miércoles, 21 de marzo de 2012

Describiendo a... (IX)

Título: Rojo (en el idioma original, Red).

Autor: Ted Dekker.

Sinopsis: La epopeya continúa... Thomas Hunter está atrapado entre dos realidades estremecedoras, y cada una enfrenta un debacle de proporciones épicas. [...] Continúa el viaje entre dos realidades. Sumérjase en un lago de entendimiento. Enfréntese cara a cara con un adversario que es doblemente más inteligente y diez veces más fuerte. Pero recuerde, el tiempo se está agotando. (Extracto de la solapa interior de la portada de mi ejemplar).

Editorial de mi ejemplar: Grupo Nelson.

¿Qué les puedo decir? Rojo es la continuación de Negro, así que espero hayan leído esa seudo-reseña primero, o si no, andarán un poco perdidos. De por sí, la trama en general está para perderse (Bell rueda los ojos)...

Como sea, seguimos aquí con los "viajes" que hace Thomas entre dos realidades, sin estar realmente seguros de cuál es la "buena", la auténtica. En una, Thomas ayuda al mundo a encontrar soluciones para que un virus liberado por terroristas no acabe con más de la mitad de la población; en otra, se ha convertido en un consumado general que defiende las selvas donde vive su gente de aquellos que no quieren ser su gente. ¿Complicado, no? En realidad sí, aunque quizá, por mi afán de no revelar detalles importantes, me ando enredando más.

En la realidad que todos conocemos, nos vamos adentrando un poco más a lo que hay tras la liberación del virus, sobre todo cómo se está manejando el asunto de manera política. Hay varios intereses en juego, los verdaderos conspiradores están quitándose la máscara... Y la salvación de los humanos del planeta, el antivirus, parece no salir de ninguna parte (maldito sea Thomas y su memoria, y lo digo por algo de lo que él se entera en Negro y ahora no puede recordar).

En la realidad donde estaban los murciélagos negros y malos, hay dos clases de personas que luchan entre sí: los encostrados, aquejados por una enfermedad que les causa dolor y daña sus mentes, y los del bosque, que siguiendo unas sencillas reglas (entre ellas bañarse diario con el agua de ciertos lagos), no están enfermos. Los dos grupos tienen ideas contrarias y como los encostrados quieren acabar con los bosques y los lagos, los del bosque tiene qué defenderse, ¿no? Sin embargo, hay quienes creen hacer lo correcto para ambos bandos, aún ganándose el repudio de... pues de ambos bandos, porque nadie sabe quiénes son en realidad hasta mucho después, lo cual conmociona... ¡Vaya que conmociona!

El libro se la pasa cambiando de escenarios, pero no lo hace de manera brusca. Casi siempre te dan señales de que vas a leer algo de tal o cual realidad. Lo que sí me dejó boquiabierta (o alucinada, que para efectos prácticos, es casi lo mismo) es la cantidad de detallitos que van saliendo y que tal vez sean la clave para saber, de una vez por todas, cuál realidad es la buena: si donde la gente va a morir por un virus o donde dos clases de humanos no dejan de pelear a muerte entre sí con tal de sobrevivir.

Dios, no creí que fuera tan difícil hablar de Rojo diciendo únicamente lo básico. Supongo que es difícil seguir eso de "picar la curiosidad diciendo poco pero a la vez mucho". Lo único que me queda por agregar es que, igual que en Negro, el final de Rojo es no apto para cardíacos y que por supuesto, enseguida comenzaré a leer el que sigue en la serie (Blanco) a ver cómo salen todos de semejantes atolladeros (lo digo por lo de las dos realidades, vaya...).

Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.

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