Estando en Agua Imaginaria, con el día por despuntar,
La Huesuda se paseaba, pensando en quién atrapar.
Primero fue al Palacio, a cazar a Doño Dann
Y luego pasó a la Alcaldía para a May poderse llevar.
Con esos trabajos hechos, pasó por la plaza
Observó a Janni y a Stiven abrazados en una banca.
Orgullosa la Calaca blandió su gran guadaña
Y con ellos, en su lista, sumó otras dos almas.
Andando, se detuvo en un bar a comprar bebida
Donde Luna, la Messias, a su marido Leo veía
La Catrina, sin tapujos, la condujo a la salida
Pero no de aquel lugar, sino del camino de la vida
La Muerte, concienzuda, su lista consultaba
Cuando Mery se le cruzó con un paso de danza
La tomó de la mano para que diera unas vueltas
Y Mery, ingenua, terminó así sus piruetas.
Después, en el dispensario, Joke terminó tiesa
Frente a una ingenua Pad, que del susto cayó muerta
La Parca estaba feliz, era un buen día de caza
Y eso que todavía no terminaba la jornada
En las oficinas del periódico se pararon las imprentas
Por orden del Inquisidor, el bueno de Seba
La Muerte no quiso que su visita se divulgara
Así que al Inquisidor arrastró con ella sin tardanza
Baru a su marido apenas tuvo tiempo de llorar
Porque La Huesuda decidió que la debía acompañar
Luego la Calaca recordó a la esposa de Doño Dann
Pobre Catta, apenas nombrada y muerta ha de acabar
La Catrina se acicaló, le tocaba otra visita
A la residencia de la OSECI se dirigió deprisa
De picnic con sus galanes Carmen vio que venía
Pero no pudo avisar, ante la Parca cayó redondita
La Muerte siguió su camino y en pleno karaoke
Halló a Veerie cantando y en su guitarra tocando acordes
A la Catrina no le gustó la melodía que oía entonces
Así que la cortó de tajo, sacando el aire de sus pulmones
Writer tuvo la mala suerte de arribar en ese instante
Y al ver muerta a la Sublíder Hippie, casi sale despavorida
“¿Qué narices pasó aquí?”, gritó de mal talante
La Calaca respondió dejándola sin un corazón palpitante
De pura casualidad había más gente en el caserón
La legendaria Nea Poulain con su látigo chasqueando
La Huesuda no se dejó, su guadaña empuñó en alto
Y Nea, aunque buena guerrera, a la Parca no venció.
Luego se divisó por allí a Mako–sama
Al divisar a la Muerte se quedó petrificada
Viendo la guadaña, recordó un personaje de manga,
Aunque eso no le bastó para salir bien librada
Finalmente la Muerte fue hacia la biblioteca
Donde encontró a Bell entre libros y muchas cuentas
Comentó “vente conmigo, quizá seas mi compañera
Le haces algo de honor a la Tierra de la Gente Buena”.
“¿Y eso qué tiene que ver?”, inquirió Bell, impaciente
“Si mi hora llegó, da igual” señaló, contundente.
“Sin embargo, déjame escuchar una última canción”
Y la joven de lentes puso a La Oreja de Van Gogh.
La Muerte reconoció enseguida la letra
Se trataba de “La Visita”, a ella hacía alusión
Entonces supo que Bell no pensaba evitarla
La aceptaría, aunque eso sí, no lo haría de buena gana
Y así, Agua Imaginaria se quedó sin Sacerdotisas,
Sin dueño del Palacio, sin periódico, sin turistas.
Eso a la Muerte le importaba un cacahuate
Y del pueblo se marchó, así, tan campante.
Sin embargo no tardó ni un día en regresar
A la OSECI entera no pudo soportar
Tampoco al Inquisidor ni al bromista Doño Dann
Mucho menos a sus esposas, que no paraban de gritar
Nea era una pesadilla, con su látigo amenazante,
Mako, aunque buena cuentista, tenía un no–sé–qué estresante
Janni y su señor juntos causaban un coma por diabetes
Así que los devolvió al mundo y les deseó mucha suerte
“A Agua Imaginaria no pienso regresar”
Aseguraba la Calaca con un rápido andar
“Esperaré a que sean viejos y no puedan ni hablar
Así sus locuras no tendré que aguantar”
No hay comentarios:
Publicar un comentario