Título: Cada siete olas (en el idioma original, Alle sieben Wellen).
Autor: Daniel Glattauer.
Sinopsis: [...] Leo Leike vuelve de Boston tras poco menos de un año. En casa lo esperan noticias de Emmi Rothner. Ambos se dan cuenta de que sus sentimientos no han cambiado y piensan que deberían verse una vez en persona. [...] (Extracto de la contraportada de mi ejemplar).
Editorial de mi ejemplar: Santillana Ediciones Generales SA de CV, a través de Punto de Lectura.
¿Qué les puedo decir? A estas alturas, quienes anden seguido por este blog sabe que, cuando leo novelas, procuro seguir las historias hasta el final en caso de que estén compuestas por más de un libro. Por eso, al enterarme de la existencia de Contra el viento del norte, también acabé sabiendo de la novela de la presente seudo-reseña, y sabía que si leía una, querría leer la otra, al menos para no quedarme con la duda de "qué pasa después". Así la cosa, y advirtiendo desde ya que quizá mencione detalles que podrían considerarse spoilers, pasemos a lo que interesa.
Al final de Contra el viento del norte, parece que la realidad se ha impuesto a los protagonistas; esto es, que Leo y Emmi tuvieron un desencuentro, en lugar de un encuentro en persona. Habían hablado... bueno, se habían escrito al respecto, pero al final, cada uno tomó su camino como lo que la mayoría del mundo haría cuando le pasa lo que a ellos: el recibir un correo electrónico dirigido a uno por error. Pero luego, la comunicación se reanuda, pero los dos tienen circunstancias personales que harían incómodo y difícil el verse en persona. ¿Eso hará que de nuevo se distancien o lograrán llegar a una resolución mejor?
Sé que no está quedando demasiado claro lo que pasa con estos dos (Leo y Emmi), porque claro, puede que dé detalles tipo spoilers, pero procuro saltarme los que considero que estarían destripando gran parte de la trama. Eso dificulta las cosas cuando se habla de la secuela de una novela, porque no solo estoy evitando destriparles el libro en turno, sino el anterior, porque quisiera que, de llegarse a interesar, sea por curiosidad bien fundada, no solo porque me lancé de lleno a desgranar todo y que luego lo haga sin gracia, además. Habiendo dicho eso, lo que separa a Leo y Emmi, aparte de no conocerse en persona, son sus respectivas vidas personales, con circunstancias que han ido saliendo a la luz conforme su relación avanza a través de correos electrónicos, algunos tan largos como una carta de varias páginas y otros, tan breves como una sola línea de texto. La gente, creo yo, es más cautelosa por escrito porque tiene la oportunidad de pensar un poco más sus palabras que cuando habla, pero eso no significa que en esta novela, los protagonistas no sean sinceros. Solo eso y el ser claros en sus sentimientos los hará tener un buen desenlace.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
(Leído en 2018)
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