~Aperitivo~
Los dominios del ónix negro. La conexión
(Adriana González Márquez)
—Una
marca suple a otra marca
¡Maldición!
¿Qué se me estaba escapando? ¿Qué era lo que tenía que hacer?
—Una
marca suple a otra marca…
—¿Nessa?
—murmuró Erick deteniéndose frente a mí, por lo que lo primero que entró en mi
campo de visión fue su tatuaje del símbolo del Infinito y las marcas que habían
provenido de mí después de la Elevación.
—Una
marca suple… —jadeé comprendiendo.
—¿Nessa?
—Ya
sé lo que Matheo necesita.
—¿Qué?
—preguntó Erick con rostro desesperado.
Tragué
saliva con fuerza. Esto no iba a gustarle a nadie:
—Una
conexión.
~Entrada~
Los Borodin IV. Esperanza y gloria
(Christopher Nicole)
[…]
Él estaba de pie frente a la ventana, observando el corte diagonal de la luz de
la luna sobre el patio, escuchando el murmullo de la brisa del amanecer que ya
empezaba a soplar y el zumbido ronco y distante de los aviones que crecía y
crecía a cada instante.
¿Aviones?
¿A las cuatro de la mañana? Y era un gran número de aviones. Intentó mirar por
la ventana, pero no vio nada, aunque sí pudo oír una serie de golpes; golpes
intermitentes que también se acercaban y crecían en intensidad, como el zumbido
de los aviones.
John
Hayman se quedó absolutamente quieto, incapaz de dar crédito a lo que estaba
escuchando, a lo que el ruido le anunciaba: una gran flotilla de aviones volaba
sobre Rusia y dejaba caer bombas.
Se
oyó el alarido de una mujer.
~Plato Fuerte~
El
juego del ángel
(Carlos Ruiz Zafón)
—Martín,
quiero que cree una religión para mí.
Al
principio pensé que no le había oído bien.
—¿Cómo
dice?
Corelli
me sostuvo aquella mirada con sus ojos sin fondo.
—He
dicho que quiero que cree una religión para mí.
Le
contemplé por un largo instante, mudo.
—Me
está tomando el pelo.
Corelli
negó, saboreando su vino con deleite.
—Quiero
que reúna todo su talento y que se dedique en cuerpo y alma durante un año a
trabajar en la historia más grande que haya usted creado: una religión.
No
pude más que echarme a reír.
~Entremés~
Cazadores
de Sombras y Subterráneos. La guía esencial
(Varios, edición de Cassandra Clare)
Que
su amistad sobreviva a la inestabilidad de Jace con respecto a lo que esta
revelación significa para Alec —y a sus cuestionamientos crudos y obtusos sobre
por qué este le da tanta importancia— es prueba de su fortaleza. A diferencia
de Clary, Jace todavía ignora los sentimientos de Alec hacia él, o bien no se
siente cómodo hablando de ellos. Jace simplemente conoce un hecho esencial
acerca de su amigo, lo que, por supuesto, no cambia lo que siente por él.
Dolorosa o no, la revelación no solicitada por Alec es la primera muestra que
tiene de que tal vez no perdería todo si fuera honesto consigo mismo y con los
demás. Tal vez no perdería a Jace. Tal vez conservaría a Magnus. Para cuando
Alec y Jace hablan abiertamente sobre los sentimientos de aquél en Ciudad
de Cristal, intenta alejar con brusquedad a Alec, al más puro estilo Jace.
Le dice que la razón de su enamoramiento es que lo ve como algo seguro, como
una pareja poco viable. Pero nosotros sabemos que esto no alejará a Alec, por
lo menos no de la manera en que realmente importa. Sí, Alec tarda en revelar
sus sentimientos por Magnus, pero la relación real que tiene con Jace,
no la prospectiva, es su primera prueba de que quienes lo aman lo aceptarán tal
como es. Su amistad con Jace tiene un poder transformador: lo ayuda a admitir a
quién ama.
~Postre~
Memorias
del Águila y del Jaguar. La ciudad de las bestias.
(Isabel Allende)
—Vas
a conocer la selva más misteriosa del mundo, Alexander. Allí hay lugares donde
los espíritus se aparecen a plena luz del día.
—Claro,
como el «abominable hombre de la selva» que andamos buscando —sonrió su nieto,
sarcástico.
—Lo
llaman la Bestia. Tal vez no sea solo un ejemplar, sino varios, una familia o
una tribu de bestias.
—Eres
muy crédula para la edad que tienes, Kate —comentó el muchacho, sin poder
evitar el tono sarcástico al ver que su abuela creía esas historias.
—Con
la edad se adquiere cierta humildad, Alexander. Mientras más años cumplo, más
ignorante me siento. Solo los jóvenes tienen explicación para todo. A tu edad
se puede ser arrogante y no importa mucho hacer el ridículo —replicó ella
secamente.
Con mis agradecimientos a Nea Poulain, por la inspiración para el ciclo de entradas "Tinta a la Carta".
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