—Como
quiera, Beverly. No quiero desanimarla, pero creo sinceramente que este trabajo
podría hacerlo usted misma. Incluso le detallaría con gusto algunos métodos de
actuación.
Me sonrió
en aquel punto, aunque con un rictus de dureza, y acabé por comprender que
estaba acostumbrada a salirse con la suya. […]
—Elaine y
yo no nos llevamos bien —dijo con voz fluida—. En mi opinión, ya he dedicado
demasiado tiempo a este asunto, pero prometí al señor Wender que la encontraría
para que pudiera procederse al reparto de la herencia. Los otros herederos le
presionan y él me presiona a mí. Le puedo dar un anticipo, si usted quiere.
Se puso a
rebuscar nuevamente en el bolso y esta vez sacó un talonario de cheques.
Desenroscó la capucha de la pluma de madera y se quedó mirándome.
—¿Bastará
con setecientos cincuenta dólares? —dijo.
Abrí el
cajón de la mesa.
—Voy a
redactar un contrato.
~Plato
Fuerte~
El
cazador de sueños
(Sherrilyn Kenyon)
—Tendrás que pagar caro ese deseo.
—No esperaba menos. Dime qué quieres.
—Un alma. Un alma humana.
Eso era sencillo. Eliminar una vida humana sería pan
comido. Las vidas humanas eran finitas y muy pocos mortales se molestaban en
apreciar la belleza de la existencia humana. Él, en cambio, saborearía ese
breve periodo de tiempo como uno de ellos.
—Trato hecho.
Hades volvió a chasquear la lengua.
—Pero qué inocente eres, chico. Has aceptado demasiado
pronto. No quiero cualquier alma humana.
—¿Cuál quieres?
—Quiero el alma de la mujer por la que has hecho un
trato con el diablo. […]
~Postre~
Fairest
(Marissa
Meyer)
Sin
embargo, tal como había aprendido de Channary, uno no siempre tiene que tomar
las cosas por la fuerza. A veces es mejor si haces que vengan a ti. Si haces
que te deseen.
Entonces
una alianza matrimonial, justo como Channary había soñado para sí durante todos
esos años. La princesa Winter sería una buena pareja para ese muchacho, pero
Winter no tenía sangre real. La alianza sería demasiado superficial.
No, debía
ser la reina. Debía ser Levana. Debía ser alguien que un día, algún
día, procrearía un heredero al trono.
Apretando
los labios, apagó la pantalla.
Supo que
tendría que hacerlo. Por el pueblo. Por su futuro. Por Luna.
Por toda
la Tierra.
Con mis agradecimientos a Nea Poulain, por la inspiración para el ciclo del entradas "Tinta a la Carta".
No hay comentarios:
Publicar un comentario