Título: Todas las hadas del reino.
Autor: Laura Gallego García.
Sinopsis: Camelia es un hada madrina que lleva trescientos años ayudando con gran eficacia a jóvenes doncellas y aspirantes a héroe para que alcancen sus propios finales felices. Su magia y su ingenio nunca le han fallado, pero todo empieza a complicarse cuando le encomiendan a Simón, un mozo de cuadra que necesita su ayuda desesperadamente. Camelia ha solucionado casos más difíciles; pero, por algún motivo, con Simón las cosas comienzan a torcerse de forma inexplicable… (De la introducción).
Formato: epub.
¿Qué les puedo decir? Ustedes lo saben y yo lo sé, eso de que Gallego García es una autora que, normalmente, me gusta. Sí, ha habido algunas de sus novelas que me dejaron con ganas de más, pero eso no significa que no aprecie su trabajo. La mayoría de las veces.
En un reino muy, muy lejano, un príncipe presenta ante sus padres a la joven con la que quiere desposarse. Los reyes ponen objeciones... hasta que aparece el hada madrina de la muchacha, quien enumera las ventajas de ella sobre las prometidas usuales para un príncipe. Así, el hada consigue de alguna forma que las cosas vayan bien, por lo que se despide y se marcha, meditando por el camino lo que significa para ella el trabajo de ayudar a los humanos a conseguir lo que desean en la vida.
En el mundo donde transcurre la historia, las hadas madrinas son el pan de cada día. Se considera un enorme privilegio tener una, pues con su magia pueden conseguir que una persona llegue muy alto en la vida. Sin embargo, ¿qué llevó a las hadas a ayudar a los humanos? Como una posible respuesta, Gallego García se sumergió en varios cuentos clásicos habidos y por haber, los transmutó en un mundo muy particular y nos quiso mostrar la visión de las hadas madrinas al respecto.
No es como si nadie hubiera contado alguna versión de los cuentos desde otra perspectiva, eso se sabe. Tampoco es novedad el presentar versiones alternativas del origen de los cuentos conocidos, o de cómo pasaron realmente las cosas. Lo que puedo aplaudirle a Gallego García es que, con ciertas reinvenciones, pudiera sorprenderme, porque sinceramente no me las esperaba. Aunque lamento decir que no fueron muchas, eso sí. Los cuentos de hadas no me son por completo desconocidos (sí, aún a esta edad), por lo que varias referencias (en serio, varias) las reconocí enseguida, así que los desenlaces era obvio que los sabía. Eso es lo malo de basar tu obra en algo que es prácticamente de dominio público: si no lo sabes llevar, puede resultar predecible.
Ahora, en cuanto a los personajes, no pude acabar de sintonizar con ninguno. ¿A qué me refiero? A que por lo general, cuando empiezo a sacarle a un libro los detalles (sí, los detalles, no los defectos), resulta que no tardo en pensar "ah, quizá X cosa estuvo aburrida, pero Y cosa lo salva". En este caso en particular, el hada protagonista me caía bien y mal, en ratos, dependiendo bastante de lo que ocurría en la historia y cómo me hacía sentir, así que no pueden culparme si había momentos en los que quería lanzarle a la cara uno de los libros de cuentos que tengo en casa. Uno de los gruesos. Así las cosas, no es de extrañar que el resto del elenco tuviera menos de mi aprecio, salvándose quizá cierta criatura de una raza conocida como los Ancestrales, que en cierta manera, parecen tener habilidades similares a las hadas, aunque éstas no tengan idea de qué son realmente.
Con Todas las hadas del reino lo que me emocionó fue el ritmo, el desarrollo de la historia que se quería contar a través de las vivencias de un hada madrina que pasa por un montón de problemas para cumplir el deseo de un ahijado que luego, por ciertas cosas, la lleva por un camino lleno de espinas. Sin embargo, la extensión del libro esta vez no siento que le ayudara a semejante trama, más que nada porque parecía dar vueltas y vueltas, creando situaciones tal vez inesperadas, pero a las que no les hallaba más utilidad que el presentar una versión "nueva" o "diferente" de algún cuento. Eso no me parece nada bonito y aunque igual acabé la lectura bastante rápido, no es que me dejara del todo satisfecha. Y eso, considerando lo mucho que disfruto los cuentos normalmente, lo considero grave.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
En un reino muy, muy lejano, un príncipe presenta ante sus padres a la joven con la que quiere desposarse. Los reyes ponen objeciones... hasta que aparece el hada madrina de la muchacha, quien enumera las ventajas de ella sobre las prometidas usuales para un príncipe. Así, el hada consigue de alguna forma que las cosas vayan bien, por lo que se despide y se marcha, meditando por el camino lo que significa para ella el trabajo de ayudar a los humanos a conseguir lo que desean en la vida.
En el mundo donde transcurre la historia, las hadas madrinas son el pan de cada día. Se considera un enorme privilegio tener una, pues con su magia pueden conseguir que una persona llegue muy alto en la vida. Sin embargo, ¿qué llevó a las hadas a ayudar a los humanos? Como una posible respuesta, Gallego García se sumergió en varios cuentos clásicos habidos y por haber, los transmutó en un mundo muy particular y nos quiso mostrar la visión de las hadas madrinas al respecto.
No es como si nadie hubiera contado alguna versión de los cuentos desde otra perspectiva, eso se sabe. Tampoco es novedad el presentar versiones alternativas del origen de los cuentos conocidos, o de cómo pasaron realmente las cosas. Lo que puedo aplaudirle a Gallego García es que, con ciertas reinvenciones, pudiera sorprenderme, porque sinceramente no me las esperaba. Aunque lamento decir que no fueron muchas, eso sí. Los cuentos de hadas no me son por completo desconocidos (sí, aún a esta edad), por lo que varias referencias (en serio, varias) las reconocí enseguida, así que los desenlaces era obvio que los sabía. Eso es lo malo de basar tu obra en algo que es prácticamente de dominio público: si no lo sabes llevar, puede resultar predecible.
Ahora, en cuanto a los personajes, no pude acabar de sintonizar con ninguno. ¿A qué me refiero? A que por lo general, cuando empiezo a sacarle a un libro los detalles (sí, los detalles, no los defectos), resulta que no tardo en pensar "ah, quizá X cosa estuvo aburrida, pero Y cosa lo salva". En este caso en particular, el hada protagonista me caía bien y mal, en ratos, dependiendo bastante de lo que ocurría en la historia y cómo me hacía sentir, así que no pueden culparme si había momentos en los que quería lanzarle a la cara uno de los libros de cuentos que tengo en casa. Uno de los gruesos. Así las cosas, no es de extrañar que el resto del elenco tuviera menos de mi aprecio, salvándose quizá cierta criatura de una raza conocida como los Ancestrales, que en cierta manera, parecen tener habilidades similares a las hadas, aunque éstas no tengan idea de qué son realmente.
Con Todas las hadas del reino lo que me emocionó fue el ritmo, el desarrollo de la historia que se quería contar a través de las vivencias de un hada madrina que pasa por un montón de problemas para cumplir el deseo de un ahijado que luego, por ciertas cosas, la lleva por un camino lleno de espinas. Sin embargo, la extensión del libro esta vez no siento que le ayudara a semejante trama, más que nada porque parecía dar vueltas y vueltas, creando situaciones tal vez inesperadas, pero a las que no les hallaba más utilidad que el presentar una versión "nueva" o "diferente" de algún cuento. Eso no me parece nada bonito y aunque igual acabé la lectura bastante rápido, no es que me dejara del todo satisfecha. Y eso, considerando lo mucho que disfruto los cuentos normalmente, lo considero grave.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario