Describiendo a... (CXX)

Título: Ángel mortal: Los cuatro ámbitos.

Autor: Andrea Aliaga.

Sinopsis: [...] Amber es un ángel de alas negras, de esas a los que nadie quiere cerca y ninguna persona tolera. Ni en la escuela ni en su casa se siente en paz. Ethan es un cazador, está de regreso en el pueblo que lo vio nacer. Por fin vuelve a ver al amor de su infancia, pero se encuentra confundido pues la hermosa niña de caireles perfectos y ojos brillantes y alegres, se ha convertido en una joven llena de amargura en su mirada y con el cabello convertido en una masa salvaje. Sin embargo él sigue sintiendo algo por ella, algo tan fuerte que no lo puede entender, y que a ella parece no importarle demasiado. Los cazadores necesitan al Ángel Mortal, pues es la clave de todo lo que hacen, pero si algo saliera mal, el balance del universo podría perderse y el mundo jamás sería el mismo. (Extracto de la contraportada de mi ejemplar).

Editorial de mi ejemplar: Grupo Editorial Endira México, S. A. de C. V.

¿Qué les puedo decir? Tengo un montón de pendientes. Ustedes lo saben, yo lo sé, así que esa es noticia vieja. El punto es que si leyeron la primera entrada de julio, sabrán que me anoté a un maratón de lectura con el principal propósito de recuperar mi perdido ritmo de lectura. Así pues, en la lista debía incluir un libro de un autor nacional y me acordé de esta pequeña compra impulsiva y barata (para mis parámetros) que hice hace meses, cuando todavía tenía un trabajo en oficina como muchas otras personas. Así que empecemos.

El prólogo de esta historia nos muestra una escena entre dos infantes, narrada desde el punto de vista de un niño que acompaña a su mejor amiga a un sitio escondido donde hacen un improvisado intercambio de objetos antes de separarse, debido a que el niño se muda de pueblo donde viven. El chiquillo crece, sabe que regresa al pueblo y desea volver a ver a su amiga, aún sabiendo que normalmente no deberían ni dirigirse la palabra.

Ya entrados en la historia, aproximadamente diez años después de lo narrado en el prólogo, Amber ha dejado atrás una infancia feliz y brillante para convertirse en una adolescente muy inteligente con la cual los profesores tienen problemas, pues de hecho, la conocemos cuando la han mandado a la dirección. Para librarse del castigo, Amber debe guiar por la escuela a un chico que acaba de llegar, el cual parece agradarle hasta que mencionan que se apellida como su actual padrastro, un hombre no muy bueno.

Por su parte Ethan, el recién llegado, sabe algunas cosas de Amber que ella no parece recordar, quizá por los años transcurridos, pero le da algo de pena verla tan cambiada. Tras su primer encuentro y la posterior caminata por la escuela, Ethan decide tomárselo con calma (o algo así), aunque pese sobre él la situación: su familia y él son cazadores. Cazan ángeles. Y Amber es un ángel.

A lo largo del libro, narrado en primera persona, se va cambiando de narrador conforme se necesita, por lo cual no solo se queda una con el punto de vista de los dos antes mencionados, sino también de algunos a su alrededor que toman un papel más o menos relevante. Además, la autora hace el favor de no dejarnos en blanco con la organización básica tanto de los cazadores como de su versión de los ángeles, así que nos da una idea de qué pueden hacer y cómo se comportan.

La versión de Aliaga de los ángeles es, cuanto menos, peculiar. No los muestra como seres perfecto y llenos de bondad, sino que son bastante parecidos a los humanos normales, aunque claro, también hay algunos que sí son como nos los han pintado desde hace siglo. Los cazadores, por su parte, se creería que son humanos normales, pero no se nos revela que tienen ciertas facultades que hacen que sean cualquier cosa menos normales, lo cual los califica como los rivales adecuados para aquellos a quienes persiguen. Confieso que es raro el concepto de que haya cazadores de ángeles, aunque leyendo cómo son algunos de ellos, es comprensible.

Para ser un primer libro (sí, primero), es bastante corto. No sé si es por tratarse de un libro introductorio, pero la secuencia de los acontecimientos en ocasiones me parecía acelerada. O mejor dicho, por lo corto del libro, la autora quiso prescindir de relleno innecesario y fue concreta, más narrando en primera persona. Como haya sido, todo se siente apresurado al ser leído, dejando bastantes detalles en el aire que quizá se resuelvan en la secuela, aunque sinceramente, no estoy impaciente por leerla. Quizá lo haga, debido a mi manía de leer completas las series si es posible, pero digamos que no es algo que me quita el sueño.

Y un detalle: la autora es más joven que yo. ¿Eso a que viene? No niego que haya escritores a los cuales les llevo algunos años, ¡pero esta es muy joven! Al momento de la publicación de Ángel mortal, tenía dieciséis, ¡y eso fue el año pasado! Tal vez es por eso que los personajes adolescentes se sienten un poco más reales (por no decir desesperantes) que en otros libros y además, sentía que el estilo de la novela era sencillo, con los adornos justos y necesarios, sin tanta complicación. Quizá a quienes se inicien leyendo este libro les encante, porque a mí me entretuvo a secas: confieso descaradamente que a veces debía cerrarlo porque me hartaba un poco.

Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.