Título: Archivo ADO1905.
Autor: Daniel J. Oropeza.
Sinopsis: En una sociedad donde las personas saben cada vez menos de los secretos de quienes los gobiernan, donde hay secretos para proteger y justificar sus acciones, Julián se va a entrometer en cosas que tal vez nunca debió saber. Cuando su jefe nombró al Virus debió haberlo olvidado como el resto de sus compañeros hicieron; pero no lo hizo... (De la descripción).
Formato: Digital (epub).
¿Qué les puedo decir? Ya saben que soy seudo-fan (?) declarada de Dann (el Doño de las OSECIaventuras). Y que ese chico publica de vez en cuando alguna cosilla, ¿verdad? Pues bueno, cuando salió el relato que nos ocupa, lo descargué, pero como podrán imaginar, lo traje en Tarly nada más paseando, porque preferí leer otras cosas antes. Pero finalmente organicé un poco el orden de mis lecturas electrónicas y pues aquí tienen de qué trata esto.
En un futuro remoto, existe una Gran Nación que abarca (si no mal recuerdo) prácticamente toda América. En cadena televisiva nacional, se observa el juicio de un tal Julián, a quien se culpa de tener un Virus y que debe confesar a quién más "infectó", si es que quiere vivir. Pero mientras Julián se confiesa culpable (a sabiendas de que no servirá de nada decir que es inocente), se niega a decir quién más tiene ese misterioso Virus, como tampoco reconoce tener "cómplices". Finalmente, lo sentencian, le dan a escoger su modo de ejecución (bien modernos, les digo...) y sus últimas palabras son para un amigo que, tras observar el juicio, deja de ver la cadena nacional y proyecta lo que es una sucesión de mensajes electrónicos de Julián, de cuando salió de la Gran Nación a investigar una región de la Tierra supuestamente inhóspita (debido a lo que se insinúa fue una guerra catastrófica), que es cuando oye, por primera vez, algo de la verdadera naturaleza del susodicho Virus.
Como las distopías andan tan de moda, supongo que el Doño quiso lanzar su aporte al mundo (Bell rueda los ojos). Obviamente, por la extensión del relato, no iba a profundizar demasiado, pero con lo que nos muestra basta. Nos lleva a conocer una sociedad aparentemente sin problemas, sin sufrir, con todas las comodidades posibles pero sin verse afectadas por esa parte suya que se activa con las emociones... pues no las tienen. Las personas de la Gran Nación son desprovistas de la mayor parte de sus sentimientos casi desde la cuna, ¿y eso está bien? ¿Es verdad, por ejemplo, que si nos entorpeciéramos debido a los nervios del primer amor, no seríamos tan felices? Eso Julián lo deja claro cuando finalmente averigua de qué se trata todo eso del Virus y no está dispuesto a seguir viviendo en el engaño, aunque eso le cueste la vida. Y su amigo llega a pensar igual, pese a saber que la policía no tardará en llevárselo (el sistema de vigilancia ciudadana de la Gran Nación no tiene nada qué envidiarle a las telepantallas de 1984, la verdad).
Para pasar el rato y preguntarse qué será de la Humanidad cuando unos cuantos poderosos controlen todo, vayan de cabeza a leerse esto. No es muy largo y a veces hasta da risa (Doño, debes saber por qué la hilaridad, con esas referencias a LOVG y una a HP... Sin comentarios).
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
En un futuro remoto, existe una Gran Nación que abarca (si no mal recuerdo) prácticamente toda América. En cadena televisiva nacional, se observa el juicio de un tal Julián, a quien se culpa de tener un Virus y que debe confesar a quién más "infectó", si es que quiere vivir. Pero mientras Julián se confiesa culpable (a sabiendas de que no servirá de nada decir que es inocente), se niega a decir quién más tiene ese misterioso Virus, como tampoco reconoce tener "cómplices". Finalmente, lo sentencian, le dan a escoger su modo de ejecución (bien modernos, les digo...) y sus últimas palabras son para un amigo que, tras observar el juicio, deja de ver la cadena nacional y proyecta lo que es una sucesión de mensajes electrónicos de Julián, de cuando salió de la Gran Nación a investigar una región de la Tierra supuestamente inhóspita (debido a lo que se insinúa fue una guerra catastrófica), que es cuando oye, por primera vez, algo de la verdadera naturaleza del susodicho Virus.
Como las distopías andan tan de moda, supongo que el Doño quiso lanzar su aporte al mundo (Bell rueda los ojos). Obviamente, por la extensión del relato, no iba a profundizar demasiado, pero con lo que nos muestra basta. Nos lleva a conocer una sociedad aparentemente sin problemas, sin sufrir, con todas las comodidades posibles pero sin verse afectadas por esa parte suya que se activa con las emociones... pues no las tienen. Las personas de la Gran Nación son desprovistas de la mayor parte de sus sentimientos casi desde la cuna, ¿y eso está bien? ¿Es verdad, por ejemplo, que si nos entorpeciéramos debido a los nervios del primer amor, no seríamos tan felices? Eso Julián lo deja claro cuando finalmente averigua de qué se trata todo eso del Virus y no está dispuesto a seguir viviendo en el engaño, aunque eso le cueste la vida. Y su amigo llega a pensar igual, pese a saber que la policía no tardará en llevárselo (el sistema de vigilancia ciudadana de la Gran Nación no tiene nada qué envidiarle a las telepantallas de 1984, la verdad).
Para pasar el rato y preguntarse qué será de la Humanidad cuando unos cuantos poderosos controlen todo, vayan de cabeza a leerse esto. No es muy largo y a veces hasta da risa (Doño, debes saber por qué la hilaridad, con esas referencias a LOVG y una a HP... Sin comentarios).
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
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