miércoles, 30 de enero de 2013

Describiendo a... (XLII)

Título: Cazadores de Sombras 3. Ciudad de Cristal (en el idioma original, The Mortal Instruments. City of Glass).

Autor: Cassandra Clare.

Sinopsis: Arriesgando su vida, Clary no duda en entrar en la Ciudad de Cristal sin permiso. Además, ha conocido a un misterioso y encantador cazador de sombras llamado Sebastian [...]. Pero otras urgencias la apremian: lidiar con la insolencia de Jace; reencontrarse con Simon; y sobre todo, conseguir que licántropos, vampiros, hadas, brujos y cazadores de sombras dejen a un lado sus diferencias [...]. (Extracto "modificado" de la contraportada de mi ejemplar).

Editorial de mi ejemplar: Editorial Planeta Mexicana (a través de Destino).

¿Qué les puedo decir? Tercera entrega de la saga de los Cazadores de Sombras, y si no me falla la memoria, el libro más largo (o al menos el más "gordo", físicamente hablando). De haber descubierto en el momento que lo compré que venía con defectos de fábrica (parte de la página cuatrocientos es prácticamente ilegible), lo hubiera llevado a la librería a cambiarlo, pero lleva meses en mi anaquel, en espera, así que no. Ahora, pasaremos a la historia en sí, a ver qué les parece.

Comenzamos en este libro viendo que Clary, por información llegada a ella en Ciudad de Ceniza, se dispone a ir por primera vez a Alacante, capital del país de los cazadores de sombras. Por otro lado, vemos que Jace no está demasiado contento de que la chica vaya a presentarse ante la Clave, de hecho intenta confabularse con Simon para impedir que Clary vaya... pero el asunto se tuerce cuando atacan a la comitiva que se preparaba para ir a Idris y, de manera inesperada, el grupo se marcha sin Clary, aunque con Simon a bordo de manera accidental. Clary se enfurece pese a que no la dejaron atrás a propósito, por lo que halla la forma de seguirlos.

A partir de allí, el escenario deja de ser Manhattan y pasa a ser el terreno de Idris, un sitio ubicado en Europa... si pudiera señalarse en un mapa. El terreno es más campestre que moderno, y la misma Alacante, al ser descrita, recuerda mucho a una de esas ciudades coloniales con añadidos un tanto modernos que, sin embargo, no le hacen perder el encanto. Además, no toda la trama se centra en los motivos de Clary para estar allí, sino que se van conociendo algunos aspectos que podrían ayudar a definir la inminente batalla entre las fuerzas de Valentine y el resto de los cazadores de sombras.

Tensión, gente, tensión por todas partes... He de admitir que cierto aspecto que Jace y Clary se traían (seguro saben cuál) le agregaba un poco de ¿interés?, sí, quizá. Pero era predecible que se resolvería (son los protagonistas, después de todo), aunque quizá no el cómo. Por otro lado, ¿es normal que los protagonistas no te acaben de gustar? Para mí no. Por lo general, simpatizo con los protagonistas, pero Clary a veces me parece demasiado nerviosa y hasta un poco desesperada; por su parte, Jace llegaba a exasperarme, aunque increíblemente, en Ciudad de Cristal lo toleré un poco más (Bell rueda los ojos).

Los personajes nuevos... no son muchos, no los relevantes, al menos, ya que van y vienen de manera demasiado acelerada, aunque justa (la mayoría de las veces). El que destaca es Sebastian, un muchacho que está emparentado con una importante familia de cazadores de sombras a quien Clary encuentra vagamente conocido... aunque Jace es el único que, por instinto, detecta que algo no anda bien con él.

La manera en que acaba Ciudad de Cristal podría tomarse como definitiva, aunque claro, en su epílogo se plantean cuestiones (algunas sutiles, otras muy obvias) que seguramente son resueltas en Ciudad de Ángeles Caídos, si no, ¿para qué hacer otro libro, Clare? (Bell rueda los ojos de nuevo, como si no fuera esa una especie de moda en la literatura juvenil actual...). Espero sinceramente que la cuarta entrega no me decepcione, aunque según las pocas críticas que he leído, cumple con las expectativas. Ya veremos.

Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.

P.D. Alec, Alec, Alec... (Bell recuerda cierta escena y se parte de risa). Soy fan de Alec. Punto.

1 comentario:

  1. Yo no hubiera resuelto lo de Jace y Clary, hubiera enfadado a millones de lectores y había sido todo muy incestuoso. Además que... ¿te imaginas si Jace SÍ fuera Jonathan? ¿si tuviera sangre demoniaca? Joder, eso estaría más bueno...

    En fin. Pero eso no paso porque Cazadores sigue siendo predecible.

    ¿Odiar protagonistas? Permiteme, soy experta. Odio a Harry Potter, a Bella Swan... (joder, es que es odiable con ganas), a Victoria d'Ascolli, a Vianna, a... Elena Gilberts (la morocha de la serie y la rubia de los libros), a Ever... (todo en Eternidad es odiable), a +sigue nombrando protas hasta el fin de los tiempos, Clary Fay incluida+

    Sebastian Verlac. Si no hubiera pasado lo de Max, quizá yo sería más fan de Jonathan de lo que ya lo soy.

    Por cierto, cuando leas Los orígenes... bueno... busca a Tessa en Ciudad de Cristal. Con ganas, la encontrarás :P

    Magnus es la ley. Y Alec, joder.

    Nea.

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