Título: Ojos llenos de sombra.
Autor: Raquel Castro.
Sinopsis: [...] Atari estudia música y es tecladista en un grupo de dark, pero ahora debe escoger entre irse becada a Rusia o seguir con la vida de siempre. Mientras elige, pone en la balanza sus intereses, sus recuerdos, sus amores y sus andanzas en la escena gótica. Quizá el destino no la encuentre lista, pero la hallará de buen humor y oyendo una canción oscura. (Extracto de la contraportada de mi ejemplar).
Editorial de mi ejemplar: SM de Ediciones S. A. de C. V. (a través de Gran Angular).
¿Qué les puedo decir? Como a varias personas que leen y/o compran demasiados libros, a veces tengo ciertos arranques. En esta ocasión, creo que el arranque fue por el precio, pero ¿para qué jurárselos si no lo recuerdo con exactitud? Digamos que es bueno, de vez en cuando, que sucedan estas cosas. Al menos a una le sirven para no enfrascarse por mucho tiempo en un mismo tipo de lectura, ¿no les parece? Ya dicho lo anterior, pasemos a lo que importa.
Acaba un concierto de una conocida banda, al menos es famosa en el ámbito dark. El grupo que abrió el concierto, El Lado Oscuro de la Luna, tiene como tecladista a una chica llamada Atari, a punto de cumplir la mayoría de edad y cuya vida es todo menos típica, empezando por su propio nombre, luego el hecho de ser una darketa y, conforme ella misma nos cuenta su historia, seguido por sus circunstancias.
La novela puede no parecer la gran cosa, además de ser increíblemente rápida: todo sucede durante un "puente" (fin de semana largo) en una de las ciudades más pobladas no solo de México, sino del mundo entero. No es algo que quiera leer una persona puritana, se los advierto, porque Atari es todo menos una chica inocente y bien portada (al menos en algunos casos). Sin embargo, precisamente allí radica el encanto de Atari y su banda, entiendas de dark o no: se sienten como jóvenes actuales, reales, de esos que hablan con desparpajo e intentan hacer lo que quieren aunque vayan en contra de lo "normal". La trama no es pretenciosa en el sentido de ser muy elaborada, y creo que ese es parte de su encanto si lo que se quería era contar una historia que va directo al grano.
Quizá para lo que recién acabo de decir sea exagerado, pero siento que historias como estas puede que le abran el camino a gente que apenas empieza a escribir y se pregunte "¿de verdad podré llegar a muchas personas? ¿Con todo y que mi forma de expresarme sea la de siempre? ¿No serán mis ideas muy simples?" Créanme, por algo se empieza, y Castro parece demostrarlo aquí.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
Acaba un concierto de una conocida banda, al menos es famosa en el ámbito dark. El grupo que abrió el concierto, El Lado Oscuro de la Luna, tiene como tecladista a una chica llamada Atari, a punto de cumplir la mayoría de edad y cuya vida es todo menos típica, empezando por su propio nombre, luego el hecho de ser una darketa y, conforme ella misma nos cuenta su historia, seguido por sus circunstancias.
La novela puede no parecer la gran cosa, además de ser increíblemente rápida: todo sucede durante un "puente" (fin de semana largo) en una de las ciudades más pobladas no solo de México, sino del mundo entero. No es algo que quiera leer una persona puritana, se los advierto, porque Atari es todo menos una chica inocente y bien portada (al menos en algunos casos). Sin embargo, precisamente allí radica el encanto de Atari y su banda, entiendas de dark o no: se sienten como jóvenes actuales, reales, de esos que hablan con desparpajo e intentan hacer lo que quieren aunque vayan en contra de lo "normal". La trama no es pretenciosa en el sentido de ser muy elaborada, y creo que ese es parte de su encanto si lo que se quería era contar una historia que va directo al grano.
Quizá para lo que recién acabo de decir sea exagerado, pero siento que historias como estas puede que le abran el camino a gente que apenas empieza a escribir y se pregunte "¿de verdad podré llegar a muchas personas? ¿Con todo y que mi forma de expresarme sea la de siempre? ¿No serán mis ideas muy simples?" Créanme, por algo se empieza, y Castro parece demostrarlo aquí.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
(Leído en 2015)
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