~Entrada~
La caza del Snark
(Lewis Carroll)
“Con cuidado y dedales se
busca, se persigue
con mucha esperanza y más
de un tenedor;
se le amenaza con
acciones de los ferrocarriles;
se le hechiza al final
con sonrisa y jabón.”
(“¡Exactamente así! —dijo
el capitán
en súbito paréntesis —.
¡Ese es exactamente el
método elegido
por quienes son expertos
en cazar al Snark!”)
“¡Mas oh tú, pretendido
sobrino, teme el día
en que encuentres un
Bujum en lugar de un Snark”
¡Y recuerda entonces con
gran delicadeza:
te extinguirás y nadie
más te hallará!”
~Plato Fuerte~
Sandy y la guerra
de los sueños
(William Joyce)
Luz Nocturna
estaba debajo del hombrecito, y los aldeanos observaron cómo se arrodillaba,
como si aquel hombre fuera un rey o algo parecido. El hombre parecía muy
amable; tenía una sonrisa luminosa. Era una sonrisa de lo más reconfortante que
provocaba en todo aquel que la miraba un intenso sentimiento de bienestar. No
alegría, sino algo similar a la paz del sueño. Una especie de sensación de
no–hay–preocupaciones–en–el–mundo. Ninguno, ni siquiera los Guardianes, podía
quitar los ojos del amable tipo. Y aunque no hablaba, oyeron, a través de su
corazón, que les susurraba una sola frase: Es hora de soñar. Después, con un
gesto de las manitas, la arena empezó a girar a su alrededor. No les hacía daño
ni se les metía en los ojos. Más bien parecía el cosquilleo de una sábana
suave. A continuación todos, hasta el Oso, se sumieron en un profundo y
reparador sueño.
~Postre~
Ever After High.
El cuento de Briar Beauty
(Shannon Hale)
—Ay, mamá… —dijo.
La hermosa mujer
castaña estaba sentada en la mesa, con la cara metida en un plato de huevos
revueltos fríos, durmiendo plácidamente.
Briar pensó que,
al menos, los huevos eran más fáciles de limpiar que las gachas. Se quitó el
jersey y lo puso sobre los hombros de su madre para que no se quedara fría.
Y, durante una
fracción de segundo, a Briar la asaltó una repentina ráfaga de tristeza y el
corazón le dio un vuelco. En el día de la gran ceremonia del Día del Destino,
que tendría lugar aquel otoño, firmaría El Gran Libro de los Cuentos y quedaría mágicamente destinada a
convertirse en la próxima Bella Durmiente. Y eso implicaba que tendría que
pasarse durmiendo cien años. Solo de pensar en todas las fiestas que se
perdería, en todos los años que no pasaría con su familia, ni con Apple y
Blondie… Por no mencionar que cuando despertara, ¡estaría completamente pasada
de moda!
Con mis agradecimientos a Nea Poulain, por la idea para el ciclo de entradas "Tinta a la Carta".
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