~Entrada~
C de Cadáver
(Sue
Grafton)
—Mi
familia piensa que me falta un tornillo.
—Claro,
por eso recurres a mí y no a tu familia.
—Gracias
—dijo en voz muy baja.
Me enlazó
el brazo con el suyo y me lo quedé mirando. La cara se le había vuelto de color
rosa y tenía lágrimas en los ojos. Se las enjugó de cualquier manera, sin
mirarme. Me di cuenta por primera vez de lo joven que era. Un niño, un niño
destrozado, confuso y muerto de miedo.
Nos
dirigimos sin prisas hacia mi coche y advertí que algunos curiosos nos miraban
y volvían la cara con lástima y aprensión. Me entraron ganas de pegarle a
alguien.
~Plato
Fuerte~
El diablo
puede llorar
(Sherrilyn Kenyon)
—Sácame de aquí, Katra. Ahora mismo.
—No puedo.
—En ese caso, espero que seas capaz de vivir con la
exterminación de la raza humana en tu conciencia. —Señaló el sofá con el dedo
pulgar—. Yo me sentaré ahí hasta que todo haya acabado. ¿Tienes algunas
películas buenas con las que pueda entretenerme? Me ayudarán a no escuchar sus
gritos suplicando clemencia. Sobre todo los de los niños. Suelen ser los más
duros de pasar por alto.
Sus palabras le llegaron a lo más hondo y afectaron su
parte más humana. Ver a un niño sufrir le resultaba insoportable. Sin estaba
jugando sucio y dolía.
—Me dan ganas de matarte.
La expresión de Sin se tensó.
—Ponte a la cola. Tu madre está antes.
~Postre~
Wires and Nerve
(Marissa Meyer y Doug Holgate)
Siempre
me ha fascinado el concepto de los sueños.
Los
androides no pueden soñar, así que me paso mucho tiempo pensando cómo debe
sentirse eso. Pensamientos que no pueden controlarse…
—Bien, y
aquí comienza. No sucede nada en los próximos veinte minutos. Pero observa…
Los
deseos del subconsciente que surgen solo mientras duermes…
—Espera,
¿esos eran más mutantes? Esto sucedió luego de que Iko les disparara.
—No creo
que sean los mismos que te atacaron. Quizás estos sean refuerzos.
—Pero
¿cómo llegaron aquí? ¿Y a dónde fueron? La manzana entera estaba rodeada.
Fantasías
enterradas que son imposibles de ignorar.
Esto se
siente como en un sueño. No hay lógica. No hay una razón para este deseo.
—Espera.
Regresa. Estoy seguro de que esa puerta estaba cerrada. Cress, ¿puedes saber a
dónde conduce esa puerta?
—Déjame
revisar los planos.
Y aun
así, el deseo sigue allí.
Con mis agradecimientos para Nea Poulain, por la idea para el ciclo de entradas "Tinta a la Carta".
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