Autor: Laini Taylor.
Sinopsis: [...] La joven Karou ha tomado el control sobre la rebelión quimérica y ahora el futuro de su raza depende de ella, si es que aún queda futuro para las quimeras en Eretz, una tierra asolada por la guerra. Pero cuando el brutal ejército de serafines de Jael traspasa al mundo humano, lo impensable se convierte en esencial: Karou y Akiva tendrán que unir sus ejércitos para luchar contra un enemigo común. Esta unión de ambos ejércitos es una versión alterada de su antiguo sueño, donde ángeles y quimeras conviven juntos, en paz. Pero ¿habrá lugar en este nuevo mundo para el imperdonable amor entre un ángel y un demonio? [...] (Extracto de la solapa de la portada de mi ejemplar).
Editorial de mi ejemplar: Santillana Ediciones Generales, S. A. de C. V. (a través de Alfaguara).
¿Qué les puedo decir? Hemos llegado, finalmente, al final de la trilogía de Taylor, por muchos esperado, por otros no tanto. A la fecha de publicación de la presente entrada, si no mal recuerdo, la publicación en español no habrá cumplido ni un año; más aún, seguramente habrán salido varias reseñas al respecto, pero como es mi blog y mi particular orden de lecturas, saco lo que me pega la real gana. Y conociéndome, los lectores habituales saben que trato de ser imparcial, aunque sin dejar de lado por ello mis propias opiniones. Bien, aquí vamos.
Tras lo sucedido en Días de Sangre y Resplandor, las criaturas de Eretz, serafines y quimeras, deben prepararse para una batalla sin precedentes, en la cual tienen un enemigo común y, por lo tanto, conviene más unir fuerzas que diezmarse unos a otros. Por otro lado, los escenarios varían más, se ven sitios tanto de Eretz como de la Tierra que quizá ni siquiera habíamos pensado que serían un buen escenario para una conspiración más allá de los límites. Y por sobre todo, ¿podrán finalmente Karou y Akiva ver realizado su más grande sueño de paz a la vez que su amor sale airoso?
Si les digo la verdad, este final de trilogía obtuvo de mi parte un par de referencias en Twitter sobre lo raro que resultó. No digo que todo fuera miel sobre hojuelas, y de hecho allí estuvo parte del problema. Algunas cuestiones que fueron revelándose a lo largo del libro tuvieron un desenlace que se sintió brusco, apresurado, como si Taylor hubiera pensado "apenas me quedan páginas para acabar la historia, a ver cómo sale sin pasarme". ¿Comprenden a qué me refiero? Sin importar lo bueno y lo malo del final de la trilogía (porque hubo varias buenas puntadas y algunos detalles decepcionantes), todo se puede echar a perder si es que al final te quedas con una sensación de vacío, de que para todo lo que ocurrió, los últimos momentos de la novela no aclaran de manera satisfactoria todo lo que querías saber... o quizá sí, pero en lo personal, me deja con la sensación de que todo pudo resultar mejor.
¿Lo destacable? Una prosa que, en algunos párrafos, por alguna razón, me recordaba a los poemas de amor más hermosos y románticos. Personajes secundarios con tal carisma que no me importaba que tuvieran capítulos para ellos solos, pues era mejor que leer lo demás. Ah, sí, y algunos detalles que, de haber sido profundizados, me habrían encantado todavía más, en vez de dejarme con la duda (Bell rueda los ojos por enésima vez al pensar en este libro).
Siendo el final, debo decir que Taylor tenía en sus manos una buena historia, con criaturas y trama que llegaban a sorprender y un par de clichés presentados de manera novedosa. Fue a medida que avanzó que quizá no supo qué hacer para ir cerrando cada "círculo", por eso al final he sentido como si no hubiera acabado de leer una trilogía, sino como si faltaran más páginas que, según sé, ya no van a existir.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
(Leído en 2014)
Tras lo sucedido en Días de Sangre y Resplandor, las criaturas de Eretz, serafines y quimeras, deben prepararse para una batalla sin precedentes, en la cual tienen un enemigo común y, por lo tanto, conviene más unir fuerzas que diezmarse unos a otros. Por otro lado, los escenarios varían más, se ven sitios tanto de Eretz como de la Tierra que quizá ni siquiera habíamos pensado que serían un buen escenario para una conspiración más allá de los límites. Y por sobre todo, ¿podrán finalmente Karou y Akiva ver realizado su más grande sueño de paz a la vez que su amor sale airoso?
Si les digo la verdad, este final de trilogía obtuvo de mi parte un par de referencias en Twitter sobre lo raro que resultó. No digo que todo fuera miel sobre hojuelas, y de hecho allí estuvo parte del problema. Algunas cuestiones que fueron revelándose a lo largo del libro tuvieron un desenlace que se sintió brusco, apresurado, como si Taylor hubiera pensado "apenas me quedan páginas para acabar la historia, a ver cómo sale sin pasarme". ¿Comprenden a qué me refiero? Sin importar lo bueno y lo malo del final de la trilogía (porque hubo varias buenas puntadas y algunos detalles decepcionantes), todo se puede echar a perder si es que al final te quedas con una sensación de vacío, de que para todo lo que ocurrió, los últimos momentos de la novela no aclaran de manera satisfactoria todo lo que querías saber... o quizá sí, pero en lo personal, me deja con la sensación de que todo pudo resultar mejor.
¿Lo destacable? Una prosa que, en algunos párrafos, por alguna razón, me recordaba a los poemas de amor más hermosos y románticos. Personajes secundarios con tal carisma que no me importaba que tuvieran capítulos para ellos solos, pues era mejor que leer lo demás. Ah, sí, y algunos detalles que, de haber sido profundizados, me habrían encantado todavía más, en vez de dejarme con la duda (Bell rueda los ojos por enésima vez al pensar en este libro).
Siendo el final, debo decir que Taylor tenía en sus manos una buena historia, con criaturas y trama que llegaban a sorprender y un par de clichés presentados de manera novedosa. Fue a medida que avanzó que quizá no supo qué hacer para ir cerrando cada "círculo", por eso al final he sentido como si no hubiera acabado de leer una trilogía, sino como si faltaran más páginas que, según sé, ya no van a existir.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
(Leído en 2014)
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