jueves, 30 de junio de 2016

Describiendo a... (e-LXIV)

Título: Eragon (en el idioma original, igual).

Autor: Christopher Paolini.

Sinopsis: En el reino legendario de Alagaësia la guerra se está gestando. Los jinetes protectores de la paz del Imperio y los únicos capaces de controlar a los inteligentes dragones, se han extinguido o han pasado a formar parte de las tropas del y los vardenos, un grupo disidente, se ocultan en ciudades protegidas. Cuando Eragon, un joven de 15 años que vive en una pequeña aldea, se encuentra con una piedra preciosa en medio del bosque a donde ha ido a cazar, poco se espera que ese suceso vaya a cambiar su vida y el destino de Alagaësia. [...] (Extracto de la introducción)

sábado, 25 de junio de 2016

Tinta a la Carta XC: Cena en tres tiempos

~Entrada~
Elsinore: un cuaderno
(Salvador Elizondo)
[…] Nos cuadramos… PFC Elizondo… 105… Reporting!... Saludó displicentemente y sin quitar la vista de lo que estaba escribiendo a máquina dijo con cuidadosa indiferencia: So you guys went AWOL and made it to LA?... You will report tomorrow at nine hundred to Coronel Hunter directly, in his office. At ease… take a seat you guys… y luego agregó una vez que nos habíamos sentado: Bet you don’t know what happened… Terminó de escribir su boletín, lo sacó de un tirón de la máquina, lo firmó con su novedosa ball–pen y nos contó lo que había pasado.

~Plato Fuerte~
Desde mi cielo
(Alice Sebold)
—¿Por qué no te levantas? —me preguntó el señor Harvey, rodando hacia un lado y agachándose sobre mí.
Habló con voz suave, alentadora, la voz de un amante a media mañana. Una sugerencia, no una orden.
Yo no podía moverme. No podía levantarme.
Al ver que no lo hacía (¿fue solo eso, que no siguiera su sugerencia?) se inclinó y buscó a tientas en el saliente que tenía encima de la cabeza, donde guardaba su cuchilla y la espuma de afeitar, y cogió un cuchillo. Desenfundado, me sonrió, curvándose en una mueca burlona.
Él me quitó el gorro de la boca.
—Dime que me quieres —dijo.
Se lo dije en voz baja.
El final llegó de todos modos.

~Postre~
(Cuento de invierno). El método de respiración
(Stephen King)
El nacimiento es maravilloso, caballeros, pero jamás, ni siquiera mediante un gran esfuerzo de la imaginación, lo hallé bello. El útero de una mujer es como un motor. La concepción lo pone en marcha. Se mueve de forma lenta al principio… pero, cuando el ciclo creativo se aproxima al clímax del nacimiento, el motor acelera y acelera y acelera. Su anterior ronroneo se convierte en firme zumbido, luego en retumbar y su actividad y funcionamiento produce al final un bramido aterrador y vociferante. Una vez que el motor se pone en marcha, toda futura madre comprende que su vida está en juego. O da a luz al hijo y el motor se acallará de nuevo, o seguirá acelerando con mayor estruendo y dificultad hasta explotar, matándola de sangre y dolor.

El relato que voy a contarles es la historia de un nacimiento, caballeros, en vísperas del nacimiento que la humanidad lleva celebrando durante casi dos mil años.

Con mis agradecimientos para Nea Poulain, por la idea para el ciclo de entradas "Tinta a la Carta".

miércoles, 22 de junio de 2016

Describiendo a... (CLXXIII)

Título: Descansa en paz (en el idioma original, Hanteringen av odöda).

Autor: John Ajvide Lindqvist.

Sinopsis: Algo muy extraño está ocurriendo en Estocolmo: en medio de una inusual ola de calor, la gente se da cuenta de que no puede apagar la luz ni los aparatos eléctricos. De repente, una noticia sacude a la nación: [...] los muertos están resucitando. [...] (Extracto de la contraportada de mi ejemplar).

sábado, 18 de junio de 2016

Tinta a la Carta LXXXIX: Merienda en cuatro tiempos

~Aperitivo~
El mago de Oz
(Lyme Frank Baum)
QUE DOROTHY VAYA A LA CIUDAD ESMERALDA
La vieja se quitó la pizarra de la nariz, y cuando hubo leído las palabras escritas en ella preguntó:
—¿Es así como te llamas, mi amor…, Dorothy?
—Sí —respondió la niña, levantando la vista y secándose las lágrimas.
—Entonces debes ir a la Ciudad Esmeralda; tal vez Oz te ayude.
—¿En dónde está esa ciudad? —preguntó Dorothy.
—Ella se encuentra precisamente en el centro del país, y está gobernada por Oz, el Gran Mago, del que ya te he hablado.
—¿Es un hombre bueno? —preguntó Dorothy, súbitamente animada.
—Tú debes caminar —dijo la bruja sin responder a la pregunta—. Es un largo viaje, a través de una comarca que a veces resulta agradable, pero a veces es sombría y terrible. Sin embargo, yo usaré todas mis artes mágicas para que no te pase nada malo.

~Entrada~
Multiverso
(Leonardo Patrignani)
—Una dimensión paralela… Anda ya, Marco. Bonita historia, de verdad, esta vez te has superado —el tono de Alex era sarcástico y resignado al mismo tiempo.
—¡No estoy inventando nada, amigo! —exclamó con creciente agitación—. Existe documentación científica, hay montones de libros e investigaciones sobre el tema. Son cosas que sigo desde hace años, desde el día del accidente, desde que me hice esta pregunta por primera vez.
—¿De qué pregunta hablas? […]
—¿Existe un mundo donde nos hemos quedado en casa aquel día y hoy puedo caminar como una persona normal? ¿Un mundo donde mis padres aún están vivos?
—¿Y has encontrado una respuesta?
—Sí, la he encontrado, ¡ya lo creo!
La voz de Marco temblaba. Su emoción era demasiado intensa. Nunca había confiado a nadie nada de eso. A nadie, ni siquiera a Alex, le había contado que había sido precisamente el accidente lo que lo había impulsado a realizar ese tipo de estudios.
—Es el Multiverso, Alex.

~Plato Fuerte~
Trilogía del Malamor 3. El árbol de la vida
(José Ignacio Valenzuela)
—Esto es lo que le permite a Rayén cambiar de cuerpo —dijo la muchacha—. Te presento el origen de la transmutación.
Fabián se quedó unos instantes en silencio, procesando la información que acababa de recibir. Estiró un dedo con cierto resquemor y palpó la superficie de la vaina. Al tocarlas, percibió el tamaño de las semillas que se alineaban al interior de aquella vaina, e inventó algunas explicaciones para justificar que algo de apariencia tan inocente pudiera provocar un resultado tan brutal y contundente como la modificación de un cuerpo humano.
Sin embargo, lo que nunca imaginó ni en sus más desorbitadas fantasías, fue que solo en unos cuantos días estaría soplando sobre el rostro de su amada, lleno de desesperación y tristeza, el polvo de esas mismas semillas, para luego ser testigo de la experiencia más aterradora de toda su existencia.

~Postre~
Gump & Co.
(Winston Groom)
—Señor Gump, éste es Tom Hanks —anunció Elaine.
—Encantado de conocerlo —respondí, y le presenté al pequeño Forrest. […]
—¿Es usted actor? —pregunté.
—Sí. No le quepa la menor duda —contestó Tom Hanks—. ¿Y usted?
Después de escuchar durante un rato el relato sucinto de mi accidentada carrera, Tom Hanks dijo:
—Bueno, señor Gump, no se puede negar que es usted un tipo especial. Quizás alguien debería hacer una película sobre su vida.
—¡No! —respondí—. ¿A quién iba a interesarle semejante sarta de tonterías?

Con mis agradecimientos para Nea Poulain, por la idea para el ciclo de entradas "Tinta a la Carta".

miércoles, 15 de junio de 2016

Describiendo a... (CLXXII)

Título: La abadía de Northanger (en el idioma original, Northanger Abbey).

Autor: Jane Austen.

Sinopsis: [...] es una reacción en contra del romanticismo "gótico", donde Jane Austen hace una parodia de esta clase de propuestas novelísticas [...]. [...] Catherine Morland, ávida lectora de novelas góticas, se asume como prospecto de heroína romántica, y con ello nos recuerda a otros personajes enloquecidos por sus lecturas [...]. (Extracto de la contraportada de mi ejemplar).

sábado, 11 de junio de 2016

Tinta a la Carta LXXXVIII: Comida en cinco tiempos

~Aperitivo~
Flavia de los extraños talentos
(Alan Bradley)
—¡Oh, madre de Dios! Discúlpeme usted, coronel De Luce, pero… ¡Oh, madre de Dios!
Papá y yo tuvimos que apartarla para ver al otro lado. Era un pájaro, una agachadiza chica, y estaba muerta. Yacía de espaldas en el umbral de la puerta, con una desagradable mirada vidriosa y las alas desplegadas como si fuera un pequeño pterodáctilo. La larga aguja negra que era su pico apuntaba directamente al cielo. La brisa matutina agitó algo clavado en él…, un trocito de papel.
No, no era un trocito de papel. Era un sello de correos.
Papá se agachó para verlo mejor y reprimió una exclamación. De repente se llevó las manos, que le temblaban como las hojas de un álamo en otoño, a la garganta y su rostro se tornó del color de la ceniza mojada.

~Entrada~
Inferno
(Dan Brown)
En la oscuridad, Langdon sintió cómo la droga se propagaba por su cuerpo casi instantáneamente, arrastrándole de nuevo a ese profundo pozo del que había emergido. Resistiéndose, se esforzó por mantener los ojos abiertos e intentó incorporarse, pero su cuerpo pesaba como el cemento.
Langdon se dio la vuelta y volvió a encontrarse de cara a la ventana. Como ahora las luces estaban apagadas, su reflejo había desaparecido del cristal y había sido reemplazado por la silueta de una ciudad.
En un mar de torres y cúpulas, una fachada iluminada una torre almenada y con matacán, que se elevaba hasta los noventa metros de altura.
Langdon se incorporó de golpe, lo cual provocó una explosión de dolor en su cabeza. Haciendo caso omiso al suplicio palpitante que sentía, se quedó mirando la torre.
Conocía bien esa estructura medieval.
Era única en el mundo.
Lamentablemente, también se encontraba a seis mil quinientos kilómetros de Massachusetts.

~Plato Fuerte~
El nombre del viento
(Patrick Rothfuss)
Me llamo Kvothe, que se pronuncia «cuouz». Los nombres son importantes porque dicen mucho sobre la persona. He tenido más nombres de los que nadie merece. […]
[…] Una vez mi padre me dijo que significaba «saber». […]
He robado princesas a reyes agónicos. Incendié la ciudad de Trebon. He pasado la noche con Felurian y he despertado vivo y cuerdo. Me expulsaron de la Universidad a una edad a la que a la mayoría todavía no los dejan entrar. He recorrido de noche caminos de los que otros no se atreven a hablar siquiera de día. He hablado con dioses, he amado a mujeres y he escrito canciones que hacen llorar a los bardos.
Quizá hayas oído hablar de mí.

~Entremés~
Los relámpagos de agosto
(Jorge Ibargüengoitia)
La linterna iluminó una fosa recién cavada. No pude más. Ante la desfachatez, el cinismo y la cobardía, no pude más. Con un rápido movimiento de mis músculos bien ejercitados, empujé a mi acompañante al agujero. Y él, que toda su vida fue un abogadillo y tenía un cuerpo fláccido, se precipitó con un chapoteo en el fango asqueroso. La linterna se apagó y probablemente también se perdió. Yo me alejé a tientas, sin hacer caso de Pérez H. que gritaba estúpidamente.
—Lupe, ayúdame… ¿Por qué me empujas?... ¿Qué te traes, desgraciado?..., etc. —con insultos que iban subiendo de tono. Lo hubiera matado de haber tenido con qué.
Éste fue el segundo mandoble que me asestó la Fortuna, porque al día siguiente, la Cámara, en sesión plenaria de emergencia, nombró Presidente Interino a Pérez H.

~Postre~
Vampyr
(Carolina Andújar)
En esos momentos, lo último que necesitaba era estar atrapada entre cuatro paredes sin escapatoria alguna. ¿Y si el diablo aparecía de nuevo? ¿Y si Susana estaba escondida debajo de mi cama en ese mismo instante? Además, ¡necesitaba poder hablar con Carmen o con Marie para tratar de aclarar las cosas que habían pasado! La señorita Krumlauf asió a Carmen de la muñeca y se la llevó, no sin que antes nos dirigiésemos una mirada de mutua compasión. Al salir, nuestra institutriz le puso llave al cerrojo por fuera, dejándome completamente sola… y a merced del enemigo. Ese oscuro día de octubre cambió nuestras vidas para siempre. Ese día cumplí dieciocho años.

Con mis agradecimientos a Nea Poulain, por la idea para el ciclo de entradas "Tinta a la Carta".

miércoles, 8 de junio de 2016

Describiendo a... (CLXXI)

Título: Elsinore: un cuaderno.

Autor: Salvador Elizondo.

Sinopsis: [...] Las vivencias marcadamente autobiográficas de un adolescente en la Elsinore Navy and Military School, internado al que lo envía su padre a estudiar la secundaria. Después de varias aventuras y sucesos logrará lo impensable, una hazaña inédita en la historia del instituto: escapar.

sábado, 4 de junio de 2016

Tinta a la Carta LXXXVII: Almuerzo en cuatro tiempos

~Aperitivo~
Las batallas en el desierto
(José Emilio Pacheco)
Miré la avenida Álvaro Obregón y me dije: Voy a guardar intacto el recuerdo de este instante porque todo lo que existe ahora mismo nunca volverá a ser igual. Un día lo veré como la más remota prehistoria. Voy a conservarlo entero porque hoy me enamoré de Mariana. ¿Qué va a pasar? No pasará nada. Es imposible que algo suceda. ¿Qué haré? ¿Cambiarme de escuela para no ver a Jim y por tanto no ver a Mariana? ¿Buscar a una niña de mi edad? Pero a mi edad nadie puede buscar a ninguna niña. Lo único que puede es enamorarse en secreto, en silencio, como yo de Mariana. Enamorarse sabiendo que todo está perdido y no hay ninguna esperanza.

~Entrada~
Reckless. El hilo de oro
(Cornelia Funke)
—Has hecho este largo camino en vano —los ojos del rostro hilado eran redondos y negros como los de su guardiana de ocho patas—. Yo no puedo ayudarte. Quieres cortar lo que nadie puede cortar.
—Lo sé —respondió el hada—. Pero a cambio te daré la única hebra que no puedes hilar. […]
La Tejedora se estremeció, pero quizá se debió al viento que atravesaba su cuerpo entretejido.
—Tu red se debilita si le quitas un hilo. […]
—¡Dame otros! Rojo, azul, verde, hasta blanco, pero no el de oro.
—Tú misma tendrás que hilar la hebra que lo sustituya. Yo no hago el diseño ni los hilos. Me limito a tejerlos.
Llevaba sus tijeras colgadas al cuello como si fueran joyas: doradas, de plata, tijeras de madera y de marfil. Las que soltó de la cadena eran de oro.
La Tejedora las hizo sonar como un pico de pájaro.
—Te debilitará más de lo que tú crees.
—Lo sé —dijo el Hada Oscura—. Corta.

~Plato Fuerte~
Crónicas marcianas
(Ray Bradbury)
—Soñé con un hombre
—¿Un hombre?
—Un hombre alto de uno ochenta.
—Qué absurdo. Un gigante, un gigante deforme.
—Sin embargo… —replicó la señora K buscando las palabras—, parecía normal. A pesar de la altura. Y tenía… oh, ya sé que te parecerá una tontería, pero… ¡tenía los ojos azules!
—¿Ojos azules? ¡Dioses! —exclamó el señor K—. ¿Qué soñarás la próxima vez? Seguro que los cabellos eran negros.
—¿Cómo lo adivinaste? —dijo la señora K, excitada.
Él respondió fríamente: —Elegí el color más inverosímil.
—¡Pues eran negros! —exclamó ella—. Y tenía la piel blanquísima. Era de verdad muy distinto. Vestía una especie de uniforme, y bajó del cielo y me habló amablemente.

~Postre~
Crónica de una muerte anunciada
(Gabriel García Márquez)
El nombre no apareció en ninguno [sumario], pero es evidente que era un hombre abrasado por la fiebre de la literatura. Sin duda había leído a los clásicos españoles, y algunos latinos, y conocía muy bien a Nietzsche, que era el autor de moda entre los magistrados de su tiempo. Las notas marginales, y no solo por el color de la tinta, parecían escritas con sangre. Estaba tan perplejo con el enigma que le había tocado en suerte, que muchas veces incurrió en distracciones líricas contrarias al rigor de su ciencia. Sobre todo, nunca le pareció legítimo que la vida se sirviera de tantas casualidades prohibidas a la literatura, para que se cumpliera sin tropiezos una muerte tan anunciada.

Con mis agradecimientos para Nea Poulain, por la idea para el ciclo de entradas "Tinta a la Carta".

miércoles, 1 de junio de 2016

Describiendo a... (CLXX)


Título: Utopía (en el idioma original, Multiversum. Utopia).

Autor: Leonardo Patrignani.

Sinopsis: La realidad en que viven Alex, Jenny y Marco, a sus dieciocho años, es bastante cómoda: una nueva vida alejada de aquel dramático recuerdo del 2014 que ahora está oculto en su alma. [...] En otros lugares, o en otros tiempos, sus cuerpos han envejecido y el mundo se encuentra bajo la tiranía de alguien que teme el poder de estos chicos. Ellos han atravesado las dimensiones paralelas, han abarcado los confines del tiempo excavando en el pasado. El sentido de su viaje está a punto de serles revelado. [...] (Extracto de la solapa de la contraportada de mi ejemplar).