sábado, 7 de enero de 2012

Tinta a la Carta VI: Desayuno en tres tiempos

~Entrada~
No soy una diosa doméstica
(Sophie Kinsella)
El rissoto con verduras del martes resultó un desastre, pero me las arreglé para reponer la cena de último minuto con un servicio de comida. Hubo una camisola color durazno que, en retrospectiva, debí haber planchado con la plancha menos caliente. Rompí un florero Dartington cuando trataba de sacudirlo con uno de los accesorios de la aspiradora. Sin embargo, parece que todavía nadie se ha dado cuenta que desapareció. Y el nuevo llegará mañana. Hasta ahora, esta semana me ha costado solo doscientas libras, lo que representa una enorme mejoría con respecto a la semana pasada.

~Plato Fuerte~
Más de Mujercitas
(Louisa May Alcott)
—Sí, es muy dulce amar —repitió Jo lentamente —Y puedes ser feliz, Jean, porque nunca he amado a nadie más.
—¡He esperado tanto tiempo! Y te advierto, adorada, que seré exigente.
Por toda respuesta, Jo se aproximó más a él.
—¡Cuánto valor y esperanza me das! Yo, en cambio, solo puedo ofrecerte un corazón enteramente ocupado por ti y mis manos vacías.
Era de temer que la alocada Jo no aprendiese nunca a conducirse debidamente. Mientras Jean Bhaër pronunciaba tales palabras, llegaron ante la casa. Ella se volvió rápidamente y, poniendo sus manos en las de su interlocutor, murmuró.
—Pues ya no están vacías.

~Postre~
Cuidados angelicales
(Nicola Lindsay)
—Sí, soy tu abuela. Mi nombre es Kate.
Ahora está perfectamente sentado y el asomo de alarma en su mirada se ha desvanecido.
¡Bonjour, grand–mère Kate! —se inclina hacia mí para verme con mayor claridad —¿Eres un fantôme?
—¿Un fantasma? Sí, supongo que sí, aunque nosotros llamamos a alguien como yo un espíritu.


Con mis agradecimientos a Nea Poulain por la idea para el ciclo de entradas "Tinta a la Carta".

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