche en que yo tenía doce años, él decidió cambiar nuestro pasado. El hecho de que los aldeanos supieran que el desacreditado herrero de los Gerling había aterrizado en medio de ellos, despertaría asombro, preguntas: ¿Por qué había abandonado tan alta posición por una miserable vida en el pueblo? Peor: ¿qué pasaría si Liam nos encontraba otra vez y llevaba a cabo una mezquina venganza? Será más fácil, propuso papá, crear una historia típica y aburrida: un granjero y su hija abandonan el campo después de una plaga. Él me enseñó a mentir para que nadie nos observara muy detenidamente.
Lo que no sabe es que me enseñó muy bien.

Con mis agradecimientos para Nea Poulain, por la idea para el ciclo de entradas "Tinta a la Carta".

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