Título: Utopía (en el idioma original, Multiversum. Utopia).
Autor: Leonardo Patrignani.
Sinopsis: La realidad en que viven Alex, Jenny y Marco, a sus dieciocho años, es bastante cómoda: una nueva vida alejada de aquel dramático recuerdo del 2014 que ahora está oculto en su alma. [...] En otros lugares, o en otros tiempos, sus cuerpos han envejecido y el mundo se encuentra bajo la tiranía de alguien que teme el poder de estos chicos. Ellos han atravesado las dimensiones paralelas, han abarcado los confines del tiempo excavando en el pasado. El sentido de su viaje está a punto de serles revelado. [...] (Extracto de la solapa de la contraportada de mi ejemplar).
¿Qué les puedo decir? La última parte de la trilogía Multiverso es reciente, relativamente hablando. Vamos, se publicó en español en 2016, para que quede más claro (Bell rueda los ojos). Al verla, la compré para leer toda la historia de un jalón, y si les soy sincera, cuando llegué a este libro lo único que pensaba era en secuestrar al artista de portada para que dejara de hacerle genialidades a historias tan... ¿sinsentido? Lo siento, estoy medio frustrada, vamos a lo que seguramente quieren leer en vez de mis quejas (?), así que solo me queda advertirles que tengan cuidado con algunos detalles que son spoilers algo descarados de Multiverso y Memoria.
Poco a poco, se van desvelando distintas facetas del Multiverso. Las mentes de nuestros protagonistas, que supuestamente son la clave de todo lo que pueden hacer a través de las dimensiones paralelas, están en un gran riesgo de ser neutralizadas o peor, de que se destruyan. En el universo donde parece que están sus cuerpos originales, las cosas no han marchado según lo previsto, pero de eso no se enteran Alex y Jenny hasta mucho después, tras una serie de sucesos en los que Marco se involucra por su cuenta para poder desenmarañar lo peor de lo peor. Hay un universo paralelo donde los tres están a salvo y felices, ¿de verdad deben regresar a donde han pasado por cosas demasiado dolorosas? ¿En serio deben ellos participar en la caída de una sociedad controlada hasta en lo más banal? ¿Qué saldrá de todo eso, si logran lo que se proponen? El mundo ya no es lo que recuerdan, ¿podrán tener una vida en él?
Bueno, no puedo ponerme a describir (o seudo-reseñar, ambos términos son válidos en este blog) lo mejor y lo peor de este libro porque... No me decido qué entra en cuál categoría. A ratos, algo me parece una maravilla pero cuando lo analizo bien, descubro que en realidad es una ridiculez. Es en esta entrega donde esperaba tener algunas de las respuestas fundamentales, esas que consideraba el origen de todo el embrollo (o al menos una parte), pero nooooo... Patrignani hizo lo que quiso, llevó a los personajes a una lucha justa pero demasiado veloz, en la cual los (supuestos) protagonistas no es que hagan gran cosa y claro, termina con una aparente victoria, una que se veía venir pero que seguramente pocos esperaban tan pronto.
Los personajes... Descartemos (por tercera vez) a los protagonistas, por favor. Son adolescentes que, debido a las circunstancias, poseen cuerpos que no les corresponden, los cuales no han podido disfrutar como es debido y que quizá ya no funcionen bien. Eso incluso ellos lo saben, pero no parece preocuparles tanto como lo que pasa entre ellos. Sí, eso va específicamente por Alex y Jenny. Marco se salva un poco, solo un poco, porque él sí creció, es una mente brillante, comprende mejor a dónde va todo el asunto y trata realmente de hacer lo más adecuado, aunque claro, eso debió ser la señal del autor para hacerlo miserable muchas veces, ¡incluso en la parte final, que hace de epílogo! ¿Es en serio? ¿Debías torturarlo con algo así, Patrignani? (Bell se contiene de lanzar su ejemplar de Utopía por el puente del río San Francisco). Hay otros personajes por allí que pudieron ser grandes, estupendos, con algo más de personalidad de la que el autor nos mostró, pero creo que se quedó corto de páginas para la entrega y por eso le importó un comino.
En conclusión: la idea general es buena. ¡Con un demonio, claro que lo es! ¿Pudo explotarse mejor en una trilogía? Sí. ¿Debieron responderse más preguntas? ¡Oh, claro que sí! (Bell sigue frustrada por ese detalle). ¿Las portadas son garantía de calidad en el texto? ¡No, por favor, no crean eso! ¿Recomiendo echarse esta saga? Bueno, al público adolescente tal vez. Solo tal vez. Quiero creer que los jóvenes de hoy en día, hasta esos que leen poco, tienen más sentido común que la historia planteada aquí.
Sí, es raro que sea tan parcial en una seudo-reseña, ¿verdad? Lo siento, pero no me queda más remedio. Normalmente le dejo los destrozamientos a gente con más práctica y con mejores recursos lingüísticos (frases más geniales, vamos), pero en esta ocasión decidí arriesgarme a hacerlo yo. No es echarle tierra completamente a la trilogía, como pudieron darse cuenta, pero supongo que ha quedado claro mi parecer con ella.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
Poco a poco, se van desvelando distintas facetas del Multiverso. Las mentes de nuestros protagonistas, que supuestamente son la clave de todo lo que pueden hacer a través de las dimensiones paralelas, están en un gran riesgo de ser neutralizadas o peor, de que se destruyan. En el universo donde parece que están sus cuerpos originales, las cosas no han marchado según lo previsto, pero de eso no se enteran Alex y Jenny hasta mucho después, tras una serie de sucesos en los que Marco se involucra por su cuenta para poder desenmarañar lo peor de lo peor. Hay un universo paralelo donde los tres están a salvo y felices, ¿de verdad deben regresar a donde han pasado por cosas demasiado dolorosas? ¿En serio deben ellos participar en la caída de una sociedad controlada hasta en lo más banal? ¿Qué saldrá de todo eso, si logran lo que se proponen? El mundo ya no es lo que recuerdan, ¿podrán tener una vida en él?
Bueno, no puedo ponerme a describir (o seudo-reseñar, ambos términos son válidos en este blog) lo mejor y lo peor de este libro porque... No me decido qué entra en cuál categoría. A ratos, algo me parece una maravilla pero cuando lo analizo bien, descubro que en realidad es una ridiculez. Es en esta entrega donde esperaba tener algunas de las respuestas fundamentales, esas que consideraba el origen de todo el embrollo (o al menos una parte), pero nooooo... Patrignani hizo lo que quiso, llevó a los personajes a una lucha justa pero demasiado veloz, en la cual los (supuestos) protagonistas no es que hagan gran cosa y claro, termina con una aparente victoria, una que se veía venir pero que seguramente pocos esperaban tan pronto.
Los personajes... Descartemos (por tercera vez) a los protagonistas, por favor. Son adolescentes que, debido a las circunstancias, poseen cuerpos que no les corresponden, los cuales no han podido disfrutar como es debido y que quizá ya no funcionen bien. Eso incluso ellos lo saben, pero no parece preocuparles tanto como lo que pasa entre ellos. Sí, eso va específicamente por Alex y Jenny. Marco se salva un poco, solo un poco, porque él sí creció, es una mente brillante, comprende mejor a dónde va todo el asunto y trata realmente de hacer lo más adecuado, aunque claro, eso debió ser la señal del autor para hacerlo miserable muchas veces, ¡incluso en la parte final, que hace de epílogo! ¿Es en serio? ¿Debías torturarlo con algo así, Patrignani? (Bell se contiene de lanzar su ejemplar de Utopía por el puente del río San Francisco). Hay otros personajes por allí que pudieron ser grandes, estupendos, con algo más de personalidad de la que el autor nos mostró, pero creo que se quedó corto de páginas para la entrega y por eso le importó un comino.
En conclusión: la idea general es buena. ¡Con un demonio, claro que lo es! ¿Pudo explotarse mejor en una trilogía? Sí. ¿Debieron responderse más preguntas? ¡Oh, claro que sí! (Bell sigue frustrada por ese detalle). ¿Las portadas son garantía de calidad en el texto? ¡No, por favor, no crean eso! ¿Recomiendo echarse esta saga? Bueno, al público adolescente tal vez. Solo tal vez. Quiero creer que los jóvenes de hoy en día, hasta esos que leen poco, tienen más sentido común que la historia planteada aquí.
Sí, es raro que sea tan parcial en una seudo-reseña, ¿verdad? Lo siento, pero no me queda más remedio. Normalmente le dejo los destrozamientos a gente con más práctica y con mejores recursos lingüísticos (frases más geniales, vamos), pero en esta ocasión decidí arriesgarme a hacerlo yo. No es echarle tierra completamente a la trilogía, como pudieron darse cuenta, pero supongo que ha quedado claro mi parecer con ella.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
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