Título: M de Maldad (en el idioma original, M is for Malice).
Autor: Sue Grafton.
Sinopsis: Malek, un magnate de la construcción, ha muerto dejando una inmensa fortuna y tres de sus cuatro hijos se preparan para repartírsela. El cuarto, Guy, ha desaparecido hace años y nadie ha tenido nunca mucho interés en saber dónde está, porque, en realidad, lo consideran todos la oveja negra de la familia [...]. Una prima de Kinsey Millhone [...] debe encontrar a toda costa a Guy y, como sospecha que éste ha destruido el último testamento del viejo Malek en el que se le deshereda, naturalmente recurre a Kinsey para que lo encuentre. [...] encontrar a Guy es [...] pan comido. Lo duro viene a continuación [...] (Extracto de la introducción).
Formato: epub.
¿Qué les puedo decir? Las herencias son complicadas, son grandes pleitos familiares detonados por lo que dijo o no dijo el difunto en turno en cuanto a sus posesiones. El tema tenía que salir de protagonista en algún momento en el Alfabeto del Crimen, sobre todo si trata de lo que mencionaba antes: los pleitos después de que X persona pasa a mejor vida, que suelen ser más complicados que la repartición de la herencia como tal.
Kinsey Millhone, que en anteriores libros de la serie se ha encontrado con algunos parientes que no sabía que tenía, es contactada por una de estas, una prima, para saludarse y de paso, darle un trabajo: quiere que halle a un presunto heredero. El asunto de interés es que un fulano muy rico murió y el ausente es uno de sus hijos que, aparentemente, hizo algo para no acabar en la calle antes de desaparecer porque sí, era una especie de rebelde en su juventud. Kinsey, que a estas alturas ya se sabe que parte de su personalidad incluye el de ser bastante curiosa por situaciones extraordinarias, acepta el trabajo y se lanza a averiguar qué pudo ser del tipo y de ser posible, si es o no responsable de que oficialmente, no se halle constancia de que fue desheredado.
Cualquiera pensaría que el meollo del libro va a ser el dar con el susodicho desaparecido, ¿verdad? Bueno, regresen al extracto de la introducción, por favor, porque el encontrar a Guy Malek (así se llama) no fue demasiado difícil para Kinsey, ya que se puso a ello. Con hallarlo y convencerlo de que vaya a enterarse de qué pasó con la herencia familiar, cualquiera diría que acabó su trabajo, pero de pronto, pasa algo que la mantiene en contacto con un montón de personas que no le agradan especialmente, de las cuales va descubriendo cosas que tuvieron alguna relación con el pasado de Guy y al final, no puede evitar preguntarse (de cierta manera) si a Guy le habría convenido mejor quedarse como estaba: sin localizar.
Les digo, las herencias son un lío. Los testamentos, que se supone que deben dejar todo claro cuando se pasa a mejor vida, pueden ser una complicación más para los que sobreviven y de estos, a veces no se puede decir quién es el más bueno, sino el menos malo... y orar porque sea lo correcto.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
(Leído en 2018)
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