Título: Jules (en el idioma original, igual).
Autor: Didier van Cauwealert.
Sinopsis: Zibal es un genio un tanto particular. [...] sus descubrimientos científicos podrían haberle reportado una existencia desahogada; sin embargo, una serie de hechos desafortunados le han obligado a ganarse la vida vendiendo macarons en el parisino aeropuerto de Orly. Un día aparece por su puesto Alice, una joven y encantadora invidente, acompañada por su perro guía, Jules [...]. Alice va a tomar un avión para someterse a una operación que le permita recuperar la vista. La intervención resulta un éxito, pero para [...] Jules será el comienzo de una tragedia ya que lo asignan a otro invidente que lo maltrata. Jules huye y busca refugio en Zibal con el objetivo de que le ayude a encontrar a Alice. [...] (Extracto de la introducción).
Formato: epub.
¿Qué les puedo decir? A veces me da por leer cosas cortas y con cierto mensaje. Bueno, lo de "corta" es un decir, que en el caso de este libro, se sintió eterno, pero más que nada porque... bueno, pasemos al meollo del asunto para que me entiendan.
La historia comienza con un hombre llamado Zibal, que trabaja en el aeropuerto pero que tras unos momentos, queda claro que lo suyo no es precisamente vender golosinas, sino estar con la vista en un microscopio o algo así. La vida lo trató un poco mal y por eso acabó allí, ofreciendo macarons a los viajeros, y lo agradece por una vez al conocer a Alice, una mujer muy linda cuyo perro de servicio, Jules, es un encanto por derecho propio. Zibal, con la vida que ha tenido, está seguro que jamás volverá a ver ni a la mujer ni al perro, pero por un extraño (y malvado) giro del destino, es Jules quien lo encuentra a él, al parecer con la intención de que lo lleve de vuelta con Alice. ¿Podrá Zibal con la tarea? ¿Y qué pasará con Jules, ya que hubo una razón para separarlo de Alice cuando pasó?
Para empezar, las discapacidades no son retratadas con frecuencia en las novelas, o quizá soy yo la que termina eligiendo novelas donde salen pocas. Por otro lado, gran parte de la historia es para seguir a Jules, que no es una mascota como tal, sino un animal de servicio para gente con discapacidad, y dichos animales son entrenados de manera diferente a como entrenarías a un perro ordinario. En cierto momento de la historia, debido a que Alice ya no requiere a Jules, éste debe ser reasignado, pero aquí es cuando el autor decide mostrarnos lo que seguramente ya sabíamos: que no todos son buenos con sus animales, ni siquiera porque nos hagan un bien. Y claro, es cuando alabamos la sagacidad de Jules de alejarse de esa mala situación y de intentar buscar a alguien que lo lleve con quien sí era buena con él.
Los animales pueden ser seres gentiles y útiles, pero el ser racionales no hace que ciertos humanos devuelvan todo lo que algunos animales hacen por ellos (sí, esa parte de la historia me caló, la verdad). Por eso es importante el ayudar a los animales que lo requieran, aunque me pareció a mí que Zibal, por su personalidad, no era muy dado a tener confianza en la interacción con los demás, aunque uno fuera un perro (Jules también es muy listo, pero de nuevo, es un animal, así que Zibal no lo entiende del todo).
Esta historia es solo un vistazo a lo que viven algunos perros para invidentes y quizá no sea muy fiel, pero un poco sí te deja pensando, lo que quizá ya sea ganancia. Dan ganas de acariciar mucho a Jules... y zarandear un poquito a los protagonistas, por mucho que sean buenas personas. Y... mejor le dejo ahí para no soltar spoilers.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
(Leído en 2018)
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