Título: El pozo de todas las almas.
Autor: Amaya Felices.
Sinopsis: Nacida para ser perfecta, con un cuerpo capaz de hacer que cualquiera entregue su alma solo por poseerlo. Literalmente. Criada sin más alegrías que sus clases de lucha. Creyéndose maldita. Con un alma humana cuyo dolor no entiende. Alimentada a través de la carne. Diseñada para ser el segundo ser más poderoso del mundo aunque ella misma piense que su vida no vale nada. Y cuando se acerca la noche de su cincuenta y cinco cumpleaños, la mayoría de edad para los suyos, descubre una antigua venganza que no está completa. Se da cuenta de que es un importante peón en una guerra que lleva siglos fraguándose. Y eso la lleva a dudar de lo que siempre ha creído ser. [...] (Extracto de la introducción).
Formato: Digital (epub).
¿Qué les puedo decir? Esta fue una descarga meramente impulsiva y basándome en que la portada me gustaba. De hecho, fue por la portada que empecé a leer esto antes que algún otro de mis pendientes electrónicos (lo que hace una ilustración...). Bueno, dejo de entretenerlos con bobadas y paso directo al tema.
Primero tenemos un prólogo que nos muestra a una chica de quince años siendo alentada por su padre a hacer, por primera vez, lo que se supone que hacen los suyos: alimentarse de las almas humanas en el acto sexual. Sí, la chica es lo que se conoce como súcubo, un tipo de demonio que es de temer para aquellos que sean demasiado ingenuos para caer en sus redes. En este primer "asalto" para la chica, se nota enseguida que su padre no le ayuda más que en darle la lección a aprender, aunque no resulta mucho en realidad.
Ya entrados en la historia, le seguimos la pista a la quinceañera de antes: Violeta (ese es su nombre humano) ha ido viviendo como súcubo por unas cuantas décadas, consciente de que la mayoría de edad de su raza se acerca. Violeta tendrá una apariencia prácticamente adolescente, pero en eso de ser súcubo está más que capacitada, aunque tiene un ligero problema: es mestiza, por lo que la parte humana heredada de su madre la sitúa en una posición ambigua y complicada entre los de su especie. Sin darle demasiada importancia a ese hecho, trata de vivir su vida como mejor puede, apuntándose como cazarrecompensas para uno de los gobernantes del mundo sobrenatural, un vampiro de varios siglos de edad... y muy apuesto. Todo se tuerce cuando empieza a descubrir detalles escalofriantes en el submundo en el que se mueve, así como en el pasado de su lado materno. ¿Acaso no era suficiente con ser mitad y mitad? Pues parece que no.
A ver, si les digo la verdad, la protagonista no es enteramente de mi agrado. Violeta es una de esas chicas que vive según sus reglas, pero claro, eso al ser mitad demonio es un poco complicado de entender, en el sentido de empatizar con ella y lo que piensa. De hecho, el conflicto interno de la chica es lo más cercano a ella portándose como una humana, porque vamos, detesta esa parte suya y al mismo tiempo, sabe que no puede eliminarla.
Algunos de los personajes que aparecen a su alrededor son simpáticos, sobre todo cuando nuestra opinión coincide con la de Violeta (y eso pasa a menudo). Lo que no termina de encajar para mí son algunas de las relaciones entre unos y otros, así como su evolución. Violeta podrá ser todo lo mitad demonio que quiera y controlar sus emociones (en cierta forma), pero la facilidad con la que acepta ciertas cosas es pasmosa. Quizá por eso Felices hizo así a sus súcubos e íncubos, para librarse de líos emocionales humanos.
Por lo demás, la novela está bien para pasar el rato y conocer una nueva versión de un submundo fantástico, de la mano de una protagonista cuya especie no suele ser la más solicitada para llevar la voz cantante en una historia. Eso sí, al casi acabar el libro (que llevó más de lo esperado) se vislumbraba a leguas que seguramente habría una continuación, pero he quedado tan indiferente que no me muero por hallarla, ya no digamos leerla. ¿Será bueno o malo? Lo dejo a su entera opinión.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
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