miércoles, 18 de enero de 2017

Describiendo a... (CXCII)

Título: Educar a los topos.

Autor: Guillermo Fadanelli.

Sinopsis: [...] Narra la historia de un estudiante de secundaria inscrito en una escuela militarizada a principios de los años setenta. Allí, entre regaños, aventuras y peleas, comenzará a descubrir las desazones del mundo real a través del lente privilegiado de la literatura. (Extracto de la contraportada de mi ejemplar).

Editorial de mi ejemplar: Fondo de Cultura Económica, del volumen 3 de la colección 18 para los 18.

¿Qué les puedo decir? Van suficientes seudo-reseñas como para que se sepan la historia de la colección 18 para los 18 que ahora tengo. Así las cosas, no es de extrañar que la suerte no le haya sonreído a ninguna de las primeras novelas de los volúmenes de la misma... ¿verdad? (Bell se fija en lo más inesperado, déjenla ser).

En Educar a los topos, un muchacho se entera que iniciará la secundaria en un internado militar, aunque él en sí no será interno, Al principio le había parecido buena idea, más que nada porque su padre se la vendió así, pero conforme transcurre su estancia en el centro educativo, va describiendo lo que se encuentra y que es completamente opuesto a lo que su progenitor le describió. Acaba aborreciendo la escuela, aunque procura guardarse su descontento para así no preocupar a la familia, aunque después, algo acaba revelando que quizá no sea la mejor opción de educación para él.

Pese a que esta novela es corta y se puede una identificar más con ella por ser mexicana, no acabó de gustarme. ¿Qué quieren que les diga? Lo más cercana que estuve del protagonista es el comprender que a veces, cuando una escuela es de alumnos de un solo género, pueden darse situaciones un tanto peculiares, por no decir descontroladas (su servidora estuvo en una preparatoria/bachillerato femenino). Sin embargo, aunque cuando se oye "militar" se espera un ambiente muy estructurado y rígido, en Educar a los topos salta a la vista que el colegio presentado es muchas cosas, pero militar muy poco. Además, siendo sincera, de tener hijos varones no los mandaría a una escuela como esa, no con todo lo que el protagonista dice que vio y le pasó. No, olvídenlo.

Dato aparte: el título. A veces, aunque sea un poco ambiguo, terminas sabiendo el por qué de un título conforme lees, pero en esta ocasión, sospechas la razón hacia el final, y no de forma tal que te cause una buena impresión. Al menos eso pasó conmigo. Recuerdo haber leído cierto párrafo y pensar "¿en serio por eso se llama así este libro?", con mucha incredulidad, eso sí. Ahora comprendo cuando en algunos fics, la gente no tiene ni idea de por qué titulé algo como lo hice hasta avanzada la trama, pero aquí Fadanelli creo que se le pasó la mano.

Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.

(Leída en 2016)


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