Título: Abraza mi oscuridad.
Autor: Isabel Keats.
Sinopsis: Cuando Ana Alcázar acude a comisaría a denunciar el asesinato de una adolescente bajo su tutela y explica que está segura de ello porque ha tenido una visión, el inspector jefe, Nuño Macnamara, la toma por una lunática. Sin embargo, a medida que la conoce mejor, el policía se da cuenta de que la señorita Alcázar no solo puede ver cosas que a los demás les están vedadas, sino que una amenaza muy real se cierne en torno a ella. [...] (Extracto de la introducción).
Formato: epub.
¿Qué les puedo decir? Mis impulsos al elegir libros para descargar suelen ser menos estrictos que cuando los compro. Normal, si procuro buscar sitios de descarga gratuita (Bell no se desfalca, vamos). Aún así, el libro en cuestión debe llamarme la atención lo suficiente como para tomarme la molestia de la descarga, como me pasó con este en particular... aunque bueno, la palabra para él es "predecible". Ya leerán por qué.
La estación de policía madrileña donde trabaja Nuño Macnamara pasa por una racha de "normalidad"; o sea, no hay muchos casos realmente interesantes qué atender. En esas fechas, llega una mujer con la novedad de que se encarga de un albergue infantil y que una de sus inquilinas desapareció. Peor aún, le jura a Macnamara que la chica en cuestión fue asesinada ¿y cómo lo sabe? Porque lo ha visto. No como testigo presencial, sino como una especie de psíquica. Y claro, eso le genera dudas al policía... hasta que ciertos hechos lo hacen dudar de si existirán o no los poderes de aquella mujer.
La historia en sí apunta a un misterio qué resolver: ¿la muchacha desaparecida está viva o en verdad la han matado? De ser lo segundo, ¿cómo pasó? Eso es lo que Macnamara debe indagar, averiguando quién era esa chica, de dónde venía y cuánto de eso puede decirle su cuidadora, Ana Alcázar, una mujer que tiene algo de psíquica y en la que, sin saber cómo, se está empezando a fijar. Ella ha tenido un pasado difícil el cual no le impidió salir adelante, pero no es la mejor amiga de los policías, así que tratar con Macnamara le resulta complicado. Y entre ellos dos, está la chica muerta, ¿por qué la mataron? ¿Qué hacía cuando estaba a solas? ¿Acaso conoció a alguien que no debía? ¿Y se entrelaza el asesinato con la gente que estaba alrededor de esa chica?
Como leyeron: hay preguntas qué contestar, eso no lo duden. El problema viene cuando, a través de las páginas, los protagonistas piensan, dicen y/o hacen algo que a las cinco líneas te hacen imaginar lo que va a pasar con cierto pensamiento cansino de "seguramente va a pasar X cosa" y peor, ¡aciertas! No me malentiendan, en muchos libros me gusta ir deduciendo sobre la marcha y me alegra saber cuando adiviné bien, pero hay ocasiones que eso no me hace nada feliz. En esta novela pasó, dado que no me emocionaba para nada tratar de adivinar (y luego, confirmar) el curso de los acontecimientos. No sé si eran los personajes, la trama o qué sé yo, pero eso es lo que siento. No sé si me di a entender, pero tenía que decirlo.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
La estación de policía madrileña donde trabaja Nuño Macnamara pasa por una racha de "normalidad"; o sea, no hay muchos casos realmente interesantes qué atender. En esas fechas, llega una mujer con la novedad de que se encarga de un albergue infantil y que una de sus inquilinas desapareció. Peor aún, le jura a Macnamara que la chica en cuestión fue asesinada ¿y cómo lo sabe? Porque lo ha visto. No como testigo presencial, sino como una especie de psíquica. Y claro, eso le genera dudas al policía... hasta que ciertos hechos lo hacen dudar de si existirán o no los poderes de aquella mujer.
La historia en sí apunta a un misterio qué resolver: ¿la muchacha desaparecida está viva o en verdad la han matado? De ser lo segundo, ¿cómo pasó? Eso es lo que Macnamara debe indagar, averiguando quién era esa chica, de dónde venía y cuánto de eso puede decirle su cuidadora, Ana Alcázar, una mujer que tiene algo de psíquica y en la que, sin saber cómo, se está empezando a fijar. Ella ha tenido un pasado difícil el cual no le impidió salir adelante, pero no es la mejor amiga de los policías, así que tratar con Macnamara le resulta complicado. Y entre ellos dos, está la chica muerta, ¿por qué la mataron? ¿Qué hacía cuando estaba a solas? ¿Acaso conoció a alguien que no debía? ¿Y se entrelaza el asesinato con la gente que estaba alrededor de esa chica?
Como leyeron: hay preguntas qué contestar, eso no lo duden. El problema viene cuando, a través de las páginas, los protagonistas piensan, dicen y/o hacen algo que a las cinco líneas te hacen imaginar lo que va a pasar con cierto pensamiento cansino de "seguramente va a pasar X cosa" y peor, ¡aciertas! No me malentiendan, en muchos libros me gusta ir deduciendo sobre la marcha y me alegra saber cuando adiviné bien, pero hay ocasiones que eso no me hace nada feliz. En esta novela pasó, dado que no me emocionaba para nada tratar de adivinar (y luego, confirmar) el curso de los acontecimientos. No sé si eran los personajes, la trama o qué sé yo, pero eso es lo que siento. No sé si me di a entender, pero tenía que decirlo.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario