sábado, 1 de diciembre de 2018

Tinta a la Carta XCVI: Desayuno en tres tiempos

~Entrada~ 
Todas las palabras que no me han dicho 
(Verónique Poulain) 
Mis padres me llevan al zoológico de Vincennes. Charlan entre ellos. Todo el mundo los mira. Cuando se cierran las puertas, voltean en el andén para observarlos. Unos se ríen en sus narices. Otros fingen no ver nada. Me incomoda tremendamente y además no soporto que los miren como si fueran animales curiosos. Tengo que contenerme. Me quedo impasible. Aprieto con fuerza la mano de mi padre y pongo cara de no haberme dado cuenta de nada. 
Varias estaciones después estoy ya furiosa y exploto: «¿Qué? ¿Qué miran? Son sordos. ¿Les molesta?» 
Silencio. El vagón entero se mira los pies. Mis padres lo han entendido. Me dicen que me calme, que «siempre es igual», que no es grave. 

~Plato Fuerte~ 
El grillo del hogar 
(Charles Dickens) 
Las hadas volvieron el semblante hacia John, y parecieron preguntarle: —¿Y ésa es la mujer que nunca te ha querido? 
Una sombra pasó por el espejo, o el cuadro, como os plazca. La gran sombra del extranjero, tal como apareció por primera vez bajo su techo, cubría toda la superficie del cuadro y borraba los demás objetos. Pero las ágiles hadas trabajaron como abejas diligentes para disiparla, y Dot reapareció hermosa y brillante. 
Mecía al chiquitín, le cantaba dulcemente una canción, apoyando la cabeza en un hombro que formaba parte del hombre taciturno, junto al cual permanecía el grillo–hada. 

~Postre~ 
Ever After High. El cuento de Hunter Huntsman 
(Shannon Hale) 
Así, de espaldas, no estaba muy seguro, pero pensó que la chica le resultaba familiar. ¿Sería una compañera de Ever After High? La bondad de la chica hizo que se le derritiera el corazón como un trozo de mantequilla en unas gachas calientes. Y el piar desesperado de la mamá pájaro fue suficiente para que se le escapara una lagrimilla. 
Hunter recogió un poco de corteza de árbol, ramitas de pino y un panal de miel. Unos minutos más tarde había construido una bonita pajarera. Más bien, un castillo para pájaros. Era capaz de construir cualquier cosa con los materiales que tuviera a mano. Su padre usaba su talento natural de cazador para fabricar trampas y armas. ¿Qué pensaría si su hijo lo usaba para construir pajareras o más bien, castillos para pájaros? 
Hunter trepó a un árbol que había tras la chica poniendo en práctica los Pasos Sigilosos del Cazador, colgó la pajarera de una rama alta y se retiró. 

Con mis agradecimientos para Nea Poulain, por la idea para el ciclo de entradas "Tinta a la Carta".

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