Título: Diablo Guardián.
Autor: Xavier Velasco.
Sinopsis: Violetta tiene quince años cuando cruza la frontera con más de cien mil dólares robados a sus padres, asimismo excelentes amigos de lo ajeno. Azarosamente desembarcada en Nueva York, sobrevive durante cuatro años a todo tren, gastando varios kilogramos de dinero mal habido. Para mantener ese ritmo, [...] se enseña a enganchar hombres en lobbies de hoteles lujosos. [...] Tampoco sabe que Nefastófeles [...] será una daga clavada en su bella espalda hasta que ya de vuelta en México, se tope con Pig, y llegue entonces la hora del Diablo Guardián. [...] (Extracto de la contraportada de mi ejemplar).
Editorial de mi ejemplar: Santillana Ediciones Generales S. A. de C. V. (a través de Alfaguara).
¿Qué les puedo decir? Esta novela la había tenido en el limbo de mi memoria por un buen rato. Estaba dentro de esos pensamientos tercos de "no voy a leerla solo porque X persona insiste". En este caso, la persona era Nea, que insinuaba nunca desistir de recomendar este libro hasta que lo leyera. Cuando menos me acordaba de él, dio la casualidad de que salió la edición conmemorativa por el décimo aniversario de que ganó el Premio Alfaguara, así que pensé "ya que voy a gastar en ella, pues que sea a lo grande", así que adquirí el ejemplar, que de hecho, en octubre de 2013 se fue conmigo al DF a que me lo autografiara el mismísmo Xavier Velasco (de esas vacaciones Bell no sacó entrada en el blog, lástima...). Lo curioso es que había capítulos que se me hacían eternos y aún así, pocos se me hicieron aburridos. Pero vamos por partes.
Violetta no es el verdadero nombre de la protagonista. Así se hace llamar porque le gusta y porque con ello le lleva la contraria a unos padres que detesta por falsos. Pero ella no es muy diferente, solo que en vez de falsedad, lo que a Violetta parece sobrarle es desfachatez. Un día, sin venir a cuento, después de descubrir la de tranzas que hacen sus padres con ciertas obras de caridad, la chica decide robarles a ellos, y largarse con el dinero lo más lejos posible. Así, inicia una vida vertiginosa, en la cual la suerte (o el azar, vayan ustedes a saber) guía sus pasos, que son de todos menos honestos y puros. Lo más increíble es que Violetta podrá estar mal en muchas cosas y ella misma lo sabe, pero no suele arrepentirse de nada. Ni cuando consigue a un perfecto cómplice para hacer una de sus clásicas jugadas, pero esta vez para librarse definitivamente de cierto mal que parece no quererla liberar.
Por otro lado, esta novela también es narrada desde el punto de vista de un tal Pig, aspirante a escritor que jamás escribe la Novela, y no por falta de oportunidad. Por alguna razón, su narración es de capítulos cortos, meditabundos, que dan la sensación de que Pig se conoce bien y aún así no hace nada por mejorar sus debilidades ni por pulir sus talentos. Al principio nos parece un personaje completamente opuesto a Violetta, así que ¿cómo se cruzan los caminos de ambos? Eso sale después, de manera bastante interesante, sin hacer menos a ninguno de los dos que nos narran una historia llena de desvergüenza, experiencias al límite y muchas ganas de que algo haga que la protagonista entre en vereda y al mismo tiempo, sabemos que si deja de ser así, Violetta perdería todo su encanto.
Como dato aparte, les diré que mi ejemplar contiene un texto extra en el cual el autor describe el duro proceso que fue concebir la que terminó siendo la protagonista de Diablo Guardián. Es un escrito entretenido, en el cual sientes que el señor Velasco te está contando eso sentados a la sala de su casa, como una historia privada (aunque obviamente, publicada en un libro ya no es nada privada). Eso te hace sentir más cerca del autor, es una experiencia interesante.
Por si todo lo anterior no lo dejó claro, Diablo Guardían me gustó. Ha sido una revelación. Su protagonista no es de esas personas que me gusten (ni en la fantasía, ni en la vida real), pero ese detalle no opaca lo obvio: que su historia es digna de contar. Gracias al señor Velasco por lanzarla al mundo. Y gracias a Nea por insistir en que la leyera.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
Violetta no es el verdadero nombre de la protagonista. Así se hace llamar porque le gusta y porque con ello le lleva la contraria a unos padres que detesta por falsos. Pero ella no es muy diferente, solo que en vez de falsedad, lo que a Violetta parece sobrarle es desfachatez. Un día, sin venir a cuento, después de descubrir la de tranzas que hacen sus padres con ciertas obras de caridad, la chica decide robarles a ellos, y largarse con el dinero lo más lejos posible. Así, inicia una vida vertiginosa, en la cual la suerte (o el azar, vayan ustedes a saber) guía sus pasos, que son de todos menos honestos y puros. Lo más increíble es que Violetta podrá estar mal en muchas cosas y ella misma lo sabe, pero no suele arrepentirse de nada. Ni cuando consigue a un perfecto cómplice para hacer una de sus clásicas jugadas, pero esta vez para librarse definitivamente de cierto mal que parece no quererla liberar.
Por otro lado, esta novela también es narrada desde el punto de vista de un tal Pig, aspirante a escritor que jamás escribe la Novela, y no por falta de oportunidad. Por alguna razón, su narración es de capítulos cortos, meditabundos, que dan la sensación de que Pig se conoce bien y aún así no hace nada por mejorar sus debilidades ni por pulir sus talentos. Al principio nos parece un personaje completamente opuesto a Violetta, así que ¿cómo se cruzan los caminos de ambos? Eso sale después, de manera bastante interesante, sin hacer menos a ninguno de los dos que nos narran una historia llena de desvergüenza, experiencias al límite y muchas ganas de que algo haga que la protagonista entre en vereda y al mismo tiempo, sabemos que si deja de ser así, Violetta perdería todo su encanto.
Como dato aparte, les diré que mi ejemplar contiene un texto extra en el cual el autor describe el duro proceso que fue concebir la que terminó siendo la protagonista de Diablo Guardián. Es un escrito entretenido, en el cual sientes que el señor Velasco te está contando eso sentados a la sala de su casa, como una historia privada (aunque obviamente, publicada en un libro ya no es nada privada). Eso te hace sentir más cerca del autor, es una experiencia interesante.
Por si todo lo anterior no lo dejó claro, Diablo Guardían me gustó. Ha sido una revelación. Su protagonista no es de esas personas que me gusten (ni en la fantasía, ni en la vida real), pero ese detalle no opaca lo obvio: que su historia es digna de contar. Gracias al señor Velasco por lanzarla al mundo. Y gracias a Nea por insistir en que la leyera.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
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