Autor: Sue Grafton.
Sinopsis: En abril de 1988, un mes antes de que Kinsey Millhone cumpla treinta y ocho años, un joven llamado Michael Sutton [...] acude a la investigadora para hablarle de un antiguo caso jamás resuelto. Más de dos décadas atrás, en 1967, una niña de cuatro años fue secuestrada, y ahora una noticia aparecida en un periódico ha reavivado los recuerdos de Michael: éste cree que, cuando él era pequeño, vio cómo enterraban el cadáver de esa niña y que podría identificar a quienes la asesinaron. Quiere que Kinsey le ayude a localizar la tumba y encontrar a los asesinos. [...] Kinsey acepta dedicarle un día, sólo un día, de su tiempo. Pronto, sin embargo, descubre que Sutton es, como mínimo, un poco fantasioso y, lo más importante, que le oculta información sobre sí mismo. [...] (Extracto de la introducción)
Formato: epub.
¿Qué les puedo decir? Lo que se debe tener en cuenta cuando se leen novelas de misterio, tirando a thrillers y/o policiacas, es que en cualquier momento te puedes topar con historias conmovedoras, crueldad sin sentido, asesinatos... o todo eso en una extraña mezcolanza que al final, no sabes bien si te gustó o no. Eso último depende, según mi experiencia, debido a los personajes (o al menos, la mayor parte). Por eso, como quizá ya mencioné en otras seudo-reseñas del Alfabeto del Crimen, no desfallecí en una letra anterior y dejé de leer: la protagonista puede hartarme en ciertas ocasiones, pero al mismo tiempo, me enganchan sus métodos y su carácter, y al final, decido seguirla acompañando. Todo eso es por el libro en turno, así que pasemos a lo que interesa.
Kinsey Millhone está más cerca de los 40 años, aunque no lo dice así, cuando le llega un tipo con un caso: por alguna razón, cree estar seguro que fue testigo de un crimen que le vino a la memoria de cuando era pequeño. El asunto se ve dudoso, pero Kinsey decide lanzarse al caso de todos modos, con esa mentalidad suya de que podría sacar algo por el trabajo si trabaja en él unos días (entre otras cosas, porque es antiguo y pocas esperanzas tiene de hallar resultados contundentes), para luego finiquitar la diligencia con el cliente. Solo que, entre lo de la antigüedad del caso y que el mentado cliente no parece ser todo lo que dice, a Kinsey se le viene encima el hurgar más de lo que quizá pensaba en un principio y claro, al final, espera salir bien librada (aunque sea de milagro).
A estas alturas de la serie (que por la letra del título, supondrán correctamente en que nos acercamos al final), son pocas las cosas que podría haberse sacado Grafton de la manga para asombrarnos, ¿verdad? Bueno, considerando que la autora pedía asesoría de gente realmente involucrada en crímenes (policías, abogados y otras profesiones que a veces aparecen en sus tramas), no diría eso. La vida real, nos guste o no, a veces es más cruda que la ficción y en esta ocasión se nos recuerda con más fuerza, ya que se involucran la enfermedad y la muerte, en más de una forma y en personas que probablemente no lo merecieran. El caso principal que investiga, que terminó en la desaparición de una niña, es cuando le recuerda a Kinsey (y a nosotros) que en el mundo hay gente que solo se preocupa por sí misma y no enfrenta sus errores, con consecuencias fatales. Y sí, también te hacen pensar en los pocos que se arrepienten de sus pecados y aceptan el pago por ello, en contraste con los esos egoístas ya mencionados, que negarán por siempre lo que hicieron si eso los salva de un castigo más que justo (pero que sin duda se ganaron).
Además, desde hace unos pocos libros, Kinsey también está involucrándose con una familia que no sabía que tenía (me permito recordarles que es una especie de solitaria y no le molesta en absoluto), por lo que en algún momento, aparecen algunos de esos parientes queriendo conectarse con ella, pero no sabe realmente qué hacer precisamente, por la falta anterior en su vida de una familia extendida. Eso sí, da muchas vueltas, pero parece no costarle mucho hacerse a la idea, aunque otra cosa será el que sepamos más de esta parentela porque ella quiera verlos y no porque se aparezcan para darle trabajo o quién sabe, algunos problemas.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
(Leído en 2019)
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