Autor: Sue Grafton.
Sinopsis: Es el mes de diciembre, y Kinsey Millhone atraviesa una época de calma. Tiene entre manos un caso rutinario: una colisión entre dos vehículos, que ha de investigar para el abogado Lowell Effinger. Sin embargo, a medida que avanza en sus pesquisas, empieza a sospechar que la mayoría de los implicados, incluidos los testigos, no son lo que parecen. Además, la tranquilidad de Kinsey se ve perturbada cuando Gus Vronsky, un vecino que no se distingue precisamente por su amabilidad ni su buen humor, sufre una caída y no puede valerse por sí mismo; contrata entonces a Solana Rojas, una enfermera que habrá de cuidarlo y tras cuya aparición Gus parece ir de mal en peor. Para colmo, Henry, el octogenario casero de Kinsey, se echa novia e insiste en que la detective le dé su opinión. [...] (Extracto de la introducción).
Formato: epub.
¿Qué les puedo decir? Ya llevamos mucho recorrido en el Alfabeto del Crimen y créanme, a veces no podía creer que no hubiera desfallecido en algún momento. Si no recuerdo mal, hubo algunos de los libros que dejé en pausa debido a maratones de lectura, aunque no el caso de este. De hecho, revisando mi registro en Goodreads, lo terminé bastante rápido, quizá por la trama, que salía un poco de la media de otras de las "letras".
Kinsey Millhone comienza este libro hablándonos de que sabe que existe la gente mala (ella usa un adjetivo para ellos, pero mejor no revelar demasiado, por ahora), esa que se aprovecha de gente vulnerable, y en ocasiones lo hace por el simple hecho de que pueden. Menciona el nombre de alguien y ahí intuimos que de esa persona acabaremos sabiendo pelos y señales en este libro, pues en el arranque de la historia como tal, nos la mencionan y nos dicen algo sobre de dónde sale. Luego, pasamos a lo acostumbrado; es decir, a ver y sentir todo desde la perspectiva de Kinsey, que por una vez, parece que no está involucrada en nada peligroso: solo un accidente entre dos automovilistas. Si recuerdan, ella tiene experiencia en trámites similares porque estuvo una temporada con quienes antes le rentaban un despacho, en el edificio de una compañía de seguros. Pero el caso, conforme avanza la investigación, empieza a volverse menos simple; eso, sumado a dramas más o menos domésticos (relacionados con la gente con la que convive), hacen que Kinsey salga de su periodo tranquilo a uno más que accidentado.
De vez en cuando, Grafton hace que nos acordemos que quizá no siempre es necesario hay que estar metido en una persecución o en un tiroteo para sentirse a un segundo de morir, o de ver morir a alguien querido. No, a veces la gente normal se topa con esas cosas sin querer, haciendo su vida de manera normal y sin realmente saber lo que se les viene encima hasta que es tarde. Eso le pasa a Kinsey y algunos allegados en este libro: van y vienen como siempre, pero algo los golpea de pronto y lo solucionan sobre la marcha, como mejor pueden, preguntándose más de una vez cómo diablos llegaron allí. Más de uno lo hemos sentido, lo superamos y al acabar, repasamos todo y podemos dar gracias de estar del otro lado. Créanme, Kinsey se sintió más o menos así al final de este monumental enredo que contenía a más de un tipo de "mala persona".
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
(Leído en 2019)
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