~Aperitivo~
Wild
Cards, Ases en lo alto
(Varios, edición de George R. R. Martin)
—¡No
puedo creerlo! —exclamó Travnicek, en alemán. El androide sintió que otro
respingo se avecinaba. Travnicek se quedó boquiabierto ante el televisor,
sorprendido.
—¡Te
estás cogiendo a la actriz! —dijo—. ¡Esa Cyndi como-se-llame!
El
androide se resignó ante lo que se avecinaba.
—Es
correcto —dijo.
—Eres
una maldita tostadora —dijo Travnicek— ¿Qué demonios te ha hecho pensar que
podías coger?
—Me
dio el equipo —dijo el androide—. Y me implantó emociones. Y encima me hizo
apuesto.
~Entrada~
Los
Miserables
(Victor Hugo)
A
la mañana siguiente, al rayar el día, Jean Valjean estaba todavía al lado de la
cama de Cosette. En su alma entraba una cosa nueva.
Jean
Valjean no había amado nunca. Hacía veinticinco años que estaba solo en el
mundo. Nunca había sido padre, amante, marido ni amigo. El corazón del viejo
presidiario estaba lleno de virginidades.
Cuando
vio a Cosette, cuando la tuvo consigo, la llevó y la libertó, sintió
removérsele las entrañas.
Gracias
a él, Cosette pudo marchar por la senda de la vida: gracias a ella, pudo él
continuar en el camino de la virtud. Fue el sostén de aquella niña, y la niña
fue su punto de apoyo. ¡Oh, misterio insondable y divino de los equilibrios del
destino!
~Plato Fuerte~
Neverwhere
(Neil Gaiman)
—¿Pues
de qué tienes miedo, entonces?
—El
camino hasta allí. Se instala cada vez en un lugar diferente. Va cambiando de
sitio. Y para llegar hasta el lugar donde se instalará esta noche… —Acarició el
collar de cuarzo que llevaba al cuello, nerviosa—. Tenemos que atravesar un
barrio muy peligroso.
Parecía
realmente asustada.
Richard
reprimió el impulso de pasarle el brazo por los hombros.
—¿Y
cuál es ese barrio? —preguntó.
Anestesia
se volvió hacia él, se apartó el pelo de los ojos y se lo dijo.
—Knightsbridge
—repitió Richard, y se echó a reír.
La
chica se dio la vuelta.
—¿Lo
ves? —dijo—. Ya te dije que te ibas a reír.
~Entremés~
Cazadores
de Sombras. Renacimiento 2. El Señor de las Sombras
(Cassandra Clare)
—Muy
bien, pequeños espías […]. ¿Dónde está Cristina? Ya he mirado en su cuarto.
Livvy
apuntó hacia arriba. Kit frunció el ceño; siempre había pensado que no había
nada en el tercer piso excepto el desván.
—Está
bien —asintió Emma—. Gracias. —Agitó nerviosamente las manos en los costados—.
Cuando atrape a Diego…
De
abajo les llegó una fuerte exclamación. Los cuatro se inclinaron hacia adelante
y vieron a la chica pálida pegarle a Diego una bofetada.
—Pero
¿qué…? —Emma pareció perpleja, y luego, de nuevo furiosa. Se dio la vuelta y
fue hacia la escalera.
Ty
sonrió; con sus rizos y sus ojos claros parecía un querubín pintado en la pared
de una iglesia.
—Esa
chica sí que estaba enojada —dijo, y parecía encantado de no haberse
equivocado.
Kit
se echó a reír.
~Postre~
El
resplandor
(Stephen King)
—No
vayas, Danny…
Una
nueva racha de viento le hizo cerrar los ojos, y luego la sombra que había en
la parada del autobús desapareció… si es que en realidad había estado allí. Se
quedó junto a la ventana durante un rato, pero no vio nada. Finalmente volvió a
meterse en la cama y se cubrió con las mantas. Se quedó mirando cómo las
sombras que arrojaba sobre el cielo raso esa luz lejana se convertían en una
jungla sinuosa llena de plantas carnívoras, que no querían otra cosa que
enredarse en torno a él, estrujarlo hasta quitarle la vida y arrastrarlo hacia
abajo, hacia una negrura donde destellaba, en rojo, una sola palabra,
siniestra: REDRUM.
Con mis agradecimientos para Nea Poulain, por la idea para el ciclo de entradas "Tinta a la Carta".
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