Título: Calvario y Tabor.
Autor: Vicente Riva Palacio.
Sinopsis: Cuatro años de espantosa agonía, en que la víctima ha acabado por humillar al verdugo: he aquí el "Gólgota" del pueblo mexicano, de este pueblo mártir sobre cuya cabeza han dejado caer los farisaicos reyes de Europa, su anatema y el poder de su fuerza brutal. ¡La Victoria!, he aquí el "Tabor" desde cuya altura, México, el atleta de las libertades americanas, se ha transfigurado delante del mundo, y muestra a sus enemigos su rostro que resplandece como el sol. Este libro encierra la historia de esos dolores y de ese glorioso triunfo, revestida con las galas de la imaginación de un poeta ha sabido prestar a sus heroicos recuerdos, que son también de la Patria. [...] (Extracto de "Dos palabras", al inicio de mi ejemplar).
¿Qué les puedo decir? Lo de esta novela tiene una anécdota demasiado curiosa como para no ponerla antes de la seudo-reseña como tal, así que aquí va: la primera vez que la leí, fue porque un amigo de la universidad, al que llamaremos AJ, me prestó un ejemplar, porque "creo que te puede gustar, ya que lees mucho", o algo parecido. De eso han pasado años, me titulé en 2009, eso les dice algo, ¿verdad? Bueno, después de eso, recordaba el título, también que sí me había gustado (AJ acertó en eso), pero les juro por mi vida que olvidé prácticamente todo lo demás de la novela, ni los personajes principales podía recordar. Pasó mucho tiempo antes de que primero, consiguiera mi propio ejemplar (gracias a Gutenberg que esa colección de Porrúa no es demasiado cara y además, era producto nacional); luego, para que decidiera releerla, porque ya habrán notado que casi siempre ando con cosas nuevas y/o con series que me llevan un buen rato. Así pues, en la edición de julio del Maratón de Lectura del Foro de los Black de 2019, con temática de los TIMOs, fue mi elegido para Historia de la Magia (ficción histórica).
Ahora, después de esa introducción algo larga, pasemos a lo que interesa.
La novela en sí comienza presentando a una joven, Alejandra, que es conocida como una belleza ahí donde vive, con su padre y rodeada de unas cuantas personas que la aprecian. Llega un momento en que alguien quiere contarle "algo", pero el padre que conoce parece adelantarse, porque le revela que, por una barbaridad suya (una broma que se salió de control), un pobre hombre y su mujer desaparecieron, dejando atrás a una niña... que es ella. Alejandra se queda pasmada, como es de esperar, pero no tiene mucho tiempo de compadecerse por su pasado o quizá enojarse con el hombre que la había criado por años, porque debido a un pretendiente necio, un viaje con su padre adoptivo se convierte en un recorrido por un país que está en plena guerra, encontrando de paso problemas, personas aliadas, un amor, unas cuantas personas del pasado y quién sabe, hasta un final feliz.
Con la relectura, gente, reconozco que se refrescó mi memoria respecto a varias cosas, entre ellas un poco del elenco, de las enredadas conexiones que algunos de los personajes van revelando conforme avanza la trama y claro, el contexto histórico que Riva Palacio es tan amable en proporcionarnos: la guerra que se describe aquí es una que México peleó contra Francia, y que de hecho, abarca la famosa Batalla de Puebla (conmemorada el 5 de mayo), pero eso es otro tema. El punto es que, si bien los momentos de narrativa de combate nos pone en ambiente, tal vez no sean para todos: hay gente que detesta ver en las novelas las narraciones con tintes de libro de texto, pero al menos en esta, no me parece tan descabellado incluirlas, porque parte de eso nos ayuda a comprender por todo lo que tienen que pasar Alejandra y compañía para poder ser felices... y también, en parte, cómo es que algunos consiguen lo que quieren si es que la mayor parte de la autoridad está enfrascada en defenderse de una nación enemiga.
Para la gente que lee novela histórica con gusto, puede ser una opción para echar un vistazo a lo que México vivió en cierta época, porque bueno, tengo entendido que algunas de las batallas mencionadas (si no todas) en verdad sucedieron. Además, se sienten todavía más realistas porque unos cuantos personajes de importancia son precisamente soldados, así que sus puntos de vista son un modo de conocer cómo se desenvolvía la milicia en aquellos tiempos (mil ochocientos sesenta y algo, se me va el año exacto, no he repasado Historia de México desde hace años). También somos testigos de usos y costumbres de aquel tiempo, de cómo se comportaba la gente de tal o cual clase social, que tenían diferencias mucho más marcadas que ahora y que salían perdiendo varios porque repito, había una guerra de la cual cuidarse.
Lo que me sorprendió en la relectura (y seguramente más cuando leí la novela la primera vez) fue que Riva Palacio dio su merecido a los personajes que se debía, pero el canalla mayor (por llamarlo de alguna manera) se ganó un destino bastante crudo, cuando otros personajes "malos" sufrieron de otras maneras quizá menos crueles. Pero la verdad, considerando el contexto y lo que probablemente le harían algunos personajes de encontrarlo, el canalla mayor hasta puede que tuviera suerte. No sé, cosas que pensé fugazmente, aunque no suelo tenerle muchas consideraciones a personajes que son malos en serio, por el simple hecho de conseguir lo que quieren a toda costa.
Creo que esta novela mexicana no es muy conocida (al menos, no la oigo nombrar demasiado y eso que en redes sociales, convivo con mucho lector), y para recomendarla bien, le va a tocar una releída en otra ocasión, que a estas alturas, se me está olvidando de nuevo la mitad de la trama... y eso que creo que, si un día los productores de telenovelas le escribieran una adaptación, la vería completita, cuando normalmente no veo telenovelas.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
(Leído en 2019).
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