sábado, 22 de abril de 2023

Tinta a la Carta CXIV: Merienda en cuatro tiempos

~Aperitivo~
Renace el fénix
(John J. Nance)
—Roy, estoy… petrificada. Han logrado transformar la solvencia en un desastre financiero. Yo preparé este asunto para que tuvieran pagos bajos y alta seguridad y pudieran sobrevivir a tres años de pérdidas cuantiosas.
—Hay más, Elizabeth.
—¿Qué más? —”No es posible”, pensó.
—Si declaran que no hemos cumplido con los pagos, pueden cancelar el arrendamiento de las aeronaves.
Elizabeth escudriñó los ojos de Ron Lamb y vio desesperación y arrepentimiento. Él había cometido un error gigantesco al confiar en la persona equivocada como director financiero y ahora quería que ella resolviera el problema con un movimiento de su varita mágica.
—Elizabeth, sé que es una tarea titánica, y confieso que te presenté un panorama más optimista. En este momento hay casi dos mil personas que trabajan para la compañía y confían en nosotros. Por eso te necesito. Te necesitamos. Por favor, no huyas.
—Está bien, Ron. Lo primero que debemos hacer es modificar el financiamento, pero no será fácil.
 
~Entrada~
El soñador desconocido
(Laini Taylor)
¿La Ciudad Oculta aún estaba en pie? ¿Su gente aún vivía? ¿Qué había ocurrido doscientos años atrás? ¿Qué había ocurrido quince años atrás? ¿Qué poder era capaz de borrar un nombre de las mentes del mundo?
Lazlo quería ir y averiguarlo. Ése era su sueño, audaz y magnífico: ir allá, a medio mundo de distancia, y resolver los misterios por sí mismo.
Era imposible, desde luego.
Pero ¿cuándo eso ha impedido que un soñador sueñe?
 
~Plato Fuerte~
Vida de Pi
(Yann Martel)
Soltó un rugido y arañó el aire. Pero no saltó. Quizás no temiera el mar cuando el hambre y la sed lo llevaran a la locura, pero de momento, tenía que aprovechar el temor que le tenía.
¡PRIIIIII! ¡PRIIIIII! ¡PRIIIIII! ¡PRIIIIII! ¡PRIIIIII! ¡PRIIIIII!
Retrocedió y se tiró al fondo del bote. La primera sesión de adiestramiento había acabado. Había sido un éxito rotundo. Dejé de pitar y me desplomé encima de la balsa, sofocado y agotado.
Y asi acaeció:
Plan Número Siete: Mantenerlo Vivo.
 
~Postre~
Bajo la misma estrella
(John Green)
—¿Qué pasa aquí? —preguntó la mujer de mediana edad un segundo después de que yo hubiera tomado la foto—. ¡Por todos los…!
Se calló.
—Señora —le dijo Augustus saludándola con la cabeza—, un ciego acaba de lanzar huevos al coche de su hija merecidamente. Por favor, entre en su casa y cierre la puerta o nos veremos obligados a llamar a la policía.
La madre de Mónica dudó un momento, pero cerró la puerta y desapareció. Isaac lanzó los últimos tres huevos a toda prisa, uno detrás del otro, y Gus lo acompañó de vuelta al coche.
—Ya ves, Isaac. Si le quitas (ahora llegamos al bordillo) el sentimiento de legitimidad, si le das la vuelta a la tortilla para que crean que están cometiendo un delito por mirar (unos pasos más), les llenas el coche de huevos, se quedarán confundidos, asustados y preocupados, y se limitarán a volver a sus (tienes la manilla justo delante) desesperadas y silenciosas vidas.

Con mis agradecimientos para Nea Poulain, por la idea para el ciclo de entradas "Tinta a la Carta".

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