Título: Leona Vicario. La insurgente.
Autor: Eugenio Aguirre.
Sinopsis: Espía, organizadora de grupo de mujeres, correo y patrocinadora de la gesta de Independencia hasta el grado de sacrificar su fortuna personal, Leona Vicario enfrentó la persecución de las autoridades virreinales, la miseria y la censura familiar y social. Luchó al lado de los oprimidos, los pobres y, en algunas ocasiones, de los vencidos; nunca se rindió ni acudió al indulto y perdón de la Corona. [...] Su inteligencia y corazón supieron mantener, en el caos, la esperanza y el amor. (Extracto de la contraportada de mi ejemplar).
Editorial de mi ejemplar: Editorial Planeta Mexicana S. A. de C. V., a través del sello Booket.
¿Qué les puedo decir? Cuando parecían andar demasiado presentes las Fiestas Patrias (o eso me pareció), vi que salió este librito (sí, es delgado para mis parámetros). Anteriormente, había podido enterarme de algo de la vida de esta mujer, pero no era algo que me inquietara particularmente, solo me intrigaba, porque bien mirado ¿cuánta gente sabe realmente quién fue Leona Vicario? (Por favor, no pidan que ponga su nombre entero, en esa época eran más largos que el mío... y eso es mucho decir). Así las cosas, y habiendo conocido a Aguirre con Isabel Moctezuma, pensé que valdría la pena adquirir este libro, que me sorprende que no encarecieran en aquellas fechas.
Leona Vicario era una joven de alta sociedad residente en la ciudad de México, pero en aquellos años turbulentos de inicios del siglo XX, cuando las noticias venidas de España espantaban a los colonos, sin saber si la Corona iba a sostener o no su cómodo estilo de vida. En ese sentido, Leona no dudaba de lo que le convenía a la Nueva España, habiéndolo discutido largo y tendido con algunos cercanos amigos: la Independencia debía llegar algún día, más valiendo que fuera temprano y no tarde. Así, cuando por fin estalla el movimiento, Leona sabe que puede hacer algo, aún con sus limitaciones, lo cual la eleva ante los ojos de muchos como una mujer muy valiosa para la causa.
Lo que quizá a muchos les resulte increíble es imaginar a alguien como Leona en los años mil novecientos y pico. Si en la época actual todavía hay quienes piensan que las mujeres no deberían tener educación, cultura o libertad sobre sus actos, ¿qué pensarían de Leona, una joven soltera, acaudalada y de ideas revolucionarias? Ella misma sabía que estaría perdida si la descubrían, pero por fortuna no era tonta, así que se las ingenió para salir viva de cuanta dificultad se le puso enfrente, aunque en el camino perdiera algunas cosas. Sin embargo, fue recompensada en diversas maneras: conoció a algunos de los padres de la Independencia, hubo quienes se enteraron de sus logros y siguieron su ejemplo; sobre todo, en medio de todo aquello, pudo florecer su amor por otro personaje importante en la historia de México: Andrés Quintana Roo (que sí, por si alguien lo dudaba, es aquel por quien cierto estado de la república tiene el nombre que tiene).
El leer la vida que llevaron estas personas me hace creer que a México todavía se le puede tener fe. No importa el tiempo transcurrido, siempre puede surgir una persona de fuerte voluntad e ideas trascendentales que cambiarán a los demás. Quizá Leona no sabía el alcance que tendrían sus acciones, pero las llevó a cabo con convicción y eso, para las generaciones que le seguimos, debe valer algo. Sé que vale algo, con tal de que se conozca un poco de lo que Leona defendió y que creía correcto. ¿A quién le molestaría seguir un ejemplo semejante? Cierto, en este tiempo puede pasarnos algo peor que ser encerradas o desterradas, pero hay diversas formas de poner nuestro granito de arena, tal como creía Leona.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
Leona Vicario era una joven de alta sociedad residente en la ciudad de México, pero en aquellos años turbulentos de inicios del siglo XX, cuando las noticias venidas de España espantaban a los colonos, sin saber si la Corona iba a sostener o no su cómodo estilo de vida. En ese sentido, Leona no dudaba de lo que le convenía a la Nueva España, habiéndolo discutido largo y tendido con algunos cercanos amigos: la Independencia debía llegar algún día, más valiendo que fuera temprano y no tarde. Así, cuando por fin estalla el movimiento, Leona sabe que puede hacer algo, aún con sus limitaciones, lo cual la eleva ante los ojos de muchos como una mujer muy valiosa para la causa.
Lo que quizá a muchos les resulte increíble es imaginar a alguien como Leona en los años mil novecientos y pico. Si en la época actual todavía hay quienes piensan que las mujeres no deberían tener educación, cultura o libertad sobre sus actos, ¿qué pensarían de Leona, una joven soltera, acaudalada y de ideas revolucionarias? Ella misma sabía que estaría perdida si la descubrían, pero por fortuna no era tonta, así que se las ingenió para salir viva de cuanta dificultad se le puso enfrente, aunque en el camino perdiera algunas cosas. Sin embargo, fue recompensada en diversas maneras: conoció a algunos de los padres de la Independencia, hubo quienes se enteraron de sus logros y siguieron su ejemplo; sobre todo, en medio de todo aquello, pudo florecer su amor por otro personaje importante en la historia de México: Andrés Quintana Roo (que sí, por si alguien lo dudaba, es aquel por quien cierto estado de la república tiene el nombre que tiene).
El leer la vida que llevaron estas personas me hace creer que a México todavía se le puede tener fe. No importa el tiempo transcurrido, siempre puede surgir una persona de fuerte voluntad e ideas trascendentales que cambiarán a los demás. Quizá Leona no sabía el alcance que tendrían sus acciones, pero las llevó a cabo con convicción y eso, para las generaciones que le seguimos, debe valer algo. Sé que vale algo, con tal de que se conozca un poco de lo que Leona defendió y que creía correcto. ¿A quién le molestaría seguir un ejemplo semejante? Cierto, en este tiempo puede pasarnos algo peor que ser encerradas o desterradas, pero hay diversas formas de poner nuestro granito de arena, tal como creía Leona.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
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