Autor: Sue Grafton.
Sinopsis: En un lapso de apenas seis semanas, en Santa Teresa aparecen los cadáveres de dos hombres. Al primero, un investigador privado de dudosa reputación llamado Pete Wolinski, lo habían matado a tiros en lo que parecía un atraco de trágico final. El segundo, un sintecho fallecido por causas naturales, apareció en la playa y no llevaba encima ningún documento que acreditara su identidad; sólo le encontraron un papelito en el bolsillo del pantalón con el nombre y el número de la detective privada Kinsey Millhone, a quien pidieron desde la oficina del coroner que se acercara a la morgue para intentar identificarlo. Sin embargo, a medida que la investigadora va adentrándose en el misterio del muerto sin nombre, afloran algunas conexiones sumamente extrañas entre las dos muertes. [...] (Extracto de la introducción).
Formato: epub.
¿Qué les puedo decir? Cuando menos te lo esperas, en una novela de misterio puede que te venga a la mente el famoso meme que empieza con "He conectado los puntos [...]", yo sé lo que les digo. En el momento de leer W de Whisky, en realidad, el meme no lo conocía (de hecho, no estoy segura de que en 2019 existiera), pero no cabe duda que la reacción era muy similar en mí y en la protagonista del Alfabeto del Crimen, por dos cosas: porque ella misma se dedica a "conectar puntos" y porque no tenía ni idea, al principio, de qué sucedía. Pero vamos por partes.
Kinsey Millhone, detective privada, se entera en poco tiempo de dos tipos muertos: a uno lo conocía y al otro no. Al que conocía, un tipo de sus inicios en el ámbito de la investigación privada, no lo apreciaba mucho, más que nada por su forma de ser, pero eso no significaba que lo quisiera muerto y menos por la manera en que murió. Al otro difunto, como se dijo antes, no lo conocía de nada, y solo se entera de él porque el tipo traía información suya en un papel y quieren saber si ella lo llegó a ver. Kinsey, aunque lamenta en cierta forma la muerte de ambos hombres, no tiene ni idea de que indagando acerca del desconocido, se va a topar no solo con su identidad y sus posibles motivos para querer contactarla (cosa que no consiguió), sino que se va a acabar topando con cosas de la muerte del tipo que sí conocía.
Como siempre, Kinsey se mete cada cierto tiempo en casos que no parecen tener ni pies ni cabeza (o mejor dicho, en esos líos la mete su creadora). En esta ocasión, lo que la lleva a eso es un extraño, del que no habría sabido nada si no se hubieran dado ciertas circunstancias (entre ellas lo que parece un verdadero golpe de suerte) y por el cual, entre otras cosas, acaba conociendo un poco de cómo es la vida de los vagabundos en su ciudad. El muerto que sí conocía, que repito, no le gustaba mucho como persona, resultó que en los últimos tiempos hacía un trabajo más o menos interesante... en el sentido de resultaría peligroso para su vida, como acabó siendo. Ambos casos, aunque presentan ámbitos que Kinsey (y quizá muchos lectores) no conozcan bien, resulta que también invita un poquito a la reflexión, a preguntarse cómo serán las cosas en tu propia ciudad, ¿y no es una maravilla que un libro te invite a imaginar?
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
(Leído en 2019)
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