martes, 3 de mayo de 2011

La OSECI presenta... ¡Viva Aguascalientes'n! (II)

~En la entrada anterior…~

Las chicas de la OSECI, guiadas por la Fundadora y Líder Suprema (o sería más adecuado decir que fueron arrastradas por ella) se fueron a la bella ciudad de Aguascalientes, a celebrar el cumpleaños de una amiga de Bell en la reconocida Feria Nacional de San Marcos. Fueron conducidas (para su asombro) al área de antros, con lo cual se quedaron boquiabiertas.

Así las cosas, ¿cómo creen que les irá?

~En el centro de la zona de antros de la Feria Nacional de San Marcos…~

Cerca de uno de los extremos del paso a desnivel de la avenida Adolfo López Mateos, el Patronato de la Feria Nacional de San Marcos decidió instalar a los centros nocturnos donde los jóvenes van a bailar, a embriagarse (es la verdad, nadie se ofenda) e incluso a ligar. Los establecimientos forman un cuadrado casi perfecto cuyo centro lo ocupa una pequeña explanada por la cual, personas de todas las fisonomías y vestimentas caminan, se encuentran con amigos, bailan al son de un montón de canciones entremezcladas… y cosas así.

Pero claro, primero tenía que entrarse allí, a esa explanada adornada con unas pocas palmeras (que quién sabe a quién se le ocurrió ponerlas) para poder visitar un antro. Y para eso…

—Ustedes, quédense quietas.

La orden era para May, Joke y Pad, con mucho las más jóvenes de las SECI’s. Entre Rubí y Carmen las estaban engalanando para que aparentaran más edad y que no les pidieran identificación. Porque si los dos hombres guardias de la entrada le veían aspecto infantil a alguien, no dudaban en detenerlo. Aunque ese alguien en realidad tuviera treinta años.

—¿Listas, no? —inquirió Carmen, bastante satisfecha.

Pues sí, el maquillaje y unos cuantos ajustes a su ropa habían obrado el milagro. Caminaron con confianza entre los dos tipos enormes y mal encarados que custodiaban la entrada… y lograron pasarlos sin ser detenidas.

—¡Son estupendas! —les soltó Veerie a Carmen y a Rubí, sonriendo a más no poder.

—Con lo que he tenido que hacer a veces para un show… —la Diosa Menor de Marzo se encogió de hombros con modestia.

—Yo me arreglo con mucho cuidado si voy de fiesta —confesó Rubí.

Llegaron a la explanada y tal como Bell y Rubí habían imaginado, ya estaba considerablemente llena. Aunque los grupos de personas se concentraban en las entradas de los locales, unas cuantas deambulaban por allí, hablando por celular y buscando a sus amigos.

—¡Eh, Baru, mujer, deja mi pobre brazo! —gritaba un tipo en tono desesperado.

Era una voz sorprendentemente familiar para las chicas de la OSECI…

—Anda, cariño, escuché que la comida de Las Costillas es estupenda.

—¿Dann? —se sorprendieron las SECI’s a la vez.

Bueno, todas menos una, que se encogió tanto que casi parecía acuclillada.

—¡Hola! —el dueño del Palacio, al oír que lo llamaban, se giró con gesto visiblemente aliviado —May dijo que vendría acá por el fin de semana, así que ya me estaba preocupando no verla. Baru y yo andamos en una de nuestras lunas de miel.

—¿Pues cuántas han tenido? —se rió Mery, en tanto Luna y Carmen miraban a May con el ceño fruncido.

—Unas cuantas —respondió Baru, mujer de semblante jovial y acento español, tomada del brazo de Dann —¿A qué antro piensan entrar? Hay algunos que se ven bien, pero su música… —hizo una mueca de disgusto.

—Sí, suele pasar —Bell y Rubí se encogieron de hombros, hablando a la vez.

—¿A cuál entramos, a cual? —Veerie estaba dando ligeros botes debido a la emoción, y por increíble que pareciera, contagiaba a Writer y a Luna.

—¡Allí, creo que esos chicos eran extranjeros! —Carmen no tardó en unírsele, siguiendo con los ojos a unos cuantos individuos de gran estatura y cabellos claros.

—Tenía que ser… —Dann negó con la cabeza, antes que él y Baru se despidieran y se fueran por su lado, tomados del brazo.

—¡Sí, a ese, a ese! —Veerie estuvo totalmente de acuerdo con la española.

Debería hacer una pausa ahora, en lo que las SECI’s y Rubí deliberaban si el local era adecuado, para describir un poco el aspecto de cada quien.

Carmen, primorosa como ella sola, lucía una blusa de lunares de un solo tirante, combinada con un pantalón negro entallado y unas botas blancas. Además, agitaba un bolso negro con un gran moño blanco.

Veerie llevaba puesta una falda morada con una blusa negra en cuya parte de la espalda brillaba un símbolo hippie amarillo. Sus zapatos, bajos y cómodos, eran amarillos y su bolso, morado, tenía cuentas plateadas que al frente formaban… adivinaron, cierto símbolo hippie.

Luna iba con algunos de los colores de su adorado Barça, distribuidos en una blusa bicolor de tirantes, un pescador rojo y unas sandalias azules, ¡ah! Y un bolso amarillo que agitaba en alto.

Writer, por otro lado, iba un poco más conservadora, con una camisa de mangas tres cuartos en color azul celeste, un pantalón azul marino y zapatos bajos azul claro. Su bolso, azul marino con algunas rayas más claras, era el más discreto del grupo, aún cuando era lo suficientemente grande para guardar la gruesa agenda de la OSECI, de la que nunca se separaba.

Joke y May, como las gemelas que nunca parecían, se habían puesto de acuerdo (de forma inconsciente, ya que las susodichas lo negaban rotundamente). Mientras que Joke vestía una amplia falda azul y una blusa blanca de mangas holgadas, May se había decidido por una blusa azul eléctrico y un pantalón blanco. Ambas llevaban zapatos blancos, pero en modalidades opuestas: May lucía unas zapatillas con un tacón apenas existente, en tanto Joke, como casi siempre, se había decidido por zapatos muy similares a los de ballet.

A Mery le gustaba ir cómoda, por lo que usaba un pantalón de color azul petróleo, unos tenis y una playera (camiseta) de manga corta, y sujetaba una bolsa negra que combinaba con todo. ¡Ah! Pero su playera, color naranja pálido, tenía dibujadas un sinfín de notas musicales negras en uno de sus costados, siendo la clave de sol la que destacaba más, en la parte superior izquierda del pecho.

Pad se alisaba una y otra vez el blusón amarillo pálido que usaba, el cual habría pasado por un vestido sumamente corto de no ser por pantalón marrón que lo complementaba. Los zapatos, de un blanco brillante (pese a algunos pisotones recibidos), iban con la bolsa, que por broche tenía una gran flor amarilla de tela.

Bell se frotó los brazos en el instante en que se decidieron por el establecimiento, mostrando así que las mangas tres cuartos de su blusa marrón oscuro se alzaban con facilidad. La falda que llevaba, larga hasta por debajo de la rodilla, era de un blanco inmaculado con unas cuantas flores marrones bordadas en la parte baja. Contrastaba con su amiga Rubí, quien se veía coqueta con una blusa entallada roja de una sola manga, una minifalda negra y un bolso de mano de colores, a juego con sus zapatos.

Definitivamente, si cualquiera de ellas quisiera ligar, lo conseguiría. Y parecía que eso quería Carmen al seguir a los muchachos guapos y extranjeros al interior de un sitio que Bell miró con una ceja arqueada, antes de girarse hacia la cumpleañera.

—¿No se había quemado este lugar? —inquirió por lo bajo.

—Sí, pero ya sabes cómo son los dueños de estos lugares: no iban a dejar de ganar dinero en la feria.

—¿Segura que quieres entrar aquí?

A Bell no le daba muy buena espina el Inferno, tanto por el nombre como por otros detalles, pero como sus chicas se veían entusiastas, dudó. Terminó de decidirse cuando Rubí la tomó de un brazo y la arrastró con ella.

Siendo la cumpleañera, ¿cómo negarse a sus deseos?

Horas después, Bell desearía haberlo hecho.

~Continuará…~

1 comentario:

  1. ¡Oh sí! Nada más nos haces esperar Bell hahaha hasta plasmaste mi emocionante impaciencia y todo xD
    Me encantó mi vestimenta *-* Y... ¡gosh! el final me dio miedito hahahahahaha ¿qué locuras haremos? xD

    Muy buena esta parte de las SECIventuras (?) ¡coontii plzz! :D

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