~Entrada~
Elsinore: un cuaderno
(Salvador Elizondo)
[…] Nos cuadramos… PFC Elizondo… 105…
Reporting!... Saludó displicentemente y sin quitar la vista de lo que estaba
escribiendo a máquina dijo con cuidadosa indiferencia: So you guys went AWOL
and made it to LA?... You will report tomorrow
at nine hundred to Coronel Hunter directly, in his office. At ease… take a seat
you guys… y luego agregó una vez que nos habíamos sentado: Bet you don’t know
what happened… Terminó de escribir su
boletín, lo sacó de un tirón de la máquina, lo firmó con su novedosa ball–pen y
nos contó lo que había pasado.
~Plato Fuerte~
Desde mi cielo
(Alice Sebold)
—¿Por qué no te levantas? —me
preguntó el señor Harvey, rodando hacia un lado y agachándose sobre mí.
Habló con voz suave,
alentadora, la voz de un amante a media mañana. Una sugerencia, no una orden.
Yo no podía moverme. No podía
levantarme.
Al ver que no lo hacía (¿fue
solo eso, que no siguiera su sugerencia?) se inclinó y buscó a tientas en el
saliente que tenía encima de la cabeza, donde guardaba su cuchilla y la espuma
de afeitar, y cogió un cuchillo. Desenfundado, me sonrió, curvándose en una
mueca burlona.
Él me quitó el gorro de la
boca.
—Dime que me quieres —dijo.
Se lo dije en voz baja.
El final llegó de todos modos.
~Postre~
(Cuento de invierno). El método de
respiración
(Stephen King)
El nacimiento es maravilloso, caballeros,
pero jamás, ni siquiera mediante un gran esfuerzo de la imaginación, lo hallé
bello. El útero de una mujer es como un motor. La concepción lo pone en marcha.
Se mueve de forma lenta al principio… pero, cuando el ciclo creativo se
aproxima al clímax del nacimiento, el motor acelera y acelera y acelera. Su
anterior ronroneo se convierte en firme zumbido, luego en retumbar y su
actividad y funcionamiento produce al final un bramido aterrador y vociferante.
Una vez que el motor se pone en marcha, toda futura madre comprende que su vida
está en juego. O da a luz al hijo y el motor se acallará de nuevo, o seguirá
acelerando con mayor estruendo y dificultad hasta explotar, matándola de sangre
y dolor.
El relato que voy a contarles es la
historia de un nacimiento, caballeros, en vísperas del nacimiento que la
humanidad lleva celebrando durante casi dos mil años.
Con mis agradecimientos para Nea Poulain, por la idea para el ciclo de entradas "Tinta a la Carta".
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