jueves, 28 de mayo de 2015

Describiendo a... (e-XLV)

Título: El Proscrito (en el idioma origina, The Outcast).

Autor: Louise Cooper.

Sinopsis: Para huir del terrible destino al que el Círculo lo había condenado, Tarod logra detener el péndulo que rige el ineludible fluir del tiempo. Y el tiempo deja de existir. Tarod, prisionero en un limbo sin ayer ni mañana, vive resignándose a su inmortalidad... cuando un warp, la terrible tempestad desencadenada por las fuerzas del caos, arrastra a dos seres humanos, un hombre y una mujer, hasta el Castillo de la península de la Estrella. [...] Encerrados los tres en el Castillo, provocarán nuevos y terribles acontecimientos hasta lograr que el tiempo reemprenda su lento e inexorable camino. (Extracto de la introducción).

Formato: Digital (epub)

¿Qué les puedo decir? Increíblemente, después de El Iniciado, agarrarle el gusto a El Proscrito fue pan comido. En ello ayudó el BUAtón, actividad organizada por Blogueros Unidos Argentina (su cuenta de Twitter es @bloguerosargent; hay un grupo en Facebook al que, aunque cerrado, puedes entrar con una simple solicitud sin importar que no seas argentino), personas bastante agradables que, como el nombre indica, en su mayoría son del país sudamericano y que a principios del año alentaron a leer en maratón porque, si no estoy mal informada, en enero ellos tienen verano, lo cual equivale a tiempo libre y muchas ganas de entretenerse. Además, llevaba mucho tiempo dándole largas a la trilogía, ¿por qué demorar más de la cuenta en avanzarla?

Esta entrega de El Señor del Tiempo comienza con la presentación de Cyllan, una joven boyera a la que se conoció de manera breve y casi sin gracia en El Iniciado. Ella anda en una ciudad de una provincia del mundo imaginario donde se desarrolla todo, por cierto giro de los acontecimientos termina topándose con el hijo y heredero del gobernante de la provincia, Drachea (vaya nombre para un varón, en serio...) y ambos, sin deberla ni temerla, se ven atrapados por una tormenta sobrenatural conocida como Warp, que los traslada, contra todo pronóstico, al Castillo del Círculo, uno de los sitios más enigmático y extraño del mundo, del cual, por cierto, no se ha sabido nada en semanas, todo para que ellos dos se topen solamente con un alma allí: nuestro protagonista, Tarod.

Si les digo la verdad, hay puntos en la historia que se me hicieron un poco confusos o apresurados, pero la trama me atrapó casi desde el primer capítulo, así que lo único que me interesaba era avanzar para saber cómo se darían los acontecimientos. porque para empezar, ¿cómo fue posible que dos personas aparentemente sin mucho poder atravesaron una barrera seudo-mágica que ni el mismo conjurador podía deshacer? Esa pregunta, así como algunas otras, se van respondiendo conforme la historia avanza, aunque también hay otras cuestiones que comienzan a mostrarnos un panorama más allá de lo que los mismos personajes quizá no se dan cuenta. Eso y que demonios, ¡cómo me cayó mal Drachea! Por su comportamiento con Cyllan, más le valía haberse quedado calladito en una esquina, pero no... (Bell aquí se muerde la lengua figurativamente para no soltar spoilers).

Con semejante final, El Proscrito me anima sin dudarlo a que lea la conclusión de la trilogía, El Orden y El Caos, sin pérdida de tiempo, porque bien mirado, ¿las cosas para Tarod van mejorando o acabarán por torcerse todavía más? ¿Caerá finalmente a manos de sus enemigos? ¿Qué pasará con los personajes que conocemos? ¿Y conoceremos a algún personaje más?

Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.

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