Título: Boneshaker (en el idioma original, igual).
Autor: Cherie Priest.
Sinopsis: Durante la guerra civil, el inventor Leviticus Blue creó un ingenio capaz de atravesar el hielo de Alaska, donde se rumoreaba que se había encontrado oro. Nació así la increíble máquina taladradora Boneshaker. Sin embargo, la Boneshaker no funcionó bien, y destruyó el centro de Seattle [...]. Pasan dieciséis años, y un muro rodea la tóxica y devastada ciudad. Al otro lado vive la viuda Briar Wilkes, con una reputación arruinada y un hijo, Ezekiel. El joven se embarca en una cruzada secreta y su búsqueda lo llevará tras el muro [...]. Y solo Briar puede salvar a su hijo. (Extracto de la contraportada de mi ejemplar).
¿Qué les puedo decir? En el momento de la redacción de la presente, no puedo decirles con certeza cuándo o en qué librería fue que vi este libro por primera vez. Lo que sí recuerdo es que, de leer la sinopsis, no me llamaba la atención, no mucho, pero en algún momento, junto con el golpe de inspiración y afición que tenían sobre mí las barajas del tarot (si me siguen como autora de fanfics, quizá sepan cuándo fue eso), el concepto del steampunk me pareció fascinante (por estética solo al principio, lo admito). Eso me hizo darle una oportunidad a este libro al comprarlo (y el precio, que no era demasiado alto en su momento), pero luego, diversas lecturas se atravesaron en el camino y este pobre libro fue incluido en más de un maratón de lectura antes de que finalmente lo leyera.
La historia comienza con lo que podría considerarse un apéndice, en el sentido de que es lo que parece ser un extracto de un reporte o texto histórico enmarcado a finales del siglo diecinueve, en el cual se explica lo que le pasó a la ciudad de Seattle porque, en el tiempo en el cual se publicó ese texto, la mencionada ciudad se considera inhabitable y está rodeada por una muralla. Se dice lo que se sabe que ocurrió, más o menos, así como el fenómeno dentro de la muralla, pero no mucho más.
Luego de eso, se va uno de lleno a la historia, donde se lee de nueva cuenta el nombre del autor del texto "apéndice" mencionado antes, quien fue a buscar a las afueras de Seattle a una mujer llamada Briar Wilkes para entrevistarla, porque dice estar escribiendo un libro en el que ella podría ayudarle. Briar, en realidad, no parece muy amable, sobre todo al escuchar el tema del dichoso libro, así que la conversación no parece progresar para el escritor, pero luego de esta, ciertos acontecimientos llevan a Briar a una especie de pelea con su hijo, el cual es impulsivo como varios chicos, pero lo suyo podría traer consecuencias nefastas: el muchacho quiere ciertas respuestas a la historia de su vida y cree que solo las podrá encontrar en la antigua Seattle. Sí, en esa rodeada por una muralla por una muy buena razón. Briar tarda un poco, pero descubre lo que pasó y se decide a buscarlo, pero sabe tan bien como cualquiera que podría acabar muerta... o algo peor.
Se los advierto, estoy dejando fuera lo que aterroriza en la Seattle dentro de la mentada muralla porque parecería de película barata de terror. Fue una de las razones por las que no quería darle, al principio, una oportunidad a esta novela. De hecho, con una rápida búsqueda en internet, quizá se enteren de qué detalle estoy dejando fuera, pero les basta con saber que lo que acecha en esa ciudad destruida por un taladro gigante (porque sí, con eso comenzó todo), no es solo lo que llaman un "gas", resultó algo mucho peor para lo que nadie tiene una explicación confiable. Eso sí, es el punto de inflexión para esta realidad alterna de Seattle y sus alrededores, porque todos están de acuerdo en que, de no ser por el dichoso taladro, la ciudad seguramente seguiría en pie... y la máquina resulta ser parte de lo que el hijo de Briar intenta descifrar.
A todo esto, seguramente muchos se preguntan qué relación podrían tener Briar Wilkes y su hijo con el taladro Boneshaker, ¿no? Por algo el nombre de ese armatoste titula la novela. Bueno, esa es una de las razones por las cuales Briar se porta tan arisca desde el principio del libro, se insinúa desde la sinopsis: tiene relación con su "reputación arruinada": el taladro destruyó Seattle, causó la aparición del "gas" y con eso, desató un infierno. Es suficiente para odiar a quien sea que ocasionara el desastre y Briar resultó ser el chivo expiatorio. Ella lo sabe, y también sabe por qué, pero no deja que le afecte, pero a su hijo sí que le afecta, por eso lo de querer respuestas. El problema es que eso podría lograr que lo maten y es lo único que sí le afectaría a Briar.
Dejando de lado la trama solo un poquito, me permito recordarles algo que ya mencioné: esta novela se considera, en gran parte, dentro del género steampunk; esto es, un tipo de ficción que crea una realidad histórica alternativa, donde una de las principales características es que las máquinas de vapor tienen cierta importancia en el funcionamiento de la industria. Estoy resumiendo el concepto y quizá me esté equivocando un poco, pero es más o menos lo que necesitan saber para esto: la Seattle de este libro no es la Seattle que realmente fue más o menos en 1880. Eso nos da una idea de lo que es posible en ese contexto, a nivel histórico y social, pero a la vez, nos hace preguntarnos a lo largo de la trama, con qué nos van a salir para hacer funcionar tal o cual cosa: es el pasado, pero una alternativa, no lo que de verdad fue.
Por último, pero no creo que sea menos importante: al momento de leer la novela, no tenía ni idea de que hubiera más libros de Priest ambientados en este universo, pero luego supe que sí hay, aunque no me interesó lo suficiente en su momento para saber cuántos. Lo que sí pensé fue que Boneshaker había sido entretenida por si misma, incluso te tenía al borde del asiento en ocasiones, pero creo que puedo vivir sin preocuparme por el "después". Digamos que Briar me dio las suficientes respuestas como para dejarla en paz.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
(Leído en 2018)
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