Autor: Sue Grafton.
Sinopsis: David Barney, acusado de matar a su riquísima mujer Isabelle, llevaba cinco años absuelto cuando aparece muerto el detective Morley Shine, encargado por Lonnie -el abogado del primer marido de Isabelle- de investigar el caso con el fin de reabrirlo e impedir que Barney se apodere definitivamente de la fortuna de su esposa. Cuando Kinsey Millhone acepta hacerse cargo del asunto, está convencida de que se trata tan sólo de atar unos cuantos cabos sueltos [...]. Pero su sorpresa es mayúscula cuando se encuentra con que los archivos de Shine están patas arriba [...]. (Extracto de la introducción).
Formato: epub.
¿Qué les puedo decir? Cuando te lanzan en una novela algo como "X personaje es acusado de algo y presume de ser inocente", me ha tocado que la mayoría de las veces sí, es inocente. Así, cuando leí de qué iba a tratar esta aventura de Kinsey, pensé que por ahí irían los tiros, con todo y los pequeños desvíos a la trama que el Alfabeto del Crimen no dejaba de soltar a veces. ¿Cómo fue el asunto? Vamos a averiguarlo.
A Kinsey la llaman para un caso. No es novedad, solo que en esta ocasión, es más bien retomar las cosas donde un colega las dejó, porque el susodicho ya no puede hacerlo. Hasta ahí, la cosa no parece tan difícil, ¿verdad? Más cuando parece que la mayor parte del asunto es clara: un marido acusado de asesinato fue absuelto pero no quieren que se apropie de lo que la difunta dejó de herencia porque lo consideran culpable. Quitando el que el acusado sea realmente un homicida, Kinsey comienza a pensar que la cosa no será pan comido cuando ve el trabajo que llevaba su colega y resulta que no es lo más ordenado del planeta. Le tocará a ella no solo desenredar ese desastre, sino aclarar las cosas de una buena vez, ¿el tipo mató a su esposa o no?
Además del misterio en turno, a Kinsey le toca retomar lo que otro dejó sin completar. Si eres alguien que alguna vez llegaste a suplir a alguien a un trabajo, sabes que pueden pasar dos cosas: o todo está en orden o tienes que poner el orden. A nuestra Kinsey le toca lo segundo, lo que la hace renegar como nunca de su predecesor y enseguida, debe ponerse a revisar todo lo que puede para que el caso se resuelva. Si bien hay razones para que el trabajo del colega esté hecho un lío, no todas son porque el tipo fuera el mejor en el negocio, lo que incluye la honestidad y eso, como en otras novelas del Alfabeto del Crimen, al principio parece que es un detalle que estorba más que ayudar, pero al final es muy probable que sea todo lo contrario.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
(Leído en 2018)
A Kinsey la llaman para un caso. No es novedad, solo que en esta ocasión, es más bien retomar las cosas donde un colega las dejó, porque el susodicho ya no puede hacerlo. Hasta ahí, la cosa no parece tan difícil, ¿verdad? Más cuando parece que la mayor parte del asunto es clara: un marido acusado de asesinato fue absuelto pero no quieren que se apropie de lo que la difunta dejó de herencia porque lo consideran culpable. Quitando el que el acusado sea realmente un homicida, Kinsey comienza a pensar que la cosa no será pan comido cuando ve el trabajo que llevaba su colega y resulta que no es lo más ordenado del planeta. Le tocará a ella no solo desenredar ese desastre, sino aclarar las cosas de una buena vez, ¿el tipo mató a su esposa o no?
Además del misterio en turno, a Kinsey le toca retomar lo que otro dejó sin completar. Si eres alguien que alguna vez llegaste a suplir a alguien a un trabajo, sabes que pueden pasar dos cosas: o todo está en orden o tienes que poner el orden. A nuestra Kinsey le toca lo segundo, lo que la hace renegar como nunca de su predecesor y enseguida, debe ponerse a revisar todo lo que puede para que el caso se resuelva. Si bien hay razones para que el trabajo del colega esté hecho un lío, no todas son porque el tipo fuera el mejor en el negocio, lo que incluye la honestidad y eso, como en otras novelas del Alfabeto del Crimen, al principio parece que es un detalle que estorba más que ayudar, pero al final es muy probable que sea todo lo contrario.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
(Leído en 2018)
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