Autor: Sue Grafton.
Sinopsis: Nadie puede explicarse por qué Down Purcell, un reputado especialista en medicina geriátrica de Santa Teresa (California), está desaparecido desde hace nueve semanas. Purcell está aparentemente muy enamorado de Crystal, su segunda esposa, una ex bailarina de strip-tease . Pero lo curioso es que es Fiona, su primera esposa, quien contrata a Kinsey Millhone, convencida de que, en realidad, Purcell quería huir de Crystal. La detective no tarda en averiguar que hay otras posibilidades mucho más tétricas [...]. (Extracto de la introducción).
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¿Qué les puedo decir? Los desaparecidos son el pan de cada día en el Alfabeto del Crimen. A estas alturas, ya deberían saberlo (o mínimo, lo sospechaban, ¿no?), aunque en la vida cotidiana me pregunto vagamente cómo es que una persona puede desaparecer por más de veinticuatro horas sin que alguien cercano se percate de ello. Pero bueno, eso no viene al caso, sino el ver lo que vive la protagonista de la saga en esta ocasión.
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¿Qué les puedo decir? Los desaparecidos son el pan de cada día en el Alfabeto del Crimen. A estas alturas, ya deberían saberlo (o mínimo, lo sospechaban, ¿no?), aunque en la vida cotidiana me pregunto vagamente cómo es que una persona puede desaparecer por más de veinticuatro horas sin que alguien cercano se percate de ello. Pero bueno, eso no viene al caso, sino el ver lo que vive la protagonista de la saga en esta ocasión.
Para Kinsey, los casos de personas que no se localizan, no son tan raros. Lo que es raro es que, cuando llega una persona a pedirle que busque a un médico reconocido de la ciudad, no se trata de la esposa, sino de la ex-esposa. Ajá, al parecer, la mujer tiene motivos para creer que su ex no estaba en buenos términos con su pareja actual, entre otras cosas por el pasado de ésta, pero a Kinsey le da lo mismo: se va a concentrar en tratar de averiguar qué pasó con el hombre en cuestión, aunque en el transcurso del trabajo, va descubriendo cosas bastante interesantes... e inquietantes.
Aquí se viene a reafirmar lo que sabe cualquiera que lea y/o viva una historia con alguien que desapareció: que conforme preguntas por el ausente, salen a la luz cosas que no te imaginabas. Y como Kinsey descubre, no solo es del perdido de quien se entera de algunos detalles inesperados, sino que salen a la luz cosas que los allegados a éste hacían, pero que pocos sabían o que, visto desde fuera, daba pie a malas interpretaciones. Es difícil saber exactamente qué le pasaba por la cabeza a un persona que, a fin de cuentas, nunca nos es presentado como tal, sino como un nombre y un conjunto de circunstancias, así que no le perdono a Grafton (o a mi versión electrónica de P de Peligro, vayan ustedes a saber) porque la escena final del libro se ve como si quisiera decirme algo más, pero se acaba y yo me quedo pensando "¡aquí falta algo! ¿Por qué no hay más?" Si han tenido esa sensación con algún libro al llegar a la última página, creo que me comprenderán.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
(Leído en 2018)
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