Título: La muerte de un instalador.
Autor: Álvaro Enrigue.
Sinopsis: [...] El encuentro definitivo en la vida de Sebastián Vaca y Aristóteles Brumell, el primero un artista plástico sin dinero y el segundo un millonario sin oficio ni beneficio. Después de analizar la situación del artista, Brumell decide convertirse en su mecenas y llevar a cabo un perverso plan. (Extracto de la contraportada de mi ejemplar).
Editorial de mi ejemplar: Fondo de Cultura Económica (libro 6 de la colección 18 para los 18).
¿Qué les puedo decir? No sé si lo mío con esta colección es maldición o qué, pero en serio, ¿de cuál se fumaban mis compatriotas? No digo que no escriban bien, ni mucho menos, pero es que algunas de sus premisas son... Bueno, no es como si fueran a entenderme de seguir expresándome así, por lo que iré al grano y ya ustedes dirán.
Un instalador es un tipo de artista, que montaba algo así como una escena en una sala y la gente iba a admirarla. La novela comienza precisamente con ciertas personas yendo a la presentación de uno de estos instaladores, pero por ciertas razones, acaba pasando una tragedia al final. Con eso, uno de los asistentes al evento, un richachón sin muchos escrúpulos, comienza a mover piezas para tener bajo su ala a un artista de poca monta, ¿pero qué hará con él al final?
Lo dicho, mis compatriotas de aquellos años sabían usar los elementos de la época, lo que andaba de moda y los acontecimientos, a veces peculiares, que inundaban la sociedad, pero en serio, lo que retrata Enrigue en esta novela no solamente es una ocupación que en lo personal, me parece un poco rara (la de instalador, se entiende), sino que nos hace ahondar en la mente de un hombre joven y con dinero pero que no hace gran cosa de provecho, salvo satisfacer algunos retorcidos deseos, como sucede cuando se involucra, precisamente, con un instalador cuyo futuro profesional es poco o nulo.
No voy a decir que no hay gente como Brumell de esta novela, porque ya sabemos que, con dinero, algunas personas se creen con derecho de hacer un montón de cosas. Sin embargo, creo que soy del tipo de persona que es fácilmente impresionada con comportamientos que jamás haría, o en caso contrario, no me sentiría tan rara (por no decir confundida) por la forma en que esta novela terminó... aunque no dudo que en la época en la que se ambiento, hubiera sido posible. Hasta pena me dio Vaca, la verdad, aunque en ciertas partes pensaba "¿en serio no se da cuenta de lo que pasa? ¿De verdad un artista que quiere progresar con desesperación cae tan fácil en esa clase de tretas?" De eso no sé la respuesta y quizá nunca la sepa.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
(Leído en 2017)
Un instalador es un tipo de artista, que montaba algo así como una escena en una sala y la gente iba a admirarla. La novela comienza precisamente con ciertas personas yendo a la presentación de uno de estos instaladores, pero por ciertas razones, acaba pasando una tragedia al final. Con eso, uno de los asistentes al evento, un richachón sin muchos escrúpulos, comienza a mover piezas para tener bajo su ala a un artista de poca monta, ¿pero qué hará con él al final?
Lo dicho, mis compatriotas de aquellos años sabían usar los elementos de la época, lo que andaba de moda y los acontecimientos, a veces peculiares, que inundaban la sociedad, pero en serio, lo que retrata Enrigue en esta novela no solamente es una ocupación que en lo personal, me parece un poco rara (la de instalador, se entiende), sino que nos hace ahondar en la mente de un hombre joven y con dinero pero que no hace gran cosa de provecho, salvo satisfacer algunos retorcidos deseos, como sucede cuando se involucra, precisamente, con un instalador cuyo futuro profesional es poco o nulo.
No voy a decir que no hay gente como Brumell de esta novela, porque ya sabemos que, con dinero, algunas personas se creen con derecho de hacer un montón de cosas. Sin embargo, creo que soy del tipo de persona que es fácilmente impresionada con comportamientos que jamás haría, o en caso contrario, no me sentiría tan rara (por no decir confundida) por la forma en que esta novela terminó... aunque no dudo que en la época en la que se ambiento, hubiera sido posible. Hasta pena me dio Vaca, la verdad, aunque en ciertas partes pensaba "¿en serio no se da cuenta de lo que pasa? ¿De verdad un artista que quiere progresar con desesperación cae tan fácil en esa clase de tretas?" De eso no sé la respuesta y quizá nunca la sepa.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
(Leído en 2017)
No hay comentarios:
Publicar un comentario