Título: Sin culpa (en el idioma original, Blameless).
Autor: Gail Carriger.
Sinopsis: Lady Maccon se convierte en el escándalo de la temporada de Londres al abandonar la casa de su marido y regresar con su horrible familia. La reina Victoria la despide del Consejo de la Sombra y la única persona que puede explicar algo, lord Akeldama, abandona inesperadamente la ciudad. Para colmo, Alexia es atacada por una mariquita mecánica asesina, indicando, como solo las mariquitas pueden hacerlo, el hecho de que todos los vampiros de Londres están ahora muy interesados en ver a Alexia completamente muerta. [...] (Extracto de la introducción).
Formato: Digital (epub).
¿Qué les puedo decir? Con esto cierro las novelas de Carriger, al menos de momento. He investigado que hay otras dos de esta serie (titulada El Protectorado de la Sombrilla), pero en español no las encuentro, así que tendré que leerlas en un futuro, aunque de momento no me importa. Con la de cosas que tengo que asimilar y dejar de considerar graciosas... (Bell contiene una risita).
Alexia, por un "inconveniente" (como ella no deja de llamarlo), deja a su marido y se refugia en casa de su familia, donde su madre y sus medias hermanas no dejan de incordiarla, debido en parte a que ignoran su condición de preternatural o "sin alma", como la llaman a veces. El caso es que, viéndose agobiada por el trato que le dan y además, con la desaparición de uno de sus incondicionales amigos (lord Akeldama, un vampiro), decide buscar por sí misma respuestas para su "inconveniente", así que decide visitar Italia, la tierra natal de su padre, sin saber que quizá eso sea tan temerario como defenderse de una mariquita mecánica asesina solamente con fuerza bruta y su inseparable sombrilla.
A lo largo de su viaje, Alexia conoce a unos cuantos personajes peculiares, ya sean aliados o enemigos, que no dejan de causar interés, ya sea por su aspecto o por su profesión. Sin duda, lady Maccon tiene a su alrededor a la gente más pintoresca, sin dejar de ser ella la más particular de todas.
Por su parte, cuando lord Maccon parece dejar atrás la momentánea locura que le ha dado, se enfrenta a una conspiración desde dentro de la gente sobrenatural que trabaja para la reina Victoria, así como un par de acontecimientos bastante peculiares en el bajo mundo. Aunque claro, quien termina lidiando con la mitad de eso es su fiel Beta, Randolph Lyall (Bell suspira, Lyall le cae genial).
Lo anterior y algunas razones más (que me guardo por ser posibles spoilers) es que el final de Sin Culpa resulta adecuado e incluso podría tomarse por definitivo... si no conociera que hay más historia qué contar. Por lo pronto, esperaré a que salga una versión digital en español (y decente, no olvidemos eso), aunque no me quita el sueño, la verdad.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
Alexia, por un "inconveniente" (como ella no deja de llamarlo), deja a su marido y se refugia en casa de su familia, donde su madre y sus medias hermanas no dejan de incordiarla, debido en parte a que ignoran su condición de preternatural o "sin alma", como la llaman a veces. El caso es que, viéndose agobiada por el trato que le dan y además, con la desaparición de uno de sus incondicionales amigos (lord Akeldama, un vampiro), decide buscar por sí misma respuestas para su "inconveniente", así que decide visitar Italia, la tierra natal de su padre, sin saber que quizá eso sea tan temerario como defenderse de una mariquita mecánica asesina solamente con fuerza bruta y su inseparable sombrilla.
A lo largo de su viaje, Alexia conoce a unos cuantos personajes peculiares, ya sean aliados o enemigos, que no dejan de causar interés, ya sea por su aspecto o por su profesión. Sin duda, lady Maccon tiene a su alrededor a la gente más pintoresca, sin dejar de ser ella la más particular de todas.
Por su parte, cuando lord Maccon parece dejar atrás la momentánea locura que le ha dado, se enfrenta a una conspiración desde dentro de la gente sobrenatural que trabaja para la reina Victoria, así como un par de acontecimientos bastante peculiares en el bajo mundo. Aunque claro, quien termina lidiando con la mitad de eso es su fiel Beta, Randolph Lyall (Bell suspira, Lyall le cae genial).
Lo anterior y algunas razones más (que me guardo por ser posibles spoilers) es que el final de Sin Culpa resulta adecuado e incluso podría tomarse por definitivo... si no conociera que hay más historia qué contar. Por lo pronto, esperaré a que salga una versión digital en español (y decente, no olvidemos eso), aunque no me quita el sueño, la verdad.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
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