Título: El laberinto de los espíritus.
Autor: Carlos Ruiz Zafón.
Sinopsis: En la Barcelona de finales de los años 50, Daniel Sempere ya no es aquel niño que descubrió un libro que habría de cambiarle la vida entre los pasadizos del Cementerio de los Libros Olvidados. [...]. Una conjura mucho más profunda y oscura de lo que nunca podría haber imaginado despliega su red desde las entrañas del Régimen. Es entonces cuando aparece Alicia Gris, un alma nacida de las sombras de la guerra, para conducirlos al corazón de las tinieblas y desvelar la historia secreta de la familia… aunque a un terrible precio. [...] (Extracto de la introducción).
Formato: epub.
¿Qué les puedo decir? Cuando salió publicado este libro en México, en físico, ya tenía los otros tres. Sin embargo, haciendo gala de mis usuales ganas de tener una saga lo más uniforme posible (aparte del consabido precio con el que suelen estrenarse las obras de autores famosillos), estoy decidida a que si lo compro, esperaré a que salga en edición de bolsillo... Cosa que tal vez no ocurra en un futuro cercano, debido a su grosor en la edición actual (que es bastante). Solo por eso hallan esta entrega en las lecturas electrónicas, porque quería acabar la saga al hilo (como casi siempre procuro hacer) y porque Ruiz Zafón fue malvado con ese epílogo de El prisionero del cielo, que gritaba "Continuará" por todas partes.
En esta novela, Ruiz Zafón parece querer distraernos un rato de los personajes principales que hemos aprendido a querer (aunque nos saquen algo de quicio), porque nos presenta a unos personajes que, al principio, poco o nada parecen estar relacionados con los conocidos, ya que siguen la pista de algo siniestro que predominó durante una de las épocas más oscuras de España. Sin embargo, conforme uno de estos nuevos personajes (Alicia Gris, mujer misteriosa, solitaria y para nada ordinaria) se acerca a descubrir lo que necesita, es cuando se entrelaza con los Sempere y compañía, removiendo cosas que surgieron en El prisionero del cielo y que, por más que pese, no se pueden olvidar fácilmente.
Tal vez estarán cansados de oírlo, pero en serio, ¿qué pensaba Ruiz Zafón con una historia como esta? Es complicada, y en cierto sentido fascinante, pero hay cosas que no tienes ni la menor idea de por qué las escribió como lo hizo, o por qué se tomó la molestia de crear a X personaje y darle el papel que le tocó jugar. En ocasiones las dudas son resueltas de tal forma, que te olvidas del malestar que te causaban al inicio, pero hay otras que, aunque te las aclaren, siguen causando cierta incomprensión. Lo que mencionaba antes, que el libro físico es grande, no solamente es por su grosor, sino porque la trama principal, el meollo del asunto en esta ocasión, no está hecho de manera sencilla, sino que es producto de que las subtramas de los otros personajes se empiecen a entrelazar, cada vez de forma más cercana, hasta que los conflictos caigan por su propio peso y todo se resuelva de manera más o menos buena.
Por otro lado, cuando lo peor parece haber quedado atrás, ¿se puede dejar atrás lo que sucedió? Hay quien cree que deben contarse los hechos, de una forma u otra, así que a esa tarea se dedican unos cuantos. Esto parece solo el modo de Ruiz Zafón para enfatizar que la palabra escrita es fundamental en esta saga suya, donde los escritores malditos, los libros intrigantes y El Cementerio donde ambos se juntan, no dejan de originar preguntas, varias de las cuales, para bien o para mal, se llegan a responder.
Llegué a decir, durante mi lectura de toda la saga, que quería de eso que se fumara Ruiz Zafón al escribir esto. Lo sigo diciendo, aunque no de todo el contenido. Tengo mis detalles predilectos y con una novela tan extensa como El laberinto de los espíritus, eso es lo mejor. Me quedo con los personajes que más me gustaron y los giros que me sorprendieron; lo demás, se los dejo a quienes puedan apreciarlos sin marearse con la trama.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
(Leído en 2017)
En esta novela, Ruiz Zafón parece querer distraernos un rato de los personajes principales que hemos aprendido a querer (aunque nos saquen algo de quicio), porque nos presenta a unos personajes que, al principio, poco o nada parecen estar relacionados con los conocidos, ya que siguen la pista de algo siniestro que predominó durante una de las épocas más oscuras de España. Sin embargo, conforme uno de estos nuevos personajes (Alicia Gris, mujer misteriosa, solitaria y para nada ordinaria) se acerca a descubrir lo que necesita, es cuando se entrelaza con los Sempere y compañía, removiendo cosas que surgieron en El prisionero del cielo y que, por más que pese, no se pueden olvidar fácilmente.
Tal vez estarán cansados de oírlo, pero en serio, ¿qué pensaba Ruiz Zafón con una historia como esta? Es complicada, y en cierto sentido fascinante, pero hay cosas que no tienes ni la menor idea de por qué las escribió como lo hizo, o por qué se tomó la molestia de crear a X personaje y darle el papel que le tocó jugar. En ocasiones las dudas son resueltas de tal forma, que te olvidas del malestar que te causaban al inicio, pero hay otras que, aunque te las aclaren, siguen causando cierta incomprensión. Lo que mencionaba antes, que el libro físico es grande, no solamente es por su grosor, sino porque la trama principal, el meollo del asunto en esta ocasión, no está hecho de manera sencilla, sino que es producto de que las subtramas de los otros personajes se empiecen a entrelazar, cada vez de forma más cercana, hasta que los conflictos caigan por su propio peso y todo se resuelva de manera más o menos buena.
Por otro lado, cuando lo peor parece haber quedado atrás, ¿se puede dejar atrás lo que sucedió? Hay quien cree que deben contarse los hechos, de una forma u otra, así que a esa tarea se dedican unos cuantos. Esto parece solo el modo de Ruiz Zafón para enfatizar que la palabra escrita es fundamental en esta saga suya, donde los escritores malditos, los libros intrigantes y El Cementerio donde ambos se juntan, no dejan de originar preguntas, varias de las cuales, para bien o para mal, se llegan a responder.
Llegué a decir, durante mi lectura de toda la saga, que quería de eso que se fumara Ruiz Zafón al escribir esto. Lo sigo diciendo, aunque no de todo el contenido. Tengo mis detalles predilectos y con una novela tan extensa como El laberinto de los espíritus, eso es lo mejor. Me quedo con los personajes que más me gustaron y los giros que me sorprendieron; lo demás, se los dejo a quienes puedan apreciarlos sin marearse con la trama.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
(Leído en 2017)
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