Autor: Laura Gallego García.
Sinopsis: En el tranquilo pueblecito de Beaufort empiezan a suceder cosas extrañas. Todo ello coincide con el regreso a Beaufort de Isabelle, una lavandera que se marchó tiempo atrás en pos de su amor, un joven noble. Ahora ella está muy cambiada; a pesar de que parece que ha hecho fortuna, viste de luto y apenas sale de su casa. [...] Queriendo resolver el misterio de Isabelle, Max, el joven gendarme del pueblo, empieza a investigar. Pero él es un hombre pacífico, y puede que no esté preparado para afrontar la verdad. (Extracto de la introducción).
Formato: Digital (epub).
¿Qué les puedo decir? Gallego García va a aparecer en mis seudo-reseñas hasta que me canse o deje de conseguir sus libros, una de dos. La historia de esta ocasión pertenece a una de sus obras "inencontrables" en México, aunque espero que, con eso de que han ido trayendo recientemente algunas de sus novelas recientes, traigan luego las anteriores. Ya se verá...
En un pueblito francés apartado, en pleno siglo XIX, un grupo de "comunicativas" señoras está dando cuenta de la última novedad: una chica huérfana, que hacía unos años se marchó del pueblo, ha regresado y al parecer, con una fortuna hecha, suficiente para adquirir una enorme propiedad retirada de todos. Las mujeres están más que intrigadas, así que deciden visitar a Isabelle (la joven en cuestión), pero se encuentran con un caserón casi vacío, una chica que apenas es cortés y el sirviente de ésta, un hombre enorme que no pronuncia ni una palabra. Si eso fuera todo, las mujeres del pueblo tarde o temprano habrían dejado el asunto por aburrimiento, pero debido a ciertos acontecimientos, involucran a Max, el gendarme, que conforme investiga, se da cuenta que sí, algo raro pasa con Isabelle, pero no sabe la magnitud del asunto hasta que parece ser demasiado tarde.
Cuando empiezas a leer la historia y te vas sumergiendo en la conducta de Isabelle, es evidente que algo le pasa. Su servidora, por el título, estaba pensando cierta teoría que se vino abajo casi al final, cuando de la mano de Max, Gallego García nos hace conocer la verdad, que resulta igualmente escalofriante, pero un pelín inesperada. Seguro las mujeres chismosas del pueblo debían saber algo así para ver si del susto, no volvían a abrir la boca en su vida (Bell rueda los ojos, es que detesta los chismes). Igualmente es cuestionable la actitud de Isabelle, solo hasta cierto grado, aunque podría jurar que alguna feminista radical simplemente la repudiaría.
Esta vez no siento una ligera decepción con el final de la novela, aunque sí algo de tristeza por un par de personajes, pero de todas formas, Gallego García se ha convertido en una de esas autoras cuyos finales pueden no ser de mi gusto, pero quedo conforme con ellos. Si eso es muy raro, pido que me disculpen.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
(Leído en 2014)
En un pueblito francés apartado, en pleno siglo XIX, un grupo de "comunicativas" señoras está dando cuenta de la última novedad: una chica huérfana, que hacía unos años se marchó del pueblo, ha regresado y al parecer, con una fortuna hecha, suficiente para adquirir una enorme propiedad retirada de todos. Las mujeres están más que intrigadas, así que deciden visitar a Isabelle (la joven en cuestión), pero se encuentran con un caserón casi vacío, una chica que apenas es cortés y el sirviente de ésta, un hombre enorme que no pronuncia ni una palabra. Si eso fuera todo, las mujeres del pueblo tarde o temprano habrían dejado el asunto por aburrimiento, pero debido a ciertos acontecimientos, involucran a Max, el gendarme, que conforme investiga, se da cuenta que sí, algo raro pasa con Isabelle, pero no sabe la magnitud del asunto hasta que parece ser demasiado tarde.
Cuando empiezas a leer la historia y te vas sumergiendo en la conducta de Isabelle, es evidente que algo le pasa. Su servidora, por el título, estaba pensando cierta teoría que se vino abajo casi al final, cuando de la mano de Max, Gallego García nos hace conocer la verdad, que resulta igualmente escalofriante, pero un pelín inesperada. Seguro las mujeres chismosas del pueblo debían saber algo así para ver si del susto, no volvían a abrir la boca en su vida (Bell rueda los ojos, es que detesta los chismes). Igualmente es cuestionable la actitud de Isabelle, solo hasta cierto grado, aunque podría jurar que alguna feminista radical simplemente la repudiaría.
Esta vez no siento una ligera decepción con el final de la novela, aunque sí algo de tristeza por un par de personajes, pero de todas formas, Gallego García se ha convertido en una de esas autoras cuyos finales pueden no ser de mi gusto, pero quedo conforme con ellos. Si eso es muy raro, pido que me disculpen.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
(Leído en 2014)
Justo el libro que no me convence casi nada de Laura. No sé, siento que tiene otros mucho mejores,
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