~Aperitivo~
El mago de Oz
(Lyme Frank Baum)
QUE DOROTHY VAYA A LA
CIUDAD ESMERALDA
La vieja se quitó la
pizarra de la nariz, y cuando hubo leído las palabras escritas en ella
preguntó:
—¿Es así como te llamas,
mi amor…, Dorothy?
—Sí —respondió la niña,
levantando la vista y secándose las lágrimas.
—Entonces debes ir a la
Ciudad Esmeralda; tal vez Oz te ayude.
—¿En dónde está esa
ciudad? —preguntó Dorothy.
—Ella se encuentra
precisamente en el centro del país, y está gobernada por Oz, el Gran Mago, del
que ya te he hablado.
—¿Es un hombre bueno?
—preguntó Dorothy, súbitamente animada.
—Tú debes caminar —dijo
la bruja sin responder a la pregunta—. Es un largo viaje, a través de una
comarca que a veces resulta agradable, pero a veces es sombría y terrible. Sin
embargo, yo usaré todas mis artes mágicas para que no te pase nada malo.
~Entrada~
Multiverso
(Leonardo
Patrignani)
—Una dimensión paralela… Anda
ya, Marco. Bonita historia, de verdad, esta vez te has superado —el tono de
Alex era sarcástico y resignado al mismo tiempo.
—¡No estoy inventando nada,
amigo! —exclamó con creciente agitación—. Existe documentación científica, hay
montones de libros e investigaciones sobre el tema. Son cosas que sigo desde
hace años, desde el día del accidente, desde que me hice esta pregunta por
primera vez.
—¿De qué pregunta hablas? […]
—¿Existe un mundo donde nos
hemos quedado en casa aquel día y hoy puedo caminar como una persona normal?
¿Un mundo donde mis padres aún están vivos?
—¿Y has encontrado una
respuesta?
—Sí, la he encontrado, ¡ya lo
creo!
La voz de Marco temblaba. Su
emoción era demasiado intensa. Nunca había confiado a nadie nada de eso. A
nadie, ni siquiera a Alex, le había contado que había sido precisamente el
accidente lo que lo había impulsado a realizar ese tipo de estudios.
—Es el Multiverso, Alex.
~Plato
Fuerte~
Trilogía del Malamor 3. El árbol
de la vida
(José
Ignacio Valenzuela)
—Esto es
lo que le permite a Rayén cambiar de cuerpo —dijo la muchacha—. Te presento el
origen de la transmutación.
Fabián
se quedó unos instantes en silencio, procesando la información que acababa de
recibir. Estiró un dedo con cierto resquemor y palpó la superficie de la vaina.
Al tocarlas, percibió el tamaño de las semillas que se alineaban al interior de
aquella vaina, e inventó algunas explicaciones para justificar que algo de
apariencia tan inocente pudiera provocar un resultado tan brutal y contundente
como la modificación de un cuerpo humano.
Sin
embargo, lo que nunca imaginó ni en sus más desorbitadas fantasías, fue que
solo en unos cuantos días estaría soplando sobre el rostro de su amada, lleno
de desesperación y tristeza, el polvo de esas mismas semillas, para luego ser
testigo de la experiencia más aterradora de toda su existencia.
~Postre~
Gump
& Co.
(Winston Groom)
—Señor Gump, éste es Tom Hanks
—anunció Elaine.
—Encantado de conocerlo
—respondí, y le presenté al pequeño Forrest. […]
—¿Es usted actor? —pregunté.
—Sí. No le quepa la menor duda
—contestó Tom Hanks—. ¿Y usted?
Después de escuchar durante un
rato el relato sucinto de mi accidentada carrera, Tom Hanks dijo:
—Bueno, señor Gump, no se puede
negar que es usted un tipo especial. Quizás alguien debería hacer una película
sobre su vida.
—¡No! —respondí—. ¿A quién iba a
interesarle semejante sarta de tonterías?
Con mis agradecimientos para Nea Poulain, por la idea para el ciclo de entradas "Tinta a la Carta".
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