Título: La noche de la luna negra (en el idioma original, Bad Moon Rising).
Autor: Sherrilyn Kenyon.
Sinopsis: Fang Kattalakis no es un lobo cualquiera; es el hermano de dos de los miembros más poderosos del Omegrion, el consejo que dicta las leyes de los Cazadores Arcadios y Katagarios. Cuando la guerra estalla entre los licántropos, todos deberán escoger en qué bando luchar. Los enemigos se convertirán en aliados y Fang verá estrictamente prohibida su verdadera pasión… Cuando Aimée Peltier, [...] a quien Fang ama, es acusada de traicionar a su gente, él será su última esperanza. Pero para salvarla, tendrá que vulnerar las leyes de los suyos y quebrantar la confianza que sus hermanos han depositado en él. [...] (Extracto de la introducción).
Formato: epub.
¿Qué les puedo decir? No sé otros seguidores de la saga, pero este es uno de los libros que esperé leer con ciertas ganas. Sí, quizá ya lo dije antes de algún otro, ¿pero qué quieren? Hay ciertos personajes de Kenyon que me gustan más que otros, así que es de aquellos de quienes quiero conocer su historia, aunque siendo una maniática del orden (en ciertos casos), debí esperar primero, a conseguir un archivo decente; luego, a leer lo anterior porque sabía que podía hacerme falta. Así la cosa, y con el consabido aviso de que alguien podría encontrarse con spoilers gordos, ¡vayamos de lleno al asunto!
¿Quién no recuerda a Fang Kattalakis? Bueno, para quien lo olvidara por un momento, les refresco la memoria: es hermano de Vane Kattalakis, protagonista de El juego de la noche y que sí, es de los primeros protagonistas usados por Kenyon en la saga (tanto así, que su libro está antes del décimo). La historia de Fang ha tenido huecos a lo largo de los libros anteriores porque Kenyon nos la estaba guardando para este, al parecer, donde empieza a narrarse precisamente desde los eventos de la historia de su hermano Vane, hasta llegar a los tiempos actuales, en los cuales no solo parece estar metido en un lío muy gordo en cuestiones sobrenaturales, sino también en uno emocional.
Aimée Peltier es la única hija del clan de osos de Nueva Orleáns, dueña de un bar llamado El Santuario, considerado un refugio neutral para los sobrenaturales: si entras allí, debes llevar la fiesta en paz o te sacarán a patadas. La joven sabe perfectamente lo que se espera de ella, pero muchas de esas convicciones se van al diablo cuando conoce a Fang, aunque pocos saben por qué y claro, eso apenas incluye a algunos de sus numerosos hermanos. Entre una cosa y otra, Aimée todavía puede ser de esa clase de personas que, si bien tiene una personalidad firme cuando se requiere, se esmera en conocer a los demás antes de juzgarlos, por lo cual pueden llegar a apreciarla algunos de los más ariscos a su alrededor. Fang lo sabe, llega a conocerla y aunque la adora, también sabe que una posible relación con ella está condenada al fracaso.
Relaciones a lo Romeo y Julieta no son muy alegres de leer. No porque los protagonistas no se quieran realmente, sino porque una se pregunta, una y otra vez, si de verdad podrán quedar juntos al final o le harán honor a los personajes de Shakespeare (que ya sabemos cómo acaban). Lo que menos quieren Fang y Aimée es que el otro acabe mal, que sus seres queridos acaben mal por alguna elección suya, pero al mismo tiempo, se preguntan qué pueden hacer para ser felices ellos y que sean felices aquellos a los que aman, a sabiendas de que las opciones no logran los dos objetivos a la vez.
En lo personal, adoré leer a Fang y a Aimée juntos. Adoré saber de ellos lo que otros libros solo insinuaron de pasada y adoré que pese a saber lo que les podía pasar, también sabían bien lo que querían. No muchos habrían mantenido sus sentimientos firmes con el lío que se les vino encima y que marcó una especie de parteaguas en el avance futuro de la saga (que no, Bell no les va a decir de qué se trata porque es buena y no quiere hacer demasiados spoilers).
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
(Leído en 2017)
¿Quién no recuerda a Fang Kattalakis? Bueno, para quien lo olvidara por un momento, les refresco la memoria: es hermano de Vane Kattalakis, protagonista de El juego de la noche y que sí, es de los primeros protagonistas usados por Kenyon en la saga (tanto así, que su libro está antes del décimo). La historia de Fang ha tenido huecos a lo largo de los libros anteriores porque Kenyon nos la estaba guardando para este, al parecer, donde empieza a narrarse precisamente desde los eventos de la historia de su hermano Vane, hasta llegar a los tiempos actuales, en los cuales no solo parece estar metido en un lío muy gordo en cuestiones sobrenaturales, sino también en uno emocional.
Aimée Peltier es la única hija del clan de osos de Nueva Orleáns, dueña de un bar llamado El Santuario, considerado un refugio neutral para los sobrenaturales: si entras allí, debes llevar la fiesta en paz o te sacarán a patadas. La joven sabe perfectamente lo que se espera de ella, pero muchas de esas convicciones se van al diablo cuando conoce a Fang, aunque pocos saben por qué y claro, eso apenas incluye a algunos de sus numerosos hermanos. Entre una cosa y otra, Aimée todavía puede ser de esa clase de personas que, si bien tiene una personalidad firme cuando se requiere, se esmera en conocer a los demás antes de juzgarlos, por lo cual pueden llegar a apreciarla algunos de los más ariscos a su alrededor. Fang lo sabe, llega a conocerla y aunque la adora, también sabe que una posible relación con ella está condenada al fracaso.
Relaciones a lo Romeo y Julieta no son muy alegres de leer. No porque los protagonistas no se quieran realmente, sino porque una se pregunta, una y otra vez, si de verdad podrán quedar juntos al final o le harán honor a los personajes de Shakespeare (que ya sabemos cómo acaban). Lo que menos quieren Fang y Aimée es que el otro acabe mal, que sus seres queridos acaben mal por alguna elección suya, pero al mismo tiempo, se preguntan qué pueden hacer para ser felices ellos y que sean felices aquellos a los que aman, a sabiendas de que las opciones no logran los dos objetivos a la vez.
En lo personal, adoré leer a Fang y a Aimée juntos. Adoré saber de ellos lo que otros libros solo insinuaron de pasada y adoré que pese a saber lo que les podía pasar, también sabían bien lo que querían. No muchos habrían mantenido sus sentimientos firmes con el lío que se les vino encima y que marcó una especie de parteaguas en el avance futuro de la saga (que no, Bell no les va a decir de qué se trata porque es buena y no quiere hacer demasiados spoilers).
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
(Leído en 2017)
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