jueves, 10 de febrero de 2022

Describiendo a... (e-XCVII)

Título: K de Kinsey (en el idioma original, K is for Killer).

Autor: Sue Grafton.

Sinopsis: Lorna Kepler era guapa y obstinada, una solitaria a quien le gustaba coquetear con el peligro. [...] El caso es que, cuando encontraron su cadáver, estaba tan descompuesto que nadie pudo averiguar si había fallecido de muerte natural o no, y se archivó el caso. Sólo la madre, Janice Kepler, seguía interesada y convencida de que su hija había sido víctima de un crimen cuyo anterior autor permanecía en libertad. Cuando Kinsey le abrió la puerta de Investigaciones Millhone, no sabía que se vería arrastrada al infierno de los crímenes impunes, en los que sólo un pacto con el diablo puede apaciguar los inquietos fantasmas de las víctimas y liberar a los vivos que aquéllas han abandonado. [...] (Extracto de la introducción).

Formato: epub.

¿Qué les puedo decir? Es curioso, pero llegó un momento en el cual, el mencionar gente víctima de un crimen grave, ya no me sorprendió tanto a la hora de empezar un libro del Alfabeto del Crimen. Cierto, no todas las historias de la serie fueron así, pero vamos, si hay una investigadora privada, no siempre te vas a librar de posibles tintes criminales, ¿verdad?

A Kinsey la visita una mujer que está enfrentando el duelo: su hija ha muerto. Sin embargo, la mujer está convencida de que su hija fue asesinada, así que tras mucho meditarlo (y quizá enloqueciendo un poquito en el proceso), quiere hacer algo al respecto porque el caso no avanza y Kinsey resulta la elegida para adentrarse en la vida de la difunta, intentando reconstruir lo que pudo pasarle para acabar muerta. Poco se imagina la investigadora privada que, si bien hay datos interesantes a desvelar de la difunta, quizá ella misma no acabe bien al final.

Para ser sincera, este es uno de los libros del Alfabeto del Crimen en el cual me da algo de pena uno de los personajes principales que ni siquiera tiene voz o voto en la trama, por la sencilla razón de que es la muerta. Cierto es que, dependiendo de a quién le pregunta, Kinsey va recopilando distintos rasgos de la difunta que a primera vista, no parecen coincidir del todo, porque claro, muchos somos así, comportándonos según las circunstancias y la compañía. No ayudó al caso de Kinsey que la persona a quien investiga, en cierta manera, fuera una persona tan independiente como solitaria, así que pocos podían darle pistas de sus andanzas en el periodo en que murió, y tuvo que ir reconstruyendo los escenarios hasta que vislumbró lo que le pasó. La fallecida, como en otras ocasiones, tiene ciertas anécdotas que hacen pensar qué habría sucedido si hubiera seguido con vida, pero no es algo que se pudiera solucionar y la gente a su alrededor debió seguir adelante. Y al final, sientes que por lo menos, hay algo así como justicia para la mujer, lo que deja a Kinsey con cierta sensación agridulce, pero por lo menos, ya sin dudas sobre lo que realmente le pasó.

Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.

(Leído en 2018)

No hay comentarios:

Publicar un comentario