sábado, 29 de marzo de 2014

Tinta a la Carta LV: Cena en tres tiempos

~Entrada~
Quizá para siempre
(Daniel J. Oropeza)
Cerró los ojos un momento y se quedó así, sin decir ni pensar mucho. Se acordó de Edward y pensó que él era como él. Sin manos de tijeras, pero su forma de actuar era como una tijera que cortaba muchas cosas, cosas que a veces no quería que se cortaran.
No supo cuánto tiempo pasó, pero cuando sintió que estaba somnoliento se levantó, fue hasta el sofá, en donde lo esperaba su cobija y una almohada con los colores raídos. Se acomodó lentamente, con paciencia, como si la vida se hubiese vuelto más lenta de lo que ya le parecía.
Se acostó y cerró los ojos lentamente. A su mente volvió la sensación que tuvo cuando besó a David. Suave y terso.
Sonrió.

~Plato Fuerte~
Disfruta de la noche
(Sherrilyn Kenyon)
Saeva scaeva —masculló entre dientes.
Saeve puer —replicó ella.
Valerio la miró boquiabierto.
—¿Acabas de insultarme en latín?
—Tú me has insultado primero. Aunque no creas que me ofende que me llamen «demonio deslenguado». En realidad, es casi un cumplido, pero no suelo quedarme callada cuando me insultan.
Estaba impresionado, aunque le pesara. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que se topó con una mujer que supiera hablar su lengua materna. Desde luego no le hacía ni pizca de gracia que lo hubiera llamado «niño maleducado», pero una mujer tan inteligente como para hablar latín ganaba puntos a sus ojos.

~Postre~
The Blessed
(Tonya Hurley)
—Las religiones son las personas. Algunas son buenas, otras no —señaló Sebastian —Como en todo lo demás. No se puede culpar a Jesús de todo ello.
—Tontos de remate los hay en todas partes —dijo CeCe.
—Un sermón al que todos nos podemos sumar —coincidió él.
—¿Sabían que el que hace de cura mayor en “El Exorcista” interpretó a Jesús en esa película de “La historia más grande jamás contada”? Lo conocí en un preestreno —añadió Lucy.
—Solo a ti se te ocurriría dejar caer que conoces a Jesucristo —espetó Cecilia.

Con mi agradecimiento para Nea Poulain, por la idea para el ciclo de entradas "Tonta a la Carta".

jueves, 27 de marzo de 2014

Describiendo a... (e-XVII)

Título: Criadas y Señoras (en el idioma original, The Help).

Autor: Kathryn Stockett.

Sinopsis: Skeeter, de veintidós años, ha regresado a su casa en Jackson, en el sur de los Estados Unidos, tras terminar sus estudios en la Universidad de Misisipi. Pero como estamos en 1962, su madre no descansará hasta que no vea a su hija con una alianza en el anular. Aibileen es una criada negra, una mujer sabia e imponente que ha criado a diecisiete niños blancos. Tras perder a su propio hijo, [...] siente que algo ha cambiado en su interior. [...] Minny, la mejor amiga de Aibileen, es bajita, gordita y probablemente la mujer con la lengua más larga de todo Missisipi. Cocina como nadie, pero no puede controlar sus palabras, así que pierde otro empleo. A pesar de lo distintas que son entre sí, estas tres mujeres acabarán juntándose para llevar a cabo un proyecto clandestino que supondrá un riesgo para todas. (Extracto del resumen).

sábado, 22 de marzo de 2014

Tinta a la Carta LIV: Merienda en cuatro tiempos

~Aperitivo~
Once vidas
(Mark Watson)
[…] Con el transcurso de los días, Jacqueline se sintió cada vez más avergonzada por haber deseado que abrieran la escuela el día de la nevada y disponer así de unas horas extras de soledad… […] ¿Qué clase de madre está tan emperrada en escribir 2,500 palabras sobre vino chileno que su hijo llega a casa con la mejilla partida? ¿Qué clase de madre tiene un premio a su «lucidez de pensamiento y prosa» en la chimenea pero no se le ocurre qué decir a su hijo, desmoralizado en la mesa de la cocina mientras juguetea con los guisantes de su plato? Y ahora se va a probar un restaurante del Soho —que se llama Chico’s, por el amor de Dios; ya lo odia— mientras su hijo se atrinchera en su cuarto? […]
La hiriente reseña del restaurante ya está escrita, en cierto sentido […]. Se escribió cuando Xavier no pudo salvar a Frankie de la paliza en la nieve.

~Entrada~
Trilogía del Malamor 2. La raíz del mal
(José Ignacio Valenzuela)
Rayén decidió que ya no valía la pena seguir recordando cada uno de los eventos que la dejaron exactamente donde quería estar: bajo el techo de la misma familia que provocó su mayor tragedia. Fueron ellos, los Schmied, los que impidieron que Ernesto pudiera desposarla en el lejano verano de aquel lejano 1939. Fueron ellos los que desgraciaron su vida y la condenaron a vivir en el infierno de la desesperanza. Fueron ellos los que, protegidos por sus muebles de caoba, sus alfombras persas y sus ropajes de gruesas y costosas telas, consideraron que ella era simplemente una salvaje que merecía el desprecio y el olvido.
Y ella no olvida. No olvida nunca.

~Plato Fuerte~
La Hechicera
(Michael Scott)
—¿Y qué te hizo cambiar de opinión? ¿No te pagaba suficiente para traicionar a tu esposa, a tu familia, a tus amigos?
El dolor se apoderó de la pálida mirada de aquel desconocido.
—He cometido errores, Alquimista, eso es cierto. Y he pasado vidas enteras intentando compensarlos. La gente cambia… Bueno, la mayoría de la gente —especificó —Excepto tú. Tú siempre has estado tan seguro de ti mismo y de tu función en este mundo. El gran Nicolas Flamel jamás está equivocado… o si lo está, jamás lo admitirá —añadió en voz baja.

~Postre~
Trono de cristal
(Sarah J. Maas)
—[…] Mató al capataz de su grupo y a veinticinco centinelas antes de que la detuvieran. Estaba a un paso de la muralla cuando los guardias la dejaron inconsciente de un golpe.
—¿Y? —preguntó Dorian.
Celaena sintió que le hervía la sangre.
—¿Cómo que «y»? ¿Sabes qué tan lejos está la muralla de las minas? —el príncipe la miró perplejo. Ella cerró los ojos y suspiró exageradamente —Desde mi pozo estaba a ciento diez metros. Hice que alguien lo midiera.
—¿Y? —repitió Dorian.
—Capitán Westfall, ¿qué distancia suelen recorrer los esclavos que intentan escapar de las minas?
—Un metro —murmuró el otro —Los centinelas de Endovier son capaces de abatir de un disparo a un hombre antes de que lleve recorridos dos metros.

Con mis agradecimientos para Nea Poulain, por la idea para el ciclo de entradas "Tinta a la Carta".

miércoles, 19 de marzo de 2014

Describiendo a... (LXXXII)

Título: La huella de un beso (en el idioma original, Der Weihnachtshund).

Autor: Daniel Glattauer.

Sinopsis: Kurt es el perro más perezoso que ha existido jamás. Max quiere escapar de la rutina, los traumas, la Navidad y volar a las Maldivas, pero ¿quién cuidará de Kurt mientras él esté de vacaciones? Katrin busca un pretexto para no pasar su cumpleaños 30 con sus padres, que no entienden cómo es posible que la hija perfecta siga soltera y sin compromiso. Su padre odia a los perros así que Kurt es la excusa perfecta. [...] (Extracto de la contraportada de mi ejemplar).

sábado, 15 de marzo de 2014

Tinta a la Carta LIII: Comida en cinco tiempos

~Aperitivo~
Los Reyes Malditos I. El Rey de Hierro
(Maurice Druon)
—¡Papa Clemente! ¡Caballero Guillermo! ¡Rey Felipe! ¡Antes de un año yo os emplazo para que comparezcáis ante el tribunal de Dios, para recibir vuestro justo castigo! ¡Malditos, malditos! ¡Malditos hasta la decimotercera generación de vuestro linaje!
Las llamas penetraron en la boca del gran maestre y sofocaron su último grito. Luego, durante un tiempo que pareció interminable, se debatió contra la muerte.
Por fin se dobló en dos, la cuerda que lo sujetaba se rompió y Jacobo de Molay se hundió en la hoguera. Solo se veía su mano, que permanecía alzada entre las llamas, y ahí estuvo hasta quedar ennegrecida.

~Entrada~
Fusión
(Julianna Baggott)
—Vamos a necesitar toda la ayuda que podamos reunir —comenta Il Capitano.
—¿Qué pasa? —pregunta Perdiz —¿Ayuda para qué?
—Wilda tiene un Nuevo Mensaje de la Cúpula, de parte de tu padre —le explica Pressia.
—¿De mi padre? ¿Cómo lo saben? —es consciente de que ha respondido como a la defensiva.
—Tiene la misma estructura que el primer mensaje —interviene Il Capitano —Veintinueve palabras y la cruz con el círculo.
—La cruz celta… Es irlandesa —aclara Lyda.
—Las Fuerzas Especiales se la llevaron a la Cúpula y la arreglaron.

~Plato Fuerte~
Festín de Cuervos (Canción de Hielo y Fuego IV)
(George R. R. Martin)
—¿Por qué estáis tan seguros de que fue el Perro? —lo que describían parecía más propio de Gregor que de Sandor. Sandor siempre había sido despiadado, desde luego, pero el verdadero monstruo de la Casa Clegane era su hermano.
—Lo vieron —señaló Ser Arwood —Ese yelmo que lleva es inconfundible e inolvidable, y unos cuantos sobrevivieron para contarlo. La niña a la que violó, unos chiquillos que se escondieron, una mujer que encontraron atrapada bajo una viga, los pescadores que vieron la carnicería desde sus botes…
—No lo llaméis carnicería —pidió Lady Mariya en voz baja —Es un insulto para los carniceros honrados. Lo de Salinas fue obra de una bestia disfrazada de ser humano.
«Vivimos en tiempos de bestias —reflexionó Jaime —De leones, lobos y perros rabiosos; de grajos y cuervos carroñeros.»

~Entremés~
Cazadores de Sombras 3. Ciudad de Cristal
(Cassandra Clare)
—Jamás me devolviste las llamadas —dijo —Te llamé muchísimas veces y tú nunca me devolviste las llamadas.
Magnus miró a Alec como si éste se hubiera vuelto loco.
—Tu ciudad está siendo atacada —dijo —Las salvaguardas no funcionan y las calles están repletas de demonios. ¿Y tú quieres saber por qué no te he llamado?
Alec apretó la mandíbula en una obstinada línea.
—Sí, quiero saber por qué no me devolviste las llamadas.
Magnus levantó las manos en un gesto de exasperación. […]

~Postre~
Ana Karenina
(Lev Nikoláievich Tolstoi)
En el fondo, lo que más le irritaba contra los suyos, es que su conciencia le decía que tenían razón. Su amor por Ana no era una atracción pasajera, destinada, como tantos otros amoríos mundanos, a desaparecer sin dejar más rastro que algunos recuerdos dulces o penosos. Comprendían perfectamente todas las torturas de su situación, todas las dificultades a los ojos del mundo al cual necesitaba ocultarlo todo, ingeniándose en la mentira, en el engaño, en la invención de toda clase de astucias. Y aunque su mutua pasión era tan violenta, que solo en ella pensaban, se veían obligados a ocuparse de los demás.
Esa frecuente necesidad de disimular y de fingir, le volvieron con fuerza al pensamiento. Nada había más contrario a su naturaleza, y recordó el sentimiento de vergüenza que frecuentemente había sorprendido en Ana, cuando ella también se veía precisada a mentir.
Desde que empezaron sus relaciones con Ana, experimentaba a veces una extraña sensación de repugnancia y repulsión que no podía definir. ¿Contra quién…? ¿Contra Alexei Alexandrovitch? ¿Contra sí mismo? ¿Contra el mundo entero…? No lo sabía.

(Con mis agradecimientos para Nea Poulain, por la idea para el ciclo de entradas "Tinta a la Carta").

miércoles, 12 de marzo de 2014

Describiendo a... (LXXXI)

Título: Soñando despierta.

Autor: Carla Medina.

Sinopsis: [...] ¿En qué momento la realidad se transforma en un cuento? Tal vez eso ocurre cuando una chica tímida, que se siente invisible, atrapada en su inseguridad y marcada por ausencias, enfrenta la vida y, sin proponérselo, encuentra el amor. Ella tiene un cabello que danza con el viento. Él la observa pensativo. Sus miradas se cruzan, sus corazones gritan las ganas de estar juntos. Se conocen, fijan una fecha para verse, para ver si logran vivir ese famoso cuento de hadas del cual todo el mundo habla, pero ella no llega a la cita... [...] (Extracto de la contraportada de mi ejemplar).

sábado, 8 de marzo de 2014

Tinta a la Carta LII: Almuerzo en cuatro tiempos

~Aperitivo~
Yo, Robot
(Isaac Asimov)
—¿Estarán vivos, entonces?
—¡Seguro!
—¿Y el salto interestelar no los dañará?
Quedó helada al ver que el Cerebro permaneció en silencio. ¡Era eso! Había tocado el punto sensible.
—Cerebro —suplicó —Cerebro, ¿me oyes?
La respuesta fue débil, vacilante. El Cerebro dijo.
—¿Tengo que responder? Sobre el salto, me refiero.
—Si no quieres, no. Pero sería interesante, desde luego —trataba de hablar animadamente.
—Brrr… Lo has estropeado todo.

~Entrada~
Reckless
(Cornelia Funke)
La zorra pasó la cabeza por la mano sin vida de Jacob. Una última polilla se elevó en su pecho y, de repente, Fux retrocedió. Un escalofrío recorrió el cuerpo inerte. Los labios se abrieron buscando aire y sus manos se agarraron a las briznas de hierba.
¡Jacob!
Fux saltó sobre él con tanta fuerza que lo hizo soltar un quejido.
No habría tumba. ¡Ni hierba húmeda sobre su cara!
Lo mordió en la barbilla y en las mejillas. Lo quería devorar de amor.

~Plato Fuerte~
Graceling
(Kristin Cashore)
—He oído decir que tienes un ojo verde, como las praderas de Terramedia, y el otro azul, como el cielo.
—Sí, alteza.
—He oído también que puedes matar a un hombre con la uña del dedo meñique.
—Sí, alteza —contestó ella con una sonrisa.
—¿Eso te lo facilita?
La joven escudriñó al anciano que se mantenía encorvado en la silla y le replicó.
—No le entiendo.
—Tener unos ojos bonitos, quiero decir. El hecho de saber que posees unos ojos muy hermosos, ¿te aligera la responsabilidad que supone tu gracia?
Katsa rompió a reír.
—No, alteza. Viviría tan feliz sin lo uno ni lo otro.

~Postre~
Mandrágora
(Laura Gallego García)
—¿Cuánto tardaré en poder hablar como un hombre instruido?
—Pues… Eso depende de con cuánta dedicación estudiéis, alteza. En unos meses…
—¿Meses? —cortó Marco, frunciendo el ceño —Solo tengo dos días.
—¿Dos días? —repitió Miriam, sin comprender —¿Por qué?
—Porque, dentro de dos días, Rosalía se irá —explicó Marco (el corazón de Miriam fue súbitamente atravesado por un puñal invisible) —Y tengo que demostrarle que no soy ningún «vanidoso ignorante». Sé que, si su padre le dice que se tiene que casar conmigo, ella no podrá negarse. Pero aun así, quiero que me respete, quiero demostrarle que no soy un estúpido. ¿No estás de acuerdo…? —se detuvo un momento y la miró —¿Cuál era tu nombre?
El corazón de Miriam se rompió en mil pedazos.

(Con mis agradecimientos para Nea Poulain, por la idea para el ciclo de entradas "Tinta a la Carta")

miércoles, 5 de marzo de 2014

Describiendo a... (LXXX)

Título: Mandrágora.

Autor: Laura Gallego García.

Sinopsis: Cornelius, el sabio de la corte del rey Héctor, desaparece en extrañas circunstancias. Se busca un sustituto inmediato. El erudito Zacarías llega a la corte acompañado de su hija, la joven aprendiz Miriam. En las sombras, alguien conspira contra el rey para derrocarlo y apoderarse del reino. [...] (Extracto de la portada de mi ejemplar).

sábado, 1 de marzo de 2014

Tinta a la Carta LI: Desayuno en tres tiempos

~Entrada~
Donde los árboles cantan
(Laura Gallego García)
Viana habría jurado que los árboles giraban voluntariamente cada una de sus hojas, como una bailarina movería sus dedos al son de la música. Solo que, en este caso, la música la producían ellos mismos. El aire silbaba entre sus hojas, y los árboles las hacían repiquetear como campanillas o las enrollaban para que sonaran como pequeñas flautas, o las sacudían y retorcían para obtener sonidos extraños y maravillosos. Todo ello conformaba un fascinante coro que mantuvo a Viana extasiada durante un buen rato, hasta que comprendió lo que estaba sucediendo.
El viento jamás había sonado de aquella manera en ningún otro lugar del mundo.
Eran los árboles. Estaban cantando.

~Plato Fuerte~
Tokio
(Graham Marks)
[…] Al presenciar esa escena sentía ganas de intervenir, pero era mejor dejar todo en manos del padre de la chica. Si las cosas fueran al revés, no le gustaría que otra persona interrogara a su hijo.
—De acuerdo. Tal vez debí haberle dicho que no se fuera, pero estaba desesperado por lo de Charlie…
Suzy dejó su bolsa, tomó uno de los cafés, bebió un sorbo y miró a Tony.
—Dijo que ya no aguantaba ver a su mamá llorar por Charlie, y escucharla hablar de ella como si ya estuviera muerta. Y, es que no entienden, él ya no quería esperar a que todo lo hiciera alguien más.
—¿Y? —preguntó Tony, inclinándose.
—Y él, bueno, cómo explicarlo, se fue para allá, para intentar encontrarla.
—¿A dónde fue, Suzy?
—A Tokio, papá. Se fue a Tokio.

~Postre~
Cartas cruzadas
(Markus Zusak)
Algo fluye entre mis dedos mientras sostengo el sobre y me dispongo a abrirlo. Hace una noche fresca, primaveral.
Siento un escalofrío.
Veo mi reflejo en la pantalla del televisor y en la foto de mi familia.
Doorman duerme.
La brisa del exterior está más cerca.
El frigorífico zumba.
Por un momento tengo la sensación de que todo se detiene para observar cómo introduzco la mano en el sobre y saco un naipe viejo.
El As de diamantes.

Con mis agradecimientos para Nea Poulain, por la idea para el ciclo de entradas "Tinta a la Carta".