Título: Rayuela.
Autor: Julio Cortázar.
Sinopsis: "Contranovela", "crónica de una locura", "el agujero negro de un enorme embudo", un feroz sacudón por las solapas", "un grito de alerta", "una especie de bomba atómica", "una llamada al desorden necesario", "una gigantesca humorada", "un balbuceo"... Con estas y otras expresiones se aludió a Rayuela, la novela que Julio Cortázar comenzó a soñar en 1958, se publicó en 1963 y a partir de entonces cambió la historia de la literatura así como sacudió la vida de miles de jóvenes en todo el mundo. [...] (Extracto de la contraportada de mi ejemplar).
Editorial de mi ejemplar: Santillana Ediciones Generales, S. L., a través de Alfaguara.
¿Qué les puedo decir? Hay novelas que, a través del tiempo, la gente las vuelve clásicas, pero que personalmente no me da la gana tocar. Eso pasó con Rayuela mucho tiempo, hasta que mi curiosidad fue realmente alentada cuando salió la edición conmemorativa. Es decir, pensé que si me decidía a lanzarme con esto, debía valer la pena la inversión (Bell rueda los ojos). Aunque claro, ha tenido sus altibajos; tanto así, que el apodo que este libro se ha ganado es "la novela-antes-botada".
Horacio Oliveira es un argentino que ha vivido en París cierto tiempo, formando con su grupo de amigos algo a lo que llaman Club; con ellos, cada cierto tiempo, se reúne y discute varias cosas, sobre todo a cierto autor. En el grupo está su amante en turno, la Maga; o mejor dicho, la Maga llegó al grupo sin avisar y sin acabar de encajar completamente. Pasan varias cosas, entre sueño y realidad (casi todas la segunda cosa), hasta que Oliveira es regresado a su tierra de manera más que curiosa, aunque él se resiste categóricamente a hablar de ello.
Si lo anterior es, muy resumida, la historia a contar, ¿por qué el revuelo con esta novela? Oh, mis queridos incautos (?), eso no es algo que se descubra así, sin más.
Para empezar, deben saber que hay dos formas de empezar a leer esta sopa de capítulos que es Rayuela: como cualquier persona normal, por el capítulo 1 [que fue mi primer (sí, primer) intento]; o por el contrario, arriesgarse a ir hasta el capítulo 73 y de allí, seguir la confusa y extraña senda que marca la historia (y el libro, a través de unos numeritos). Por cualquier lado que empieces, la historia a contar es la misma, aunque de una manera tiene más añadidos que en otra. Y bueno, si tienen curiosidad, lo confesaré: leer de manera convencional no me dejaba avanzar en absoluto, así que después del primer abandono (¿ven por qué es "la novela-antes-botada"?), intenté el otro orden, tardándome una eternidad, pero al menos logrando avanzar un poco más.
Por otro lado, el estilo de Cortázar es igual que amalgama de texto de la que habla la presente entrada. A veces daba la impresión de no tener orden ni concierto, pero una vez que te concentras, tiene algo de sentido. Y digo "algo" a falta de una palabra mejor, debido a que no terminé de simpatizar con Oliveira, sus amigos en París y menos con aquellos que lo reciben al regresar a la patria. Al final, llegas a creer que el viaje de Horacio para atravesar el Atlántico y ser depositado en su país, tristemente, acabó por volverlo loco. Y espero no ser la única en creerlo.
No puedo decir que adoré a Cortázar. Discúlpenme, pero no (Bell se va al refugio anti-bombas). Rayuela fue un trauma desde que empecé a leerlo la primera vez, poco después de renunciar a mi anterior empleo. Creo que la historia de cómo leí esta novela es digna de parecerse a las desdichas de Oliveira, aunque no diré que están a su nivel, más que nada por mí: la novela podrá tener muchos aciertos según aquellos entendidos en la materia literaria, pero sinceramente, para una simple mortal como su servidora ha sido un alivio, más que un placer, haber terminado la lectura.
Lo anterior, como me ha pasado en otras ocasiones, no demerita la calidad de la obra en cuestión. Hay gente que adora este libro y tiene todo mi respeto, porque yo no pude conseguir algo así. Hay gente que odia este libro y no entiendo realmente por qué, ya que no es completamente un enredo a resolver. Y hay gente que jamás leerá este libro y de la cual formé parte por mucho tiempo... deseando a veces haberme quedado así.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
Editorial de mi ejemplar: Santillana Ediciones Generales, S. L., a través de Alfaguara.
¿Qué les puedo decir? Hay novelas que, a través del tiempo, la gente las vuelve clásicas, pero que personalmente no me da la gana tocar. Eso pasó con Rayuela mucho tiempo, hasta que mi curiosidad fue realmente alentada cuando salió la edición conmemorativa. Es decir, pensé que si me decidía a lanzarme con esto, debía valer la pena la inversión (Bell rueda los ojos). Aunque claro, ha tenido sus altibajos; tanto así, que el apodo que este libro se ha ganado es "la novela-antes-botada".
Horacio Oliveira es un argentino que ha vivido en París cierto tiempo, formando con su grupo de amigos algo a lo que llaman Club; con ellos, cada cierto tiempo, se reúne y discute varias cosas, sobre todo a cierto autor. En el grupo está su amante en turno, la Maga; o mejor dicho, la Maga llegó al grupo sin avisar y sin acabar de encajar completamente. Pasan varias cosas, entre sueño y realidad (casi todas la segunda cosa), hasta que Oliveira es regresado a su tierra de manera más que curiosa, aunque él se resiste categóricamente a hablar de ello.
Si lo anterior es, muy resumida, la historia a contar, ¿por qué el revuelo con esta novela? Oh, mis queridos incautos (?), eso no es algo que se descubra así, sin más.
Para empezar, deben saber que hay dos formas de empezar a leer esta sopa de capítulos que es Rayuela: como cualquier persona normal, por el capítulo 1 [que fue mi primer (sí, primer) intento]; o por el contrario, arriesgarse a ir hasta el capítulo 73 y de allí, seguir la confusa y extraña senda que marca la historia (y el libro, a través de unos numeritos). Por cualquier lado que empieces, la historia a contar es la misma, aunque de una manera tiene más añadidos que en otra. Y bueno, si tienen curiosidad, lo confesaré: leer de manera convencional no me dejaba avanzar en absoluto, así que después del primer abandono (¿ven por qué es "la novela-antes-botada"?), intenté el otro orden, tardándome una eternidad, pero al menos logrando avanzar un poco más.
Por otro lado, el estilo de Cortázar es igual que amalgama de texto de la que habla la presente entrada. A veces daba la impresión de no tener orden ni concierto, pero una vez que te concentras, tiene algo de sentido. Y digo "algo" a falta de una palabra mejor, debido a que no terminé de simpatizar con Oliveira, sus amigos en París y menos con aquellos que lo reciben al regresar a la patria. Al final, llegas a creer que el viaje de Horacio para atravesar el Atlántico y ser depositado en su país, tristemente, acabó por volverlo loco. Y espero no ser la única en creerlo.
No puedo decir que adoré a Cortázar. Discúlpenme, pero no (Bell se va al refugio anti-bombas). Rayuela fue un trauma desde que empecé a leerlo la primera vez, poco después de renunciar a mi anterior empleo. Creo que la historia de cómo leí esta novela es digna de parecerse a las desdichas de Oliveira, aunque no diré que están a su nivel, más que nada por mí: la novela podrá tener muchos aciertos según aquellos entendidos en la materia literaria, pero sinceramente, para una simple mortal como su servidora ha sido un alivio, más que un placer, haber terminado la lectura.
Lo anterior, como me ha pasado en otras ocasiones, no demerita la calidad de la obra en cuestión. Hay gente que adora este libro y tiene todo mi respeto, porque yo no pude conseguir algo así. Hay gente que odia este libro y no entiendo realmente por qué, ya que no es completamente un enredo a resolver. Y hay gente que jamás leerá este libro y de la cual formé parte por mucho tiempo... deseando a veces haberme quedado así.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
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