jueves, 17 de febrero de 2022

Describiendo a... (e-XCVIII)

Título: L de Ley (o fuera de ella). (En el idioma original, L is for Lawless).

Autor: Sue Grafton.

Sinopsis: La detective Kinsey Millhone se aprestaba a ser dama de honor en la boda del hermano de su casero cuando, pocos días antes, acepta investigar para un vecino, Chester, por qué en los archivos militares ha desaparecido todo rastro de Johnny Lee, su padre recién fallecido y veterano de la segunda guerra mundial. ¡Adiós planes de boda!, porque, de pronto, alguien ha entrado en casa del difunto dejándolo todo patas arriba y Chester descubre, en una caja de caudales, una llave con esta misteriosa inscripción: LEY. [...] (Extracto de la introducción).

Formato: epub.

¿Qué les puedo decir? ¿Les ha pasado que están hablando con alguien de X tema y minutos después, por alguna razón, el tema del que charlan es uno completamente opuesto? Te das cuenta del dato con cierta confusión y asombro, y te quedan dos opciones: te encoges de hombros y sigues hablando como si nada, o intentas volver al tema original. La sensación de algo así fue el leer este libro del Alfabeto del Crimen, así que atentos, por favor.

Kinsey tiene planes para una semana que se ha tomado libre, cercana a Acción de Gracias (festividad norteamericana); entre ellos, está el asistir a una boda. Entonces va su vecino y casero, un viejecito al que aprecia mucho, a pedirle que le eche la mano a los parientes de un vecino que murió recientemente con lo de un trámite gubernamental, y ella se interesa lo suficiente en el asunto como para ir a informarse un poco más, todo para pensar, por un momento, en que el asunto quizá no tendría remedio y debían olvidarse del mentado trámite. Pero por alguna razón, Kinsey sigue indagando y de pronto, de apoyar en la búsqueda de datos para un trámite, pasa a meterse a un asunto totalmente diferente, pero eso sí, que algo de relación sí tiene con el difunto por el que inicialmente se involucró en esto.

Como dije antes, el libro me hace sentir, en cierto punto, que por lo visto se han olvidado qué empezó el lío en primer lugar. El asunto inicial (el ya mencionado trámite gubernamental) no tarda en pasar a segundo plano, aunque una cosa es segura: de no haberse iniciado, Kinsey y unos cuantos más habrían seguido en la ignorancia respecto a cierta parte de la vida del difunto que no coincide del todo con lo que se sabía de él. Ajá, es lo que pasa con muchos otros muertos y/o desaparecidos en los libros sobre Kinsey Millhone: en cuanto X personaje está fuera de escena, salen los esqueletos de su armario, por decirlo de alguna forma. Nadie habría podido prever lo que pasaría Kinsey conforme siga indagando y, en cierto punto, cuando la arrastren a averiguar (de alguna manera). Esta mujer, en serio, no puedo imaginarla ya ejerciendo alguna carrera que no tenga que ver con husmear y rastrear, porque su sentido de la intromisión la ha metido en uno que otro lío (como el de este libro), pero se le da el salir bien al final... o por lo menos con vida (si leen este libro hasta el final, sabrán de lo que hablo).

Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.

(Leído en 2018)

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