Título: Querida Alejandría.
Autor: María García Esperón.
Sinopsis: Cleopatra Selene es la joven hija de la reina de Egipto, Cleopatra VII y el general romano Marco Antonio. Vive en Roma como rehén del emperador Octavio y ha sido educada por la hermana de éste, la noble Octavia, quien recibiera en su casa a ella y a sus hermanos al morir sus padres de manera trágica. [...] (Extracto de Resumen de Querida Alejandría, en el blog La tela de Penélope).
Editorial de mi ejemplar: Grupo Editorial Norma.
¿Qué les puedo decir? Sí, este libro supe que existía por alguien más y sí, esa persona fue Nea. A la autora la había oído nombrar por otras obras, pero quiso La Lata que éste fuera el primero de sus libros que leyera. Y seguramente era porque ya le tocaba, habiendo sido adquirido en la FIL Guadalajara (sí, la única vez que he ido)... Bueno, ya se imaginarán el tiempo que llevaba esperando.
Cuando se entera que van a casarla, Cleopatra Selene, hija de Cleopatra y Marco Antonio, decide plasmar sus memorias. Lo hace de manera peculiar, escribiendo cartas a su querida ciudad natal, a su imponente y preciada Alejandría, a quien le confía lo que ha sido de su vida, desde el día de su infancia en el cual sus padres cayeron (y con ellos, en cierta forma, Alejandría) hasta cuando termina de "hacerse romana", contrayendo nupcias con un miembro de la realeza de un lejano país que también había sido conquistado por los romanos.
A través de los ojos de Cleopatra Selene, no solo se tienen vistazos de lo que pudo o no pudo ser su vida, debido más que nada a que en la realidad, lo que fue de ella no está tan documentado como lo que fue de su madre, Cleopatra VII, aquella reina egipcia que dicen, se suicidó dejándose morder por un áspid. No, Cleopatra Selene tuvo otro destino, el de gobernar un sitio ya regido por romanos, precisamente por algunos parientes y varios que se suponía eran leales a su padre. Selene (como la llaman casi siempre) está consciente de que son varias las circunstancias que le permitieron seguir viva, pero su linaje no fue una de ellas... o tal vez sí, en cierta forma. Se adapta, quiere seguir viviendo con sus hermanos todo lo que puede, pero mientras unos encuentran el sueño eterno, el que era más cercano a ella decide ir por un camino demasiado incierto. A Cleopatra Selene lo único que le queda por hacer es tratar de hacer una vida con aquel a quien, sin que muchos lo imaginen, ha querido desde hace un tiempo: el príncipe con el que quieren que contraiga nupcias.
Creo que lo he mencionado antes, pero Historia era una de mis asignaturas favoritas, al menos cuando la cursaba. Desde hace un tiempo me quedó la idea de que algunos autores, cuando hacen "novela histórica", se les pasa la mano con la información y tornan lo que querían contar en una cosa aburridísima. Sin embargo, desde hace relativamente poco, me reconcilié con esa clase de novelas (nada más hay que leer todo lo que dije de Los Reyes Malditos, ¡y son siete libros!), aunque hay que admitir que con Querida Alejandría tengo mis reservas: la misma autora nos devuelve a la realidad tras terminar de leer las cartas de Cleopatra Selene, al decirnos que si bien el personaje principal existió, puede que no todo lo narrado en el libro pudo ser cierto. Eso, creo yo, deja a la luz a un buen autor de novela histórica, aunque cada uno tiene su estilo: puedes novelar lo que ha ocurrido, pero también procura dejar pistas de que no todo fue así.
Para ser el primer libro de García Esperón que me tocó leer (sí, culpen de ello a La Lata, ya lo había mencionado), no estuvo nada mal. Con lo enamorada que estoy de ciertas culturas antiguas (aunque no de todos sus modos sociales), me gustó verlo a través de alguien que amando su origen, aprende a abrazar a lo que descubre cuando la arrancan de su hogar.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
Cuando se entera que van a casarla, Cleopatra Selene, hija de Cleopatra y Marco Antonio, decide plasmar sus memorias. Lo hace de manera peculiar, escribiendo cartas a su querida ciudad natal, a su imponente y preciada Alejandría, a quien le confía lo que ha sido de su vida, desde el día de su infancia en el cual sus padres cayeron (y con ellos, en cierta forma, Alejandría) hasta cuando termina de "hacerse romana", contrayendo nupcias con un miembro de la realeza de un lejano país que también había sido conquistado por los romanos.
A través de los ojos de Cleopatra Selene, no solo se tienen vistazos de lo que pudo o no pudo ser su vida, debido más que nada a que en la realidad, lo que fue de ella no está tan documentado como lo que fue de su madre, Cleopatra VII, aquella reina egipcia que dicen, se suicidó dejándose morder por un áspid. No, Cleopatra Selene tuvo otro destino, el de gobernar un sitio ya regido por romanos, precisamente por algunos parientes y varios que se suponía eran leales a su padre. Selene (como la llaman casi siempre) está consciente de que son varias las circunstancias que le permitieron seguir viva, pero su linaje no fue una de ellas... o tal vez sí, en cierta forma. Se adapta, quiere seguir viviendo con sus hermanos todo lo que puede, pero mientras unos encuentran el sueño eterno, el que era más cercano a ella decide ir por un camino demasiado incierto. A Cleopatra Selene lo único que le queda por hacer es tratar de hacer una vida con aquel a quien, sin que muchos lo imaginen, ha querido desde hace un tiempo: el príncipe con el que quieren que contraiga nupcias.
Creo que lo he mencionado antes, pero Historia era una de mis asignaturas favoritas, al menos cuando la cursaba. Desde hace un tiempo me quedó la idea de que algunos autores, cuando hacen "novela histórica", se les pasa la mano con la información y tornan lo que querían contar en una cosa aburridísima. Sin embargo, desde hace relativamente poco, me reconcilié con esa clase de novelas (nada más hay que leer todo lo que dije de Los Reyes Malditos, ¡y son siete libros!), aunque hay que admitir que con Querida Alejandría tengo mis reservas: la misma autora nos devuelve a la realidad tras terminar de leer las cartas de Cleopatra Selene, al decirnos que si bien el personaje principal existió, puede que no todo lo narrado en el libro pudo ser cierto. Eso, creo yo, deja a la luz a un buen autor de novela histórica, aunque cada uno tiene su estilo: puedes novelar lo que ha ocurrido, pero también procura dejar pistas de que no todo fue así.
Para ser el primer libro de García Esperón que me tocó leer (sí, culpen de ello a La Lata, ya lo había mencionado), no estuvo nada mal. Con lo enamorada que estoy de ciertas culturas antiguas (aunque no de todos sus modos sociales), me gustó verlo a través de alguien que amando su origen, aprende a abrazar a lo que descubre cuando la arrancan de su hogar.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
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