Título: El abuelo que saltó por la ventana y se largó (en el idioma original, Hundraåringen som klev ut genom fönstret och försvann).
Autor: Jonas Jonasson.
Sinopsis: Momentos antes de que empiece la pomposa celebración de su centésimo cumpleaños, Allan Karlsson decide que nada de eso va con él. Vestido con su mejor traje y unas pantuflas, se encarama a una ventana y se fuga de la residencia donde vive, [...]. Sin saber adónde ir, se encamina a la estación de autobuses, [...]. Allí, [...], un joven le pide que vigile su maleta, con la mala fortuna de que el bus llega antes de que el joven regrese y Allan, sin pensarlo dos veces, se sube con la maleta, ignorante de que en su interior se apilan, ¡santo cielo!, millones de coronas en efectivo. Pero Allan no es una persona fácil de amilanar. A lo largo de su centenaria vida ha tenido un montón de experiencias de lo más singulares [...]. Sin embargo, esta vez, [...], está a punto de poner todo el país patas arriba. [...] (Extracto de la contraportada de mi ejemplar).
¿Qué les puedo decir? No me van a negar que, con semejante título, la novela no llama la atención. Vamos, alguien atrévase, lo reto. En lo personal me pasó, pero no acababa de convencerme la sinopsis, algo me decía que podía ser un lío. Pero después, por azares del destino, un día en la televisión salió un comercial de una película que sí, se titulaba como el libro y claro, no podía ser otra cosa que la adaptación. Entonces pensé "si no logro pescar la peli el día que la pasen, luego veo si hallo el libro a buen precio". Y dicho y hecho: la película no logré verla, pero Salamandra tuvo disponible en algunas librerías dos ediciones de la novela y claro, me fui por la más barata... y la que tiene rosa, para qué lo niego. La saqué de las lecturas pendientes por uno de los maratones de lectura del Foro de los Black y bueno... entremos en materia, para que sepan más.
Hay en cierta residencia de ancianos sueca una fiesta en curso: uno de sus ocupantes cumplirá cien años, lo que no es poca cosa. La fiesta, que incluye palabras de invitados distinguidos y hasta reporteros, parece que irá por todo lo alto... sin el festejado. Sí, la novela inicia cuando Allan Karlsson, determinado y sin avisarle a nadie, se sale de su cuarto por la ventana y se escapa, sin más, porque él para empezar nunca pidió una fiesta, menos aquello en lo que se convirtió el evento. Así la cosa, se va a buscar un autobús en el cual alejarse lo más posible de ese poblado, pero un tipo de pronto le encarga una maleta y se va a hacer quién sabe qué. Allan, cuando de pronto llega el autobús que quiere abordar, apenas se pregunta dos segundos si dejar botada la maleta o no. Alerta de spoiler: se lleva la maleta, y es con ella que empieza una persecución monumental por todo el país.
En una elaborada trama donde combina capítulos en el tiempo presente y en el pasado del protagonista, Jonasson nos presenta a un tipo que va por la vida, literalmente, sin deberla ni temerla: no lo consideran muy inteligente o hábil, y el mismo Karlsson parece bien consciente de sus capacidades, pero eso no le impide estar, de una forma u otra, en acontecimientos que sin él saberlo, cambiarían la Historia (sí, así como mayúsculas). El Karlsson del presente, por su parte, después de escapar de su no deseada fiesta de cien años, se va topando con algunos personajes muy particulares que, a su modo, le ayudan a salir de un último lío: la maleta que le encargaron y que él decidió llevarse sin más, contiene una millonada no muy legal, y hay quien lo sigue para recuperarla... y acabar con su vida. Pero es cuando nos preguntamos, conforme se alternan los capítulos del pasado con esta extraña aventura, si Allan seguirá poseyendo su extraña buena suerte o de plano será su último cumpleaños.
Esta clase de novelas tienen su encanto, si les digo la verdad. Es un logro presentar a un protagonista con la personalidad de Allan y lograr que agrade, porque en sí Allan no es el más agradable, aunque no llega a ser totalmente un ogro contra el mundo, si es que me entienden. Tiene su genio, es el tipo de hombre que ve la situación, llega a una conclusión y actúa en consecuencia si nadie está allí para indicarle otro camino a seguir. Conforme se desvelan su vida y sus viajes (porque el hombre viajó de lo lindo), se va conociendo todo lo que lo llevó a ser ese anciano que, al llegar al centenar de años de vida, lo que ya quería era colgar los tenis. Sí, lo lamento, pero me dan ganas de picar su curiosidad con ese dato de la trama para que lean la novela, porque hubo momentos en los que quería reírme de lo lindo por lo absurdo de la situación... y porque Jonasson lo supo contar para que estuviéramos de parte de Allan casi todo el tiempo. Créanme, amarán a este abuelo e incluso comprenderán por qué saltó por la ventana para largarse de donde estaba.
Dato curioso aparte: al momento de la publicación de la presente seudo-reseña, ya lleva un tiempo en el mercado una secuela de esta novela que me topé de pura casualidad un día en la librería. No miento, nunca vio anuncio alguno antes de quedarme viendo toda pasmada la portada, el autor y el título (tan pintoresco como el del primer libro, parece que Jonasson tiene algo con la forma en que titula sus novelas), así que no se sorprendan que en el futuro, Allan Karlsson vuelva al blog.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
(Leído en 2018).
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